Esta modalidad utiliza mensajes convincentes y perfiles aparentemente legítimos para captar víctimas, explotar su confianza y obtener pagos bajo engaño
La promesa de ganar dinero rápido y sin esfuerzo en redes sociales es un anzuelo recurrente para estafadores. Bajo nombres atractivos y tonos amables, suelen aparecer mensajes que aseguran recompensas diarias simplemente por completar tareas sencillas como seguir y dar “me gusta” en cuentas populares.
El caso más reciente que ha captado la atención de las autoridades es la denominada “estafa de los 100 euros”, un fraude diseñado para aprovechar la confianza de los usuarios desprevenidos y extraerles dinero con técnicas cada vez más elaboradas.
En qué consiste el fraude de los 100 euros
La mecánica de la estafa se inicia con la publicación de ofertas laborales falsas, en apariencia muy atractivas, en perfiles de Instagram que parecen legítimos.
De acuerdo con la policía autonómica de Cataluña (Mossos d’Esquadra), estafadores utilizando identidades como la de una supuesta administradora llamada Emma, captan a víctimas en grupos de mensajería instantánea, como Telegram, y las dirigen a grupos concretos donde continúa el engaño.

Emma da la bienvenida y detalla el supuesto funcionamiento del trabajo: quienes se unan al grupo recibirán pagos inmediatos a cambio de tareas sencillas en Instagram.
El proceso es meticulosamente planeado. Los nuevos integrantes del grupo reciben una tarea de prueba, por ejemplo, seguir y dar “me gusta” a cuentas específicas. Una vez completada, los estafadores suelen hacer efectivo un primer pago para reforzar la ilusión de legitimidad y generar confianza.
La suma inicial puede ser de 5 euros, como incentivo para seguir participando y atraer a más personas de su entorno.
Uno de los aspectos más sofisticados del fraude es el uso de cuentas de Instagram reales en las instrucciones, incluyendo perfiles verificados ligados a personas del mundo de la decoración o la cerámica. Esta táctica dota a la operación de una apariencia de autenticidad y anima a los usuarios a confiar en la propuesta. Sin embargo, estos terceros no tienen relación directa con la estafa y sus nombres se usan de manera arbitraria para dar credibilidad al plan.

Cómo funciona la estafa de redes sociales
Cuando la víctima ya está convencida del funcionamiento y ha realizado varias tareas satisfactorias, llega el punto crítico, para acceder a pagos más altos, que puede llegar a prometer hasta 100 euros diarios, se exige al usuario efectuar un pago previo “de desbloqueo”.
El argumento suele ser que es necesario abonar una comisión, una fianza o incluso demostrar fiabilidad antes de liberar cantidades más elevadas. Es aquí donde la trampa se revela en toda su magnitud. Al transferir el dinero solicitado, la víctima se encuentra con que el perfil desaparece, los miembros del grupo dejan de responder y el supuesto trabajo online se desvanece.
El impacto de este método va más allá de la pérdida económica. Los usuarios, al facilitar datos personales y cuentas bancarias para los supuestos cobros, pueden quedar expuestos a robos de identidad o ulteriores fraudes.
Las técnicas persuasivas utilizadas en los mensajes, que incluyen lenguaje profesional y falsas relaciones con empresas reconocidas, forman parte del arsenal de manipulación del estafador moderno.

Cómo prevenir estafas virtuales
Prevenir este tipo de engaños resulta clave en el contexto digital actual. Las recomendaciones de las fuerzas de seguridad, como los Mossos, son contundentes: nunca confiar en ofertas que prometan dinero fácil a cambio de acciones triviales y desconfiar de mensajes que piden realizar pagos o depósitos para acceder a supuestas ganancias.
Es esencial comprobar la autenticidad de cualquier oportunidad antes de facilitar datos personales y, ante la menor sospecha, reportar el caso a las autoridades competentes o bloquear cualquier intento de contacto.
La trampa de los 100 euros ejemplifica cómo las estafas pueden adaptarse a los nuevos hábitos digitales, empleando rostros amables, perfiles aparentemente genuinos y una secuencia de pasos diseñada para captar y finalmente defraudar a los usuarios.
