El drama de una familia que denuncia años de abandono institucional, pericias que confirmaron el ataque sexual y la falta de asistencia psicológica para la víctima.
La mamá del joven identificado como C.F., de 23 años, pidió justicia este jueves en Río Gallegos, Santa Cruz, luego de que su hijo tomara una gran cantidad de pastillas y fuera internado minutos antes de afrontar un juicio abreviado.
El proceso quedó suspendido y la mujer reclama respuestas tras la denuncia inicial presentada el 3 de enero de 2020 por el abuso sexual con acceso carnal que, según las pericias y la declaración en cámara Gesell, sufrió su hija cuando tenía tres años.
El acusado —imputado por abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo— intentó quitarse la vida instantes antes de que comenzara el procedimiento penal.
Según el relato que trascendió desde la Cámara Oral de Río Gallegos, el hombre “no respondía, se lo intentó mover, pero nada. Estaba prácticamente muerto, con las pupilas re dilatadas y los ojos para atrás”.
Fue trasladado al hospital y quedó internado bajo custodia policial; por ese motivo, el juicio fue suspendido.
La denuncia original fue radicada en enero de 2020, y las pericias médicas y la declaración de la nena en cámara Gesell constataron el abuso. La familia reclama que, pese a la gravedad, el acusado permaneció tiempo en libertad y hubo largos tramos sin seguimiento efectivo del caso.
Denuncia de abandono y secuelas en la víctima
La mamá denunció la falta de acompañamiento institucional: “Hace cinco años que peleo sola, sin abogado, sin contención, sin nadie que me escuche”, dijo en la entrevista con LU12. Relató además que recibió el aviso del intento de suicidio a través de un mensaje de su hijo que encontró en la bandeja de spam: “Me enteré por un mensaje que me mandó él, veinte minutos antes de que empezara el juicio. Lo vi horas después, en la bandeja de spam. Nadie me avisó nada”, afirmó.
La mujer señaló que la atención psicológica a su hija fue insuficiente: los tratamientos se brindaron apenas en los primeros veinte días y luego no hubo continuidad. Hoy la nena, que tiene ocho años, asiste a la escuela y “todavía recuerda todo”, según contó la mamá.
En la entrevista, se refirió a la situación de su hijo: “Yo no quiero que muera, quiero que pague lo que hizo. Que se haga responsable. Que se mire al espejo y sepa el daño que provocó“.
