El vinagre y el bicarbonato no son alternativas. Hay un método sencillo que garantiza que duren más tiempo.
Los canastos de mimbre se convirtieron en un elemento esencial en muchas propuestas de decoración. Su material natural aporta calidez y un encanto rústico que suma personalidad a cualquier ambiente. Además de su valor estético, son prácticos y versátiles: funcionan igual de bien en dormitorios y baños como en livings o cocinas.
Sin embargo, el mimbre es un material más delicado que otros, como el plástico o el metal. Puede mancharse o deteriorarse si no se limpia correctamente. Por eso, requiere ciertos cuidados específicos para conservar su apariencia y prolongar su vida útil. Con algunos cuidados simples, es posible mantenerlos como nuevos y seguir disfrutando de su encanto artesanal.

Paso a paso: cómo limpiar el mimbre sin que se deforme ni se manche
Cuando se trata de limpiar los canastos u otros objetos hechos con mimbre, uno de los errores más frecuentes es olvidar que es un material susceptible. Es poroso y absorbe la humedad, lo que puede hacer que se deforme, se agriete o incluso le salga moho si se limpian con agua.
- Sacar el polvo: antes de pensar en mojar la cesta, hay que retirar el polvo que se mete en cada rincón del trenzado. ¿Cómo hacerlo? Con un cepillo de cerdas finas, una brocha o la aspiradora con el accesorio de cepillo para superficies delicadas. De esta manera se evitan posibles rayaduras e, incluso, romper las fibras del material.
- ¿Manchas? En caso de que haya, luego de retirar el polvo, se pueden limpiar con una solución de agua tibia con unas gotas de jabón neutro. Hay que mojar un trapo y escurrirlo bien, para evitar excesos de agua, y limpiar.
- Secar cuanto antes: después de pasar el trapo húmedo, hay que volver a limpiar con uno seco. Importante: el mimbre no debe secarse al sol ni cerca de fuentes de calor porque se puede agrietar. Lo mejor es dejarlo en un lugar ventilado y a la sombra.

Una manera de evitar que las piezas acumulen polvo es tener el hábito de limpiarlas con una brocha al menos una vez al mes. Para protegerlas, se pueden hidratar con aceite de linaza.
Lo que nunca hay que hacer con el mimbre
En resumen, al momento de limpiar las canastas y otros objetos de mimbre, no hay que:
- Usar vinagre, bicarbonato ni productos abrasivos.
- Sumergirlas en agua.
- Secar al sol ni con calor directo.
- Limpiarlas con esponjas duras ni cepillos metálicos.
