El último prófugo por el ataque en patota a Lautaro Cárdenas, un joven de 17 años que quedó en terapia intensiva por la feroz golpiza que le propinó un grupo de delincuentes a la salida de una fiesta, fue detenido este sábado por la noche en la localidad bonaerense de Luis Guillón.

Se trata de Facundo Arrieta, el hijo de un expolicía que trabaja en la feria La Salada, quien fue detenido cuando se trasladaba en un auto junto a su familia. La orden de detención se dio apenas unos días después del hecho -el pasado 5 de febrero-, cuando fueron detenidos los otros cuatro imputados por el ataque.

La familia de Lautaro Cárdenas había viralizado a través de la redes sociales el rostro de Arrieta para que quien pudiera identificarlo diera aviso a las autoridades policiales. Sin embargo, desde el entorno de la víctima vinculaban la dificultad para encontrar al agresor con el antiguo trabajo de policía de su padre.

Finalmente, el delincuente quedó detenido y en las próximas horas prestará declaración indagatoria ante la Unidad Federal de Investigación (UFI) de Lomas de Zamora, donde se tramita la causa por la feroz golpiza.

Mientra tanto, Lautaro se recuperó favorablemente en los dos meses que transcurrieron desde el brutal ataque, luego de ser operado de urgencia y haber estado en terapia intensiva durante varios días. Incluso, el joven de 17 años inició el ciclo escolar con total normalidad luego de recibir más de tres botellazos a principios de febrero.

Cómo fue el ataque en patota a Lautaro Cárdenas

El hecho ocurrió durante la madrugada del 5 de febrero, cuando Lautaro -que en ese momento tenía 16 años- y su grupo de amigos volvían de una fiesta en la localidad bonaerense de Villa Centenario, partido de Lomas de Zamora. Allí, fueron sorprendidos por cinco delincuentes que los atacaron con intenciones de robarles.

El grupo de atacantes, que se movilizaba a bordo de un Volkswagen Bora y un New Beetle, interceptó a las víctimas en la calle Cid Guidi de Franc entre Zamora y Sommaruga. Varios amigos de Lautaro lograron escapar de la escena, excepto Gonzalo, un joven de 15 que terminó siendo el centro del ataque y a quien le robaron todas sus pertenencias personales.

Al ver la situación, Cárdenas -que había podido escapar- regresó al lugar para tratar de ayudar a su amigo que estaba recibiendo una golpiza. Fue en ese momento en el que recibió al menos tres botellazos en la cabeza.

Las víctimas lograron escapar del ataque y se resguardaron en un centro de jubilados ubicado sobre la calle Constitución. Los agresores los persiguieron, pero no lograron encontrarlos.

Hasta ese momento, el joven estaba lúcido y parecía haberla sacado barata. Sin embargo, el mismo domingo por la tarde se descompuso y fue trasladado por su familia a la Clínica Boedo de Lomas de Zamora. Según Alan Cárdenas, hermano de la víctima, los médicos que lo atendieron se sorprendieron al ver “que aún estaba con vida, ya que tenía un 99% de sangre en el cerebro, con una fractura de cráneo que tocó la arteria”.

A las pocas horas lo derivaron a un sanatorio en Belgrano, donde estuvo en terapia intensiva con fractura de cráneo y un hematoma epidural. “Lo operaron de urgencia con los peores diagnósticos de nuestras vidas”, agregó Alan en su momento.

“Hoy nosotros como familia podríamos estar como los padres de Fernando”, denunció su hermano por ese entonces, debido a la feroz golpiza que había recibido Lautaro. Sin embargo, la recuperación fue sorprendentemente veloz y hoy la víctima hace una vida normal.