Desde un celular una pareja tóxica o un amigo con malas intenciones puede atacar la salud mental de una persona y causarle un daño similar al maltrato físico
A diario, la manipulación emocional se cuela en la vida de miles de personas, muchas veces en entornos de pareja. Esta forma de abuso suele manifestarse tanto en situaciones presenciales como a través de canales digitales.
Hoy, el celular y las aplicaciones de mensajería como WhatsApp han creado espacios donde las tácticas de control son tan dañinas y difíciles de comprobar como en el trato cara a cara.
Quienes ejercen estas tácticas buscan derribar la confianza y el criterio de la otra persona, generando dependencia y miedo. Lejos de ser un simple juego de influencias, el abuso emocional puede arrastrar a la víctima hacia el aislamiento y la inseguridad total.
Según la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales (FRA), las consecuencias pueden igualar en gravedad a las provocadas por el maltrato físico. Entre las formas más insidiosas se encuentra el gaslighting, una estrategia que ha encontrado terreno fértil en la mensajería instantánea y las redes sociales.
Cómo identificar si una frase es manipulativa

El gaslighting consiste en acciones diseñadas para lograr que la víctima dude de su propia memoria y juicio. En el ámbito digital, esto puede materializarse a través de la negación de hechos ocurridos en chats, la edición o eliminación de mensajes, e incluso el envío de capturas manipuladas.
Palabras como “eso nunca te lo dije” o “estás inventando cosas” se usan para deslegitimar lo que la persona sabe que sucedió. Este tipo de manipulación tiende a hacer que la víctima se cuestione constantemente.
De acuerdo con la Asociación Americana de Psicología (APA), quienes sufren gaslighting suelen disculparse en exceso y mostrar inseguridad al relatar lo que creen que pasó. El efecto acumulativo genera una sensación de confusión que dificulta distinguir la realidad de la ficción creada por el abusador.
Qué pasa si se reciben mensajes que hacen dudar del criterio

En aplicaciones como WhatsApp, la manipulación puede centrarse en invalidar un punto de vista. Frases recurrentes como “estás exagerando”, “eres muy sensible” o “tienes mala memoria” buscan debilitar la confianza en la percepción.
Con el tiempo, esta duda llega a ser paralizante y puede provocar que la persona se retraiga y deje de compartir sentimientos o inquietudes. Los expertos advierten que el patrón se consolida cuando el manipulador responde a cuestionamientos con sarcasmo, burlas o ridiculización.
Así, se instala la idea de que cualquier intento de expresar molestia o desacuerdo es infundado. La víctima empieza a dudar de sí misma y termina otorgando más credibilidad a la visión de quien ejerce el control.
Por qué buscan alejar amistades con mentiras sobre ellos

El gaslighting no se limita a la pareja: en redes sociales y mensajería es común que el manipulador desacredite amistades o familiares, presentándolos como una amenaza.
Comentarios como “todos los que te rodean quieren hacerte daño” o “estarías mejor sin esas amistades” refuerzan el aislamiento. El objetivo es reducir el entorno de apoyo de la víctima y aumentar su dependencia emocional.
Este aislamiento suele intensificarse recortando el acceso a ciertos grupos, silenciando conversaciones o bloqueando a personas influyentes para la víctima. De este modo, se crea una burbuja donde la única perspectiva válida es la del abusador.
Qué pasa si buscan generar culpabilidad de algo que no lo requiere

Una de las señales más reveladoras del gaslighting es el sentimiento de culpa crónica. A través de mensajes y comentarios el manipulador consigue que la víctima asuma la responsabilidad de cualquier problema.
Frases como “si no me hubieras dicho eso, no me habría enojado” o “todo esto pasa porque no sabes comunicarte” son habituales en estas dinámicas. La persona afectada pide disculpas con frecuencia y acaba considerando que sus emociones y reclamos carecen de valor.
Esta internalización de la culpa incrementa la dificultad de identificar el abuso emocional y alimenta un ciclo del que resulta complicado salir sin ayuda profesional o el acompañamiento de personas de confianza.
