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Bienestar

Por qué los expertos recomiendan no entrenar todos los días y, en cambio, tener días de pausas activas

Se trata de un respiro que nos permite rendir más, recuperarnos mejor y seguir en forma sin exigirle demasiado a nuestro cuerpo.

Tener una buena alimentación, hacer ejercicio y dormir bien son las bases para una vida saludable. Sin embargo, así como no estamos todo el día comiendo, tampoco se puede entrenar al máximo nivel diariamente porque el cuerpo necesita descansar y tener un tiempo para relajarse.

Ese tiempo de descanso hará que se reduzca el riesgo de enfermedades que aparecen cuando el sistema inmunitario está colapsado por un entrenamiento excesivo. A este breve parate, se lo conoce como descanso activo porque no se trata de tirarse en el sofá y no hacer absolutamente nada sino que es descongestionar el cuerpo y la mente con actividades menos exigentes.

Andar en bicicleta, una de las opciones para el descanso activo. (Foto: Adobe Stock)
Andar en bicicleta, una de las opciones para el descanso activo. (Foto: Adobe Stock)

Los gimnasios y las pistas de entrenamiento están a menudo llenos de quienes quieren darlo todo enfocados en conseguir resultados, pero omiten una parte igual de importante que la de ejercitarse y es la de saber parar porque entrenar siete días a la semana no es mejor que hacerlo cinco, de hecho, es peor.

La clave está en abrir una ventana de actividad suave para esos dos días en los que no pisamos el gimnasio y ahí es donde entra el descanso activo, aquel que sigue incorporando un poco de movimiento, pero suave: caminar, estirar, andar en bicicleta, etc.

Qué se puede hacer en este pequeño parate

El descanso es una parte fundamental del entrenamiento, así como lo es el trabajo y no es un reposo total, que es una alternativa poco útil salvo que sea estrictamente necesario por salud mental o física, explica la fisioterapeuta española Inés Jiménez.

En los días de descanso activo se pueden realizar actividades físicas de baja intensidad que son esas que no van a añadir más carga a los músculos, pero que nos obligan a subir la frecuencia cardíaca de forma moderada. Puede ser salir a dar un paseo o hacer estiramientos ligeros. En tanto, en casa podemos trabajar de forma moderada con bandas de resistencia, hacer unas planchas e, incluso, jugar con nuestras mascotas contaría como descanso activo.

Los beneficios de este breve reseteo

La clave de la actividad física durante el descanso activo es que debe implicar un nivel de esfuerzo mínimo. Entre sus bondades está la mejora del flujo sanguíneo, la disminución del lactato en la sangre, la liberación de hormonas anabólicas y una regeneración de los tejidos posterior al entrenamiento que nos va a permitir desarrollar mayor fuerza en ortas actividades.

A nivel inmunitario permite que nuestro sistema de defensa se restablezca ya que, en caso de no hacerlo y seguir entrenando a tope, somos más vulnerables a enfermedades respiratorias leves, como resfríos, o alteraciones digestivas por estrés. Además, ayuda a la cabeza a salir del bucle obsesivo por el entrenamiento, se reducen los marcadores de estrés y al día siguiente, se retoma el entrenamiento con más ganas.

Subir las escaleras en lugar de usar el ascensor es uno de los ejercicios que se puede realizar. (Foto: Adobe Stock)
Subir las escaleras en lugar de usar el ascensor es uno de los ejercicios que se puede realizar. (Foto: Adobe Stock)

La especialista señala que, si paramos rotundamente, nos costará más arrancar y añade que un día entero en la cama puede generarnos más dolores de espalda, así como dificultarnos el ritmo de entrenamiento. “No pasa nada si no tenemos tiempo, se intenta caminar más y conducir menos o subir escaleras en lugar del ascensor”, indica.

¿Descanso activo o pasivo?

Si solemos realizar un entrenamiento aeróbico, como correr, bailar, nadar, hacer zumba o algo similar, lo ideal son dos días de descanso, uno activo y el otro pasivo. El descanso pasivo implica el cero absoluto de actividad física y permite una mayor recuperación.

En caso de entrenar fuerza, tendremos en cuenta que genera microrroturas musculares, por lo cual es esencial dejar descansar al músculo al menos dos días. “Que un músculo se tome un día libre no implica que el resto se lo tome. Por ejemplo si un día se hace hombro, al siguiente yo propongo pierna o glúteos. En total se llevan a cabo solo dos días de descanso, uno activo y otro pasivo, pero al músculo se le está ofreciendo un descanso mayor”, dijo Jiménez.

En el caso de yoga o pilates, estamos ante ejercicios más suaves para el sistema cardiovascular y muscular, pero exigentes a nivel articular, de concentración y control postural. “Al existir exigencia mental, estas opciones ayudan a desconectar más, por lo que no se necesita descanso pasivo, pero sí un par de días de descanso activo”, añade.

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