El piloto británico de McLaren detalló los aspectos clave de su entrenamiento, alimentación supervisada y hábitos personales, fundamentales para sostener su nivel competitivo en la máxima categoría automovilística
Con sus 26 años recién complidos, Lando Norris se consolida como una de las figuras más destacadas de la Fórmula 1. El piloto de McLaren, compartió cómo su rutina diaria está marcada por una estricta supervisión nutricional y una preparación física adaptada a las exigencias extremas del automovilismo.
Norris apuesta por la simplicidad y practicidad al elegir sus comidas. El desayuno habitual es overnight oats, una preparación de avena que le permite mantener la constancia y ahorrar tiempo.
Ocasionalmente prefiere huevos revueltos o escalfados por su rapidez y sabor. Para el almuerzo escoge ensaladas de pollo, preparadas en casa o compradas, priorizando lo práctico y fácil de transportar para sus intensas jornadas. La cena se convierte en un espacio de mayor flexibilidad, pues suele salir con amigos a restaurantes, según contó en una entrevista para GQ.
Su cocina preferida es la italiana, pasta y pizza, aunque mantiene una norma inquebrantable: evita todo alimento del mar. “Básicamente, cualquier cosa que venga del mar es un gran no para mí, no puedo ni acercarme”, confesó al medio.

Esta preferencia llevó al piloto a contar con un chef personal responsable de crear todos sus menús, monitoreando nutrientes y realizando controles médicos regulares. Norris explicó que su dieta es bastante estricta y que se somete a análisis de sangre frecuentes, especialmente para identificar carencias de Omega 3, hierro y magnesio.
Ajuste nutricional y rituales en los fines de semana de carrera
Durante los fines de semana de Gran Premio, Norris adapta aún más su alimentación. El desayuno es ligero: huevos escalfados sobre tostadas y palta, yogur con muesli o avena con frutos rojos. Para el almuerzo, tiene un plato fijo: “Los wraps de pollo han sido mi elección durante los últimos seis años. Es algo que siempre puedo comer, es muy fácil de preparar y se le puede añadir de todo para hacerlo más completo. Para mí, es imprescindible”, explicó.
Las cenas durante los días de carrera se mantienen igual de livianas, priorizando hamburguesas de pollo pequeñas o más wraps, siempre evitando comidas contundentes. Norris reemplaza los grandes platos por snacks y barritas energéticas distribuidos a lo largo del día, facilitando la digestión y la energía continua.
Al finalizar la competencia, Norris sigue una tradición: elige una hamburguesa de pollo con mayonesa, batatas fritas y, en ocasiones, panqueques con frutas o crema de avellanas. Esta comida, lejos de ser un “cheat meal”, cuenta con la aprobación de su equipo de rendimiento.
Entrenamiento físico y adaptación al ambiente del monoplaza
La resistencia es el eje de la preparación física de Norris. Alterna entre running y ciclismo según la época, aunque actualmente domina la carrera, muchas veces realizada bajo el calor y con ropa térmica para simular las temperaturas dentro del monoplaza. Participa en retos grupales con amigos, lo que refuerza su motivación.
El entrenamiento de fuerza se centra en el cuello, el core y los glúteos, áreas decisivas por la exigencia de la Fórmula 1. Norris también prioriza sesiones de movilidad y estiramiento, especialmente post-carrera, para prevenir lesiones.
La frecuencia del entrenamiento varía con el calendario: durante la temporada, ajusta la regularidad para soportar veinticuatro carreras; en los periodos de descanso, intensifica el trabajo de cuello y cardio, ejercitándose al menos día por medio.
El calendario de la Fórmula 1 obliga a una adaptación constante. En semanas con carreras consecutivas, Norris disminuye la intensidad del entrenamiento para priorizar la recuperación y prevenir el sobreentrenamiento.
Durante los intervalos más extensos, recupera una mayor frecuencia de actividad física, alternando jornadas de ejercicio y descanso para equilibrar el rendimiento y la recuperación.











































