Hablar poco no siempre es timidez: puede ser observación, protección o autoexigencia. El experto en comunicación Roberto Pérez explica por qué esta conducta ocurre y cómo manejar sus consecuencias en la vida laboral, social y familiar.
La comunicación efectiva es fundamental en nuestra vida diaria, tanto en lo laboral como en lo social o sentimental. Sin embargo, muchas personas hablan poco, lo que a veces genera incomodidad o se interpreta como desinterés.
Roberto Pérez Marijuán, experto en comunicación y creador de contenido, compartió un video en Instagram donde analiza este comportamiento, sus causas y cómo impacta en la vida cotidiana.
Por qué algunas personas hablan poco
Según Pérez, hablar poco no siempre es timidez. Entre las causas más comunes destacan:
- Protección personal: “Algunas personas crecieron en entornos donde cada vez que hablaban eran corregidas, por eso prefieren callar”.
- Autoexigencia: “Quieren aportar algo perfecto, y como no encuentran la frase adecuada a tiempo, optan por mantenerse en silencio”.
- Observación y análisis: “Escuchan mucho y leen la energía del grupo antes de intervenir; cuando finalmente hablan, la conversación puede haber cambiado de tema”.
Las consecuencias de hablar poco
Hablar poco tiene impactos claros en distintos ámbitos:
- En el trabajo: se pierde participación y visibilidad.
- En lo social: se pasa desapercibido o se interpreta falta de interés.
- En la familia: se percibe distancia o desapego.
Pérez enfatiza que no se trata de un defecto, sino de un ritmo diferente de comunicación.
La recomendación de Pérez
El consejo central del experto es: no esperes la frase perfecta. Incluso una intervención breve puede dejar huella y generar impacto. La clave está en atreverse a hablar, aunque sea de manera concisa, y mantener presencia en cualquier interacción.













































