En medio de su pelea, ambos dirigentes de Camioneros se dieron un abrazo durante la protesta de la confederación del transporte en Plaza Constitución. Por qué el saludo se presta a múltiples interpretaciones
¿Reconciliación o pose para las fotos? Hugo Moyano y su hijo Pablo se mostraron juntos este miércoles en Plaza Constitución, donde el ala dura del sindicalismo, liderada por la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), organizó ollas populares “solidarias” como una expresión de protesta contra el Gobierno.
La presencia de los dos líderes del Sindicato de Camioneros, anticipada por Infobae, fue la nota distintiva de otra actividad en la que los sindicatos del transporte agrupados en la CATT, más sus aliados del Frente por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, tomaron distancia de la CGT, que volvió a una actitud dialoguista al haber aceptado formar parte del Consejo de Mayo con el Gobierno, los gobernadores, diputados, senadores y el sector empresarial.
Distintos testigos del reencuentro familiar afirmaron que Hugo y Pablo coincidieron poco después de la 12 donde estaban otros representantes de Camioneros y se abrazaron sonrientes, pero no compartieron juntos la actividad. Tras saludarse, inmediatamente cada uno se encontró con sus dirigentes más cercanos. Hugo se mostró junto con los líderes de la CATT, donde Camioneros está presente a través de Omar Pérez, y Pablo posó con Graciela Aleñá (viales) y la dupla Beto Pianelli-Néstor Segovia (metrodelegados).
Como suele hacer, Hugo Moyano apareció en el lugar acompañado por Jerónimo, su hijo menor, secretario de Juventud de la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, de una pésima relación con Pablo.

Ese fugaz saludo le permitió interpretar a algunos sindicalistas que no representó una reconciliación sino un gesto inevitable por el hecho de que ambos coincidieron en las ollas populares de la CATT. Un dirigente que conoce el mundo moyanista ya había anticipado a Infobae: “Hugo quiere marcarle la cancha a Pablo y no dejarle que recupere la iniciativa que perdió cuando renunció a la CGT”.
Cuando la CATT, liderada por Juan Carlos Schmid (Dragado y Balizamiento), decidió realizar unas 30 ollas populares en Plaza Constitución, el primero que anunció que iría fue Pablo Moyano desde un video publicado en la cuenta Infocamioneros, que pertenece al sindicato.
El ex cotitular de la CGT no llamó a ninguno de los organizadores para confirmarles su presencia, aunque en el video difundido en las redes se mostró muy tajante: sostuvo que “el Gobierno está atacando permanentemente a los más débiles, a los humildes, a los jubilados, a los trabajadores” y que “por eso hay que enfrentarlo y vamos a participar masivamente” de las ollas populares promovidas por la CATT.

Su padre, quien lo reemplazó tras su renuncia en la mesa chica de la CGT junto con Octavio Argüello en el triunvirato, se mostró en las últimas semanas más duro contra el kirchnerismo que contra el Gobierno. Pero luego de que su hijo mayor dijo que asistiría a Plaza Constitución, Hugo Moyano habló con los líderes de la CATT para avisarles que participaría de la jornada.
Padre e hijo están peleados desde hace 3 años, luego de que Pablo le recriminó a Hugo el papel de su esposa, Liliana Zulet, en la profunda crisis financiera de la obra social camionera en su condición de dueña de la empresa IARAI, a cargo de su gerenciamiento.
El enfrentamiento fue creciendo y derivó finalmente en la renuncia de Pablo Moyano a la CGT en noviembre pasado porque su padre no avaló su reclamo de que se hiciera un paro o una marcha contra el gobierno de Javier Milei. Luego, el líder de Camioneros fue apartando a dirigentes de distintas ramas que respondían a su díscolo hijo, como una forma de frenar una eventual rebelión de los “pablomoyanistas” en la interna del gremio.

Desde que renunció a la CGT, el hijo mayor de Hugo Moyano dejó de ir a sus oficinas del Sindicato de Camioneros, donde ejerce la Secretaría Adjunta secundando a su papá, y se dedicó sólo a presidir el Club Atlético Social y Deportivo Camioneros.
Su aislamiento se rompió el 13 de junio, cuando Pablo Moyano visitó a Cristina Kirchner en su departamento del barrio de Constitución pocas horas después de que se confirmara su condena judicial por corrupción.
En ese encuentro, el dirigente de Camioneros dijo haberle llevado a la ex presidenta el apoyo de su sindicato, aunque esa decisión no había existido e incluso el líder, Hugo Moyano, en esos días se puso al frente en la CGT de la resistencia a los sectores kirchneristas que presionaban por un paro en favor de Cristina Kirchner.

La nueva escalada de tensiones entre padre e hijo quedó graficada en un ácido comentario de Hugo Moyano ante sus colegas cegetistas en una reunión realizada en Sanidad, días después del encuentro entre Pablo y Cristina Kirchner. Tras criticar a la ex presidenta por el destrato al que sometió a los sindicalistas no K y cuestionar que nunca les dio lugares en las listas de candidatos, el jefe de Camioneros dijo: “Como ustedes saben, alguien de mi familia visitó a Cristina. Imagínense cómo nos cayó. Pablo la fue a visitar y a mí ni me llamó por el Día del Padre”.
Por eso la especulación abierta tras el reencuentro familiar es: ¿Hugo Moyano no quiso regalarle a Pablo la postal de su imagen al frente de la dirigencia de Camioneros en una actividad de sesgo opositor como las ollas populares? ¿O fue a Plaza Constitución y se mostró con su hijo porque quiere embestir contra el Gobierno?
Son las incógnitas obvias que deja el abrazo del que habla todo el sindicalismo y del que tomó nota también la administración libertaria, donde, gracias a su postura antikirchnerista y a su gesto de acordar paritarias a tono con la pauta oficial, es visto como alguien confiable.
