El ataque contra esa instalación utilizó bombas antibúnker GBU-57, de más de 13 toneladas, y fue el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia de Estados Unidos
Estados Unidos no dispone todavía de la información suficiente para confirmar que sus bombas antibúnker de gran tonelaje llegaron hasta el fondo de la fortaleza subterránea de Fordow, la principal planta de enriquecimiento de uranio de Irán, indicaron este jueves fuentes de Defensa.
“Se trata de un nivel de información al que no tenemos acceso en este momento”, señalaron en una conferencia de prensa centrada en la llamada operación Martillo de Medianoche, en la que Washington bombardeó en junio esa instalación y las de Natanz e Isfahán.
Fue el mayor bombardeo con aviones B-2 de la historia de Estados Unidos, con más de 125 aeronaves, incluyendo siete B-2, aviones cisterna de reabastecimiento, aviones de reconocimiento y cazas, así como 75 bombas y misiles.
Las fuentes insistieron este jueves, sin dar detalles, en que la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa (DTRA) consiguió el objetivo logrado y que las bombas alcanzaron los puntos previstos por Washington.
No obstante, subrayaron que se está a la espera de tener la evaluación final de la ofensiva. “Aún no está completa y no lo estará por un tiempo porque todavía se está recabando información”, añadieron.

Desde el Departamento de Defensa se había adelantado en junio que la operación fue planificada durante semanas y meses, incluso mientras se desarrollaban conversaciones diplomáticas con Teherán en busca de un acuerdo sobre su programa nuclear.
Fordow se encuentra a 80 metros bajo tierra. El ataque contra esa instalación utilizó bombas penetradoras antibúnker GBU-57, de más de 13 toneladas cada una, capaces de llegar a una gran profundidad antes de explotar, lo que las hace adecuadas para atacar búnkeres y túneles subterráneos.
La información de hoy contradice al menos parcialmente las afirmaciones triunfalistas de Trump tras los bombardeos, cuando dijo: “Se ha logrado un daño monumental a los sitios nucleares iraníes. ¡Aniquilación es la palabra precisa. (…) Y el mayor daño ocurrió muy por debajo del nivel del suelo”, dijo el presidente el pasado 25 de junio.
Protegida por roca sólida y capas de concreto armado, es la pieza más difícil del rompecabezas atómico de Irán. Escondida durante años, la existencia de Fordow fue revelada en 2009 por una declaración conjunta de Estados Unidos, Reino Unido y Francia que acusó a Irán de construir en secreto una instalación “incompatible con fines pacíficos”. La condena internacional fue inmediata. Rusia expresó una rara crítica. China lanzó una advertencia. Pero Teherán se mantuvo firme. “Lo que hicimos fue completamente legal”, dijo en su momento el presidente Mahmud Ahmadinejad. “¿Qué les importa decirnos qué hacer?”.
Durante el acuerdo nuclear de 2015 —el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA)— Irán se comprometió a reconvertir la planta en un centro de investigación, limitar el número de centrifugadoras operativas, suspender el enriquecimiento de uranio por 15 años y permitir una mayor supervisión internacional.
Pero cuando Estados Unidos se retiró del pacto en 2018 bajo la presidencia de Donald Trump, el equilibrio se rompió. Irán retomó sus actividades. Y Fordow volvió a funcionar.
(Con información de EFE)
