En diciembre, habrá 12 legisladores radicales pero Cornejo quiere a Verasay de jefa de bloque y la bancada podría tener sólo 6 bancas.
La UCR podría partirse otra vez en diciembre y quedarse con el bloque más chiquito de la historia del radicalismo, por lo menos, desde el retorno de la democracia. Mientras Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés miran con ansias sus propias chances de suceder a Martín Lousteau en la presidencia del partido, los 12 diputados radicales que permanecerán en la Cámara Baja no encuentran razones para unirse, pese a los esfuerzos que desde el entorno de varios legisladores presumen que hacen.
Cerca de un gobernador radical le dijeron a LPO que “todo se va resolver antes del 3 de diciembre”. Sin embargo, los cornejistas no soportan a Lousteau y los legisladores que respondían al esquema de Provincias Unidas trabajaron para arrastrar diputados al armado de Guillermo Seita hasta el fracaso electoral del 26 de octubre pasado.
En ese contexto, las heridas siguen abiertas y el mendocino Cornejo se ilusiona con la posibilidad de encumbrar a Pamela Verasay como jefa de bloque, algo que podrían respaldar Lisandro Nieri, Karina Banfi y Osvaldo Cipolini. Los cuatro ya integran la bancada que lideró hasta ahora el cordobés Rodrigo De Loredo, cuyo mandato vence el mes próximo.
El problema de esa jugada es la resistencia de los radicales más distantes con el gobierno de Javier Milei. A Lousteau, Mariela Coletta y Pablo Juliano, titular del bloque de Facundo Manes, les resultaría inaceptable.
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Al mismo tiempo, el actual senador y Coletta pertenecen a Evolución, el espacio que lidera Emiliano Yacobitti, pero Juliano alimenta su propia proyección. Un legislador que lo conoce bien desliza que podría conformar su monobloque, una forma de evitar la subordinación a un radicalismo complaciente con la Casa Rosada y el riesgo de diluirse en un espacio junto a Lousteau.
Por su lado, el correntino Diógenes González, ministro de Desarrollo del gabinete de Valdés, trajinó con entusiasmo para sumar al entrerriano Darío Schneider, funcionario del gobierno de Rogelio Frigerio, al diseño de Provincias Unidas, donde también se esperaba que recalaran los jujeños María Inés Zigarán y Jorge Rizzotti, pero en las distintas vertientes partidarias alertan que esa apuesta se habría desdibujado.
El rompecabezas radical emerge complicado y, además, habría que observar cómo se encuadra Guillermo Agüero, subsecretario del Ministerio de Economía de Chaco e integrante de la lista que acordó Leandro Zdero con Karina Milei y Lule Menem.
Una fuente al tanto de las negociaciones aseguró a LPO que “los 12 radicales que quedan están haciendo ingentes esfuerzos por estar juntos pero no puede conducir Pamela o un violáceo porque se van los radicales reales”. “Si no hay unidad, se parten en dos y el correntino se va con los dos jujeños, Juliano y los dos porteños”, acotó.
Los 12 radicales que quedan están haciendo ingentes esfuerzos por estar juntos pero no puede conducir Verasay o un violáceo porque se van los radicales reales. Si no hay unidad, se parten en dos y el correntino se va con los dos jujeños, Juliano y los dos porteños.
La estimación es que el bloque radical de la unidad inalcanzable no podría ser presidido ni por los cornejistas ni por Juliano o Lousteau, tampoco por alguno de los diputados más identificado con la defensa de las leyes de Javier Milei. Esa impugnación cruzada dejaría con chances solamente a la jujeña Zigarán y al correntino González, por provenir de gobiernos provinciales que no compartieron alianza electoral con los libertarios.
Un dirigente radical admitía ante LPO el riesgo de disolución que acecha a la UCR, que solo tuvo un bloque más pequeño que el que podría quedarle en diciembre durante el período de la década infame que fue desde el golpe militar de José Uriburu hasta 1935, mientras los yrigoyenistas permanecieron proscriptos. “En esta elección, la UCR no fue en ninguna alianza electoral y, si lo hiciera de nuevo en 2027, se podría quedar sin personería”, alertó.













































