Augusto Maluccio lleva 20 años viviendo y construyendo con sus propias manos el lugar de sus sueños. Es el único palacio construido por una sola persona en todo el mundo.
Arte y artista. Así define Augusto Maluccio a su obra y a sí mismo. Su casa es también un lugar en constante construcción: lleva 20 años y planea continuar el tiempo que sea necesario para lograr su sueño.
Lo particular es que su hogar no es como el hogar de cualquier persona: es un palacio. Y no es heredado, no lo compró ni lo alquiló. Lo construyó él con sus propias manos y con su impronta. Lejos de que viva una reina, princesa o algún gran emperador, allí viven un escultor y su sueño.
En 1998, el ingeniero José Maluccio compró uno de los terrenos ubicados en la Loma de Martín Pescador y Sirena, en el centro de Pinamar, y comenzó las construcciones. En ese momento, Augusto tenía solo 17 años, pero tiempo más tarde ese se convirtió también en su gran proyecto.

“En ese pedazo de tierra encontró el espacio para construir su obra maestra, un palacio gótico hecho con sus propias manos durante más de dos décadas y que aún no pudo terminar. Es el único palacio construido por una sola persona en todo el mundo. Cada detalle hecho de concreto fue moldeado por las manos de Maluccio. Son innumerables las columnas talladas a mano que son el equivalente a hacer cientos de esculturas”, detalla el constructor en su página.
Una idea, un proyecto, un sueño
Quienes pasan por la puerta se detienen sí o sí a observar esta construcción de estilo renacentista que se destaca de entre las típicas construcciones playeras.
El palacio es una fortaleza inspirada en la arquitectura gótica veneciana que se mezcla con toques árabes, y en su interior sorprende con detalles de inspiración francesa. “Comenzó como una inversión por la ubicación y la magnitud que debía llevar la construcción. Lo principal para el éxito del proyecto era justamente eso: darle una buena ubicación. La idea era que sea una especie de fortaleza con el objetivo final de que luciera como palacete antiguo, muy al estilo europeo, pero sobre todo, que pudiera diferenciarse de todas las construcciones que comúnmente se ven en La Costa atlántica y en todo el país”, contó Augusto en diálogo con TN.

En tal sentido, remarcó el hecho de que “la forma de construir ha cambiado hace décadas” y que por ello lamenta que hoy “no existan trabajos de ornamentos o molduras de decoración en ningún frente o fachada”.
“El estilo del palacio se me ocurrió a mí, que soy artista, escultor y constructor. Al convertirme en propietario en el 2006 decidí llevar a cabo las terminaciones de todos los trabajos en los distintos frentes”, explicó Augusto.

Como había que armar grandes espacios en todos los laterales, frentes, contrafrentes y terrazas, para él se convirtió en todo un desafío. “Por eso me gustó la forma que tenían los balcones venecianos, los entrelaces en las rosetas que servían como ingreso de luz, pero que a su vez formaban una especie de corona muy llamativa a la vista y para la construcción”, remarcó el propietario de este lugar que tiene magia, como el Palacio Ca’ d’Oro o la Piazza de San Marcos, que dispararon su inspiración.

El palacio en detalle
La combinación de lo gótico con la influencia árabe para las ciudades portuarias europeas, asegura Augusto, es única y muy atractiva a la vista, pero sobre todo al turismo. “Por esas razones nos decidimos a construirlo de esa forma”, expresó.
El lugar está repleto de guiños. Su dueño no dejó nada librado al azar porque hoy se dedica al 100% a terminar la obra. Y en gran parte lo hace solo, literalmente. Está en la conformación de cada columna y cada mínimo detalle que requiere de precisión y tiempo.

El Palacio está dividido en cuatro plantas con una disposición muy particular por sus múltiples ingresos, desniveles y terrazas. En la principal se encuentra un amplio espacio de recepción, living y comedor. En otro de los niveles -que también funciona como subsuelo, si se toma como referencia la fachada- hay una bodega y sótano que conecta hacia el jardín con una pérgola y fuente de agua. Más arriba, la pileta con terraza. En el último nivel, las fastuosas suites, todas ambientadas con antigüedades restauradas por su dueño.
En los exteriores es de estilo gótico veneciano con influencias árabes en sus balcones. Con las muchas terrazas descubiertas que tiene puede alcanzar los 1000 metros de construcción.

Tiene muchos salones de recepción y un escritorio en una sala de sillas francesas y varios comedores. También posee parrilla y garage. “Lo más lindo de este proyecto es que los interiores están decorados. En muchos lugares hay columnas y arcos, como los exteriores. Sumado a ello, se encuentra decorado con antigüedades y piezas de época: desde arañas francesas y pinturas”, dice.
En los baños, las canillas son patos de bronce, y los muebles de los salones están repletos de vajilla de porcelana francesa e inglesa. En la sala principal hay arañas de cristal, los sillones están tapizados con pana italiana, mientras que de las paredes cuelgan enormes gobelinos de fines del siglo XVIII.
¿Viven ahí?
“Yo vivo en el Palacio Augusto desde siempre para poder construirlo. Es una obra en la que se trabaja día a día, nunca se detiene. Actualmente, sigue en construcción porque faltan cosas por hacer, incluso falta levantar una torre en la parte más alta, donde se encuentra la pileta con vista al mar”, detalló.

Sobre el tiempo de construcción, Augusto respondió: “Va muy lento porque es todo muy artesanal, muy cuidado en cada detalle. En las suites principales se están armando columnas y arcos árabes en la misma forma que los exteriores: es como una gran escultura”, resaltó y agregó: “Es mi residencia de todo el año y el lugar donde hago todas mis actividades”.
Incluso, llegó a decir que trabaja tanto en el lugar, con sus propias manos siempre, que al principio los vecinos no creían que fuese él su dueño. Además, en un primer momento les costó, inclusive, entender qué era lo que quería hacer.

Al público
El palacio se utiliza como alojamiento de la temporada en verano. Además, tiene un sector separado de los avances de la obra y se destina únicamente para mantenimiento de los mismos gastos de todo el año.
“Estamos organizando visitas programadas y con reservas para distintos eventos que van desde hacer una actividad tomando el té a cumpleaños”, especificó.

