La Casa Rosada se enfrenta a la posibilidad de nuevas grabaciones de dimensiones desconocidas. Creen que los registros de Karina Milei “son inocuos”. Las hipótesis de los culpables y el brumoso clima al interior del Gabinete
El escándalo de los audios del ex director de la ANDIS, Diego Spagnuolo, tomó un matiz diferente cuando el viernes por la tarde se revelaron grabaciones en las que se escuchaba a Karina Milei. La paranoia posterior no fue por el contenido, sino por el hecho en sí: la persona más importante de la Casa Rosada -después de Javier Milei– había sido grabada en un encuentro privado. Ratifican que el audio revelado por el canal de streaming Carnaval fue un mensaje por sí solo.
El Gobierno tiene la certeza de que quien detenta esos audios tiene cerca de una hora de grabaciones sobre esa reunión. Aparentemente, según dicen fuentes inobjetables de la Casa Rosada, en esta reunión no se habrían hablado cuestiones sensibles.
La impresión de varios es que se trató de un encuentro hecho en la primerísima etapa de la gestión. “Parece una reunión no muy privada, donde Karina no está dando un discurso, pero sí bajando una línea de conducción a un grupo de personas”, describe un allegado a la Casa Rosada. Esta sería la hipótesis que predomina. Todavía no tienen la certeza de que esta grabación fuera al interior de Balcarce 50 y si se hizo con un teléfono. Presuponen que no habría “nada sustancial” en el resto del contenido de esa reunión, aunque no conocen si hay otras grabaciones más y a otros funcionarios.

La lectura que predomina al día de hoy en la Casa Rosada es que ese audio no fue producto de una pinchadura, sino que alguno de los participantes la grabó con su celular. Esto abre la incógnita de si esa persona se trata de una diferente a la que filmó a Spagnuolo. Si fuera otra, se ramificarían los escenarios en donde se podrían haber hecho otros audios.
Aun así, en el Gobierno todas las conjeturas apuntan a que los audios podrían haber sido movilizados por el entorno de una ex integrante de La Libertad Avanza que en su momento fue muy cercana a Milei, que podría tener terminales con el dueño de un importante canal de streaming y otras terminales políticas. Se especula que una vieja rencilla de un operador con un funcionario del Gobierno podría perjudicar a un integrante de la mesa chica del Gobierno, aunque solo son versiones. De ser así, la operación podría tomar un matiz diferente.
En lo que refiere a la revelación de los audios de Karina, en el círculo presidencial consideran que esta jugada resultó “un furcio”. “Hicieron una de más. Convirtieron todo el tema en una operación mediática. Al querer involucrar a Karina Milei con un audio que nada tiene que ver con el asunto, y que además es inocuo”, afirma una fuente. El episodio -marcan- sigue siendo trascendente porque alguien la grabó y luego lo difundió.
“Creo que buscan una guerra psicológica”, sentenció un importante alfil del oficialismo. Tanto por el temor de que exista un infiltrado al interior del Gobierno como por la incertidumbre que genera que existan más audios.
Para uno de los asesores presidenciales, esto lo hacen porque “el tema de los audios venía bajando”. Es decir, en la última semana se conocieron grabaciones comprometedoras, pero que no tuvieron ni de cerca el mismo impacto que los primeros, a excepción del de la hermana presidencial. Si bien es algo que se estudió, la Presidencia podría no hacer una denuncia por estas grabaciones.
La conjugación de estos asuntos produce un sinfín de efectos sobre el Gobierno.
Por un lado, la agenda mediática sigue estando abarcada por este episodio, que pega de lleno con el discurso contra “la casta” que predominó desde el minuto cero de la incursión política de Milei. Los estrategas electorales libertarios relativizan el efecto que tengan los audios en el comportamiento de las próximas elecciones. “No tengo en claro cuánto puede afectar la decisión de voto porque en buena parte no hay alternativas a La Libertad Avanza ahora. Quizás, lo que sí puede influir es que haya una mayor participación”, afirma uno de ellos.

Los libertarios creen cada vez menos que el 7 de septiembre pueda traer un primer puesto para La Libertad Avanza. Hay tres distritos en donde se ven claros vencedores: la Quinta, la Sexta y la Séptima. Pero para contabilizar votos totales, los que mueven el amperímetro son la Primera, donde Diego Valenzuela estaría batallando para rasguñar un primer puesto (aunque con cada vez menos optimismo); y la Tercera, donde la ventaja del Fuerza Patria sería más grande de lo esperado.
Menos evidente para el público general es el desgaste que esto genera al interior de la dinámica de la gestión y la operatividad en la mesa chica. “Al no saber quién grabó a Karina, esto hace que muchos, incluso los que pertenecen al círculo más íntimo, sean vistos como sospechosos”, afirma alguien que circula por la Casa Rosada. A este clima de paranoia se le suma el cortocircuito entre el sector del asesor Santiago Caputo con el de los primos Martín y Eduardo “Lule” Menem. Desde ambos lados concuerdan en que debe existir una determinación clara de roles y que esto solo lo va a poder terminar de determinar el propio Presidente, quien por ahora eligió la estrategia de culpar a Diego Spagnuolo y defender a Lule ante las acusaciones públicas.
La reorganización de la administración nacional y del Gabinete se producirá después del 26 de octubre, pero es un acuerdo prácticamente generalizado de que el Gobierno no puede seguir con esta dinámica hasta entonces. “En algún momento Javier va a tener que bajar el martillo”, afirma un funcionario que responde directamente al libertario, aunque cree que eso no va a existir en el corto plazo. Por caso, Milei decidió que se irá esta semana -del jueves al sábado- a Estados Unidos, y es una posibilidad de que en dos semanas vaya a Madrid a un foro de Vox.
Para esta semana, el Gobierno estará enfocado en que la agenda mediática se centre más que nunca en la campaña bonaerense y en la polarización que los libertarios quieren hacer con el oficialismo kirchnerista de la Provincia. Admiten que, de todas formas, no es una tarea sencilla. “No existe la campaña a legisladores bonaerenses. Es una rareza. El electorado no la entiende, no sabe quiénes se presentan, se la confunden con las nacionales. Esta campaña es particularmente complicada”, resume un importante actor del PRO que colabora con el Gobierno.