La exposición prolongada al teléfono durante el almuerzo o la cena no solo afecta la atención, también deteriora funciones físicas y psicológicas, según organismos de salud
Usar el teléfono móvil durante las comidas es un hábito cada vez más común, pero sus consecuencias van más allá de una simple distracción.
El Ministerio de Salud del Perú (Minsa), ha alertado sobre los efectos negativos que esta práctica puede tener sobre la salud física, mental y social. La nutricionista Cristina Ríos identificó al menos cuatro razones concretas para evitar el uso del celular mientras se ingieren alimentos.
Consecuencias por usar el celular mientras se come
La primera está relacionada con la digestión. Al centrar la atención en el dispositivo, se pierde conciencia del proceso de masticación, lo que provoca que los alimentos lleguen al estómago menos triturados.
Esto puede derivar en digestiones más lentas, pesadez e incomodidad abdominal. Además, la rapidez con la que se come frente a una pantalla también contribuye a una mayor ingesta de aire, lo que puede generar hinchazón y gases.
El segundo motivo tiene que ver con el peso corporal. Al no prestar atención a las señales de saciedad que emite el cuerpo, se tiende a consumir más cantidad de alimentos de la necesaria. Comer distraído con el celular altera el vínculo entre el cerebro y el sistema digestivo, y facilita el consumo excesivo sin que el comensal lo perciba.
Una tercera razón apunta al impacto social. Utilizar el celular durante las comidas disminuye la calidad de las interacciones personales.
Cuando una persona conversa con un familiar, amigo o colega mientras come, el teléfono actúa como un elemento que interrumpe ese vínculo, relegando el momento compartido a un segundo plano. Por último, este hábito puede agravar problemas físicos derivados del uso excesivo del celular.
Qué riesgos hay por usar el teléfono móvil en exceso
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sostener el teléfono durante largos periodos puede generar contracturas musculares, síndrome del túnel del carpo y lesiones cervicales. Además, mirar la pantalla en ambientes con poca luz incrementa el riesgo de fatiga visual, resequedad ocular y dificultad para conciliar el sueño.
Estos efectos no son exclusivos del momento de la comida, pero se intensifican cuando se combinan con una actividad que, idealmente, debería favorecer el bienestar físico y emocional.
El problema de la exposición de luz en la pantalla de los celulares
De hecho, la OMS clasifica la exposición continua a la luz azul del celular como una posible causa de trastornos del sueño y, en estudios recientes, ha alertado sobre el potencial riesgo de que la radiación emitida por estos dispositivos esté relacionada con enfermedades como el cáncer.
Además de los problemas físicos, el uso excesivo del celular también puede tener consecuencias psicológicas. La OMS ha identificado comportamientos que podrían reflejar una adicción al dispositivo, como revisar el teléfono inmediatamente al despertar, experimentar ansiedad si no se recibe respuesta a un mensaje o sentir la necesidad constante de mantener el celular cerca, incluso sin notificaciones.
Qué poblaciones son más vulnerables al uso del teléfono móvil
Este tipo de uso compulsivo, según la organización, afecta tanto a jóvenes como a adultos, y puede derivar en estados de irritabilidad, déficit de atención, dependencia emocional e incluso alteraciones en la calidad del sueño.
Por eso, los expertos insisten en la necesidad de establecer límites concretos, especialmente en momentos que deberían destinarse a descansar o a convivir, como las comidas.
El celular se ha convertido en una herramienta esencial para la vida cotidiana, pero su uso excesivo, incluso en actos tan rutinarios como comer, puede acarrear consecuencias no previstas.
Evitar su uso en estos momentos no solo mejora la salud digestiva y física, también refuerza los lazos sociales y contribuye a una relación más equilibrada con la tecnología. Reducir su presencia en la mesa puede ser un pequeño cambio con grandes beneficios.
