El equipo económico se enfoca en fortalecer la confianza cambiaria y asegurar pagos clave en un contexto de volatilidad, con apoyo de EEUU y expectativas renovadas tras lo comicios
La victoria electoral representó un alivio para el equipo económico de Javier Milei luego de semanas de fuerte volatilidad en los mercados financieros que pusieron en jaque el esquema cambiario. Fue determinante el respaldo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como las intervenciones del secretario del Tesoro, Scott Bessent, a través de la compra de pesos para llegar al domingo.
El Gobierno espera que, tras el proceso electoral y la reducción de lo que llamaron “riesgo kuka”, la demanda de dinero se normalice en las próximas semanas a medida que las empresas incrementen necesidades hacia fin de año, mientras se proyecta una mayor oferta de divisas por la liquidación de una cosecha fina que estaría en niveles récord.
A pesar de los planteos de bancos internacionales, inversores y analistas, desde el oficialismo aseguran que el esquema cambiario se mantiene sin cambios. Observadores externos identifican este punto como la principal debilidad del programa económico del ministro Luis Caputo, sustentado en ajuste fiscal, desregulación y apreciación del peso.
Fuentes con acceso a las decisiones económicas indicaron a Infobae algunas proyecciones sobre el comportamiento del dólar. El consenso es que la cotización no permanecerá mucho tiempo en el techo de la banda de flotación, como sucedió este martes, pero tampoco descenderá al piso: $1.494,53 y $936,13, respectivamente.

Se prevé que el tipo de cambio mayorista oscile entre $1.250 y $1.494,53, un rango en el que el Tesoro podría retomar compras de divisas en bloque para afrontar los más de USD 1.500 millones en vencimientos previstos para el último bimestre. Consolidar la confianza en el esquema de bandas implica, por el momento, que el Banco Central compre en el piso, algo no previsto por ahora, y venda cuando la cotización se acerca al techo.
Una de las incógnitas para los analistas es la capacidad de Caputo para conciliar una eventual flexibilización del endurecimiento monetario, que llevó las tasas de interés a niveles que frenaron el crédito en un contexto de incertidumbre política, con una mayor demanda de divisas y el sostenimiento del esquema de bandas cambiarias. Los bancos esperan reformas en la medición diaria de encajes, mientras que en el BCRA aseguran que esto será posible una vez que la demanda de pesos se estabilice.
Entre las certezas del Gobierno está el apoyo continuo de Estados Unidos, incluyendo “todas las herramientas disponibles”, más allá de las elecciones y en el marco de una estrategia geopolítica de Trump que abarca a la región. Al swap por USD 20.000 millones se busca sumar otros USD 20.000 millones provenientes de bancos y fondos soberanos, destinados a la recompra de deuda y a proporcionar garantías que faciliten el acceso a ese financiamiento. Como complemento, persiste la expectativa de alcanzar un acuerdo comercial en torno a aranceles.
Respecto a la compra de divisas, el Tesoro argentino contaba en su cuenta del BCRA con USD 20 millones al 23 de octubre, último dato disponible, y el Ministerio de Economía no especificó si se cancelaron los USD 330 millones con organismos internacionales con vencimiento en octubre. Para noviembre están previstos compromisos por más de USD 1.200 millones: USD 790 millones con el FMI y USD 405 millones con otros multilaterales. En diciembre existen vencimientos adicionales por USD 346 millones. Así, el Tesoro deberá comprar al menos USD 1.500 millones para responder a estos pagos, según cifras de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). El BCRA también tiene pagos por delante por unos USD 1.100 millones solo en Bopreal.

La mayor preocupación de bancos de Wall Street, economistas, consultoras y el Board del FMI es la limitada capacidad del Banco Central para acumular reservas. Eso, entienden, es un limitante para derrumbar el riesgo país. El acuerdo con el FMI de abril supuso ingresos por USD 14.000 millones, aunque la meta con el organismo ha quedado prácticamente desactualizada: la entidad debería comprar entre USD 7.000 y USD 8.500 millones antes de fin de año. En enero vencen pagos a bonistas privados por USD 4.200 millones.
El viernes, Caputo subrayó en una entrevista con LN+ que gracias al swap con Estados Unidos, ya no resulta tan urgente aumentar las reservas, ya que Argentina podría activar un tramo de ese acuerdo para obtener liquidez en caso de requerirla. En julio de 2026 caerán otros USD 4.500 millones.
El principal objetivo del ministro es que el país logre volver a cceder a los mercados voluntarios de deuda. El riesgo país se mantiene por debajo de 700 puntos básicos tras la victoria de La Libertad Avanza (LLA) sobre el peronismo, aunque entre inversores consideran necesario ubicarlo en torno a 350-400 para acceder a financiamiento en condiciones razonables. En ese escenario, el “riesgo kuka” ya no debería ser un condicionante.















































