Entre hábitos como limpiar la varilla de vapor, desmontar filtros y desinfectar depósitos, la rutina diaria y semanal es esencial para asegurar sabor auténtico y evitar problemas mecánicos a largo plazo
La limpieza adecuada de las cafeteras eléctricas es una rutina fundamental para asegurar buen sabor, higiene y vida útil del equipo. De acuerdo con especialistas la acumulación de aceites, sedimentos y residuos tras cada preparación puede deteriorar la calidad del café, alterar su aroma y desencadenar fallos mecánicos.
Frecuencia recomendada para cada parte
El consenso entre expertos señala que la limpieza de las partes principales debe realizarse con diferentes frecuencias según el uso y la función de cada elemento:

- Partes en contacto directo con el café: De acuerdo con la web especializada ‘Soy Barista’ el portafiltro, la canasta de filtros, la jarra, la bandeja de goteo y la varilla de vapor deben ser lavados todos los días después de cada uso. En el caso de cafeteras de espresso, es clave purgar y limpiar el grupo y la lanceta tras cada extracción para evitar acumulación de residuos o bacterias.
- Duchas, filtros ciegos y accesorios internos: Se aconseja hacer una limpieza más profunda, con desmontaje y uso de detergentes específicos, al final del día y dejar algunos elementos en remojo una vez por semana.
- Depósito de agua: Debe vaciarse y enjuagarse diariamente para prevenir el desarrollo de bacterias y moho.
- Molino de café: Si se utiliza, conviene realizar una limpieza superficial diaria y una limpieza con productos específicos al menos una vez por semana eliminando aceites y restos de café.
- Exterior y superficies: Con un paño suave, limpiar y secar a diario para evitar rayaduras y la acumulación de suciedad visible.
Estos procedimientos también ayudan a prevenir enfermedades transmitidas por alimentos y a optimizar el funcionamiento de la cafetera por más tiempo.
Pasos básicos para limpiar una cafetera eléctrica después de cada uso
Según el método recomendado por la web enfocada en consejos y prácticas de baristas, el proceso diario debe incluir los siguientes pasos:

- Enjuagar el portafiltro y la canasta del filtro con agua caliente.
- Purgar y limpiar el grupo, empleando un cepillo especializado para eliminar residuos del cabezal.
- Limpiar la varilla o lanceta de vapor antes y después de cada uso con un paño exclusivo y purgar tras espumar leche.
- Retirar la bandeja de goteo y el recipiente de agua para lavar y secar por separado.
- Limpiar el exterior con un paño húmedo y secar para evitar rayaduras.
- Una vez terminado el día, realizar una limpieza a fondo con productos específicos para café y leche, desmontando duchas y accesorios internos.
La descalcificación, que implica el uso de productos desincrustantes o vinagre, debe realizarse de acuerdo con la dureza del agua utilizada y la frecuencia de uso, habitualmente cada 100 preparaciones o cada dos meses.
Por qué se debe mantener la cafetera limpia
Cecilia de Narváez, vocera de Oster, explicó que “una máquina sucia altera el sabor y aroma del café, acorta la vida útil del equipo y aumenta el riesgo de fallas mecánicas”. Incluso pequeños descuidos pueden producir un café amargo debido a la acumulación de aceites oxidados y restos de preparaciones anteriores.
Además, omitir la descalcificación facilita la formación de depósitos minerales, responsables de reducir el rendimiento o bloquear conductos internos de la máquina.
Errores frecuentes y recomendaciones de expertos
Entre los errores más comunes están el mal enjuague, la falta de uso de productos específicos, el descuido de la lanceta de vapor para leche y la omisión de la descalcificación periódica. Los especialistas sugieren evitar detergentes agresivos y no colocar componentes sensibles en el lavavajillas, ya que estos procesos pueden dañar materiales como el aluminio y las juntas de goma.
La limpieza diaria y la descalcificación periódica no solo favorecen la higiene, también preservan la calidad del café. Integrar estos hábitos en la rutina garantiza una experiencia estable y disfrutable para quienes preparan café de manera habitual, protegiendo la inversión y el sabor taza tras taza.











































