El empresario chaqueño Alfredo González, integrante de la Comisión Directiva de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y actual secretario de Relaciones Internacionales de la entidad, analizó en diálogo con CIUDAD TV el impacto económico que dejaron las ventas por el Día de la Madre y la difícil situación que atraviesa el sector pyme en el país.
“La falta de consumo y la pérdida del poder adquisitivo de la gente es notable e indudablemente eso afecta directamente a todos los sectores pymes que representamos en CAME y en la Federación aquí en la provincia”, sostuvo González, quien explicó que la retracción del consumo se combina con “el aumento de los servicios y los costos generales”, lo que reduce el margen de compra de las familias.

El dirigente señaló además que los procesos electorales frecuentes en el país generan una “parálisis productiva” por la incertidumbre económica: “Hace 30 días que venimos con un proceso en el que la gente, especialmente la clase media, espera a ver qué va a pasar después de las elecciones. Es muy bueno vivir en democracia, pero la política incide directamente en la economía y eso en la Argentina se siente con más fuerza que en otros países”.
González describió que, si bien algunos sectores como la energía, el campo y la minería mantienen indicadores positivos, sus beneficios no se traducen en una mejora para las economías regionales ni para las pymes: “Son procesos macroeconómicos que no llegan a la microeconomía argentina. Se viven realidades distintas: hay crecimiento en sectores puntuales, pero la mayoría de las provincias, especialmente en el norte, no lo sienten”.
Reforma laboral y desafíos estructurales

El representante de CAME también se refirió a la necesidad de una actualización del régimen laboral, que permita reducir los litigios y mejorar las condiciones para el empleo formal.
“Estamos de acuerdo con que se debe llevar adelante una actualización laboral. Hay una cantidad enorme de juicios laborales que afectan directamente a las pequeñas y medianas empresas, que no tienen la estructura de las grandes firmas. Muchas veces el empresario pone en juego sus bienes personales ante una demanda”, advirtió.
En ese sentido, González recordó que el 72% de las empresas argentinas son pymes con entre uno y diez empleados, y que la relación laboral suele ser “cuasi familiar”. Por eso, reclamó políticas que den seguridad a ambas partes:

“No se trata de quitar derechos laborales, sino de generar reglas que protejan tanto al trabajador como al empleador, y que fomenten la creación de empleo en lugar de desalentarla”.
Relación con el Gobierno nacional
Consultado sobre el vínculo actual con la administración nacional, González destacó que existe “buena comunicación con la Secretaría PyME”, aunque advirtió sobre la ausencia de un Ministerio de Producción, lo que, dijo, “refleja la poca prioridad que se le da al sector”.

“Hay buena relación institucional y varios programas en marcha, pero una Secretaría no tiene las mismas facultades ni la fuerza política de un ministerio”, señaló.
Finalmente, el dirigente insistió en que el desafío central para el sector pyme es recuperar el consumo interno y la estabilidad macroeconómica, condiciones indispensables para sostener la producción y el empleo:
“El poder creativo del empresariado argentino siempre se pone a prueba en las crisis, pero necesitamos previsibilidad para poder producir, invertir y mantener los puestos de trabajo”.


