Triumph quiere desafiar a la competencia con las nuevas TF 250-C y TF 450-C
Para la mayoría de los motoristas, el nombre Triumph despierta imágenes de Cafe Racers, roadsters clásicas y motos de aventura como la Tiger. Es una marca que ayudó a definir el motociclismo en el Reino Unido y en el resto del mundo, y que ha llevado a leyendas como Steve McQueen hasta el público scrambler de la actualidad.
Pero en los últimos años, Triumph ha estado trazando nuevos territorios. Su entrada en la competición off-road, antaño impensable, es ahora una realidad. Y está demostrando que la marca de Hinckley no está aquí sólo para ponerse al día.
El cambio empezó con las carreras de aventura. La Tiger 900 de Triumph mostró sus dientes en rallyes como la Baja Aragón, sorprendiendo a los escépticos y consiguiendo victorias de etapa frente a rivales establecidos.
Aquel éxito fue más que un truco de relaciones públicas. Sentó las bases para que Triumph se lanzara de cabeza al off-road puro, culminando con el lanzamiento de su primera máquina de motocross, la TF 250-X. Fabricada y probada con pilotos de élite, esta máquina marcó la intención de Triumph de entrar en un espacio tradicionalmente dominado por las cuatro grandes marcas japonesas, junto con KTM y Husqvarna.
Y ahora, Triumph amplía ese programa con dos nuevas ‘armas’ para el motocross: la TF 250-C y la TF 450-C.
La TF 250-C utiliza un motor monocilíndrico de 250 cm3 de altas revoluciones que desarrolla 46,7 CV a 13.250 rpm y 28,3 Nm de par motor a 9.250 vueltas. Es la opción más ágil, pensada para los pilotos que prefieren los senderos técnicos y las transiciones rápidas.
Por su parte, la TF 450-C aumenta la potencia con un monocilíndrico de 450 cm3 que produce 61,6 CV a 9.500 rpm y 50 Nm de par motor a 7.000 rpm, proporcionando a los pilotos el músculo necesario para dominar las rectas de alta velocidad y las subidas empinadas.
Ambos motores cuentan con pistones de aluminio forjado, válvulas de titanio DelWest y revestimientos de carbono tipo diamante para mayor durabilidad, junto con tapas de magnesio y refrigeración avanzada para mantener el rendimiento constante bajo presión.
Un bastidor de aluminio ligero, desarrollado específicamente, es el principal protagonista. La suspensión helicoidal AOS de KYB con separación aceite-aire proporciona una amortiguación consistente en etapas largas, mientras que los frenos Brembo con discos Galfer y una caja de cambios quickshifter de cinco velocidades proporcionan un control preciso. Un depósito de combustible translúcido de 8,3 litros, protectores de manos de enduro y caballete lateral completan los detalles prácticos para las carreras más largas.
La tecnología es otra área en la que Triumph va más allá. Los pilotos disponen de mapas de motor seleccionables, control de tracción, asistente de arranque y ajuste mediante aplicación a través del módulo MX Tune Pro. Esto significa que se puede ajustar con precisión la entrega de potencia en tramos de bosque resbaladizo o en carreteras abiertas, lo que proporciona una ventaja cuando las condiciones cambian rápidamente.