El CONICET se unió a una empresa privada a fin de estudiar las condiciones ambientales donde se produce el cultivo natural de mejillones y otras zonas de posible desarrollo de esta incipiente industria. La especie es autóctona del canal Beagle y ofrece un gran potencial en la producción acuícola para la región.
La investigación está a cargo de un equipo de especialistas del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET) de la ciudad de Ushuaia, liderado por la científica del Consejo Irene Schloss, experta en oceanografía biológica.
La iniciativa se desarrolla en el marco de un Servicio Tecnológico de Alto Nivel (STAN) pedido por la empresa Newsan Food, que desde hace 15 años se dedica a la producción pesquera en la provincia de Tierra del Fuego y en los últimos cinco años comenzó con la industria acuícola orientada al abastecimiento del mercado interno.

Vale recordar que en febrero pasado la firma puso en marcha la primera producción nacional de mejillones a escala industrial, inicialmente destinada al mercado interno. La operación inaugural incluyó el envío de 10 toneladas a Buenos Aires. En total, el plan de inversiones prevé un desembolso de USD 17 millones para consolidar el proyecto.
“Este paso marca el comienzo de una expansión productiva que posicionará a la empresa en el mercado internacional de moluscos, consolidando su presencia en la industria pesquera”, habían afirmado desde la compañía. La iniciativa se inscribe en la ampliación de la matriz productiva, iniciada a partir de la comercialización de truchas y langostinos.
En el país, el consumo anual de mejillones se ubica entre 300 y 400 toneladas, abastecidas en su totalidad con importaciones desde Chile. Frente a este escenario, Newsan Food planteó como primer objetivo reemplazar ese volumen con producción local.
Luego, la idea es principalmente exportar a Estados Unidos, Comunidad Económica Europea y Rusia. Se planean enviar al exterior unas 7.500 toneladas y comercializar otras 500 en el mercado interno. Explican que por sus características más salvajes, el mejillón argentino es de mejor calidad. Además, al no haber salmoneras, el ambiente es más natural.
“Los mejillones son organismos marinos sensibles que requieren condiciones ambientales óptimas para crecer y prosperar. Por lo tanto, comprender y evaluar el entorno en el que se planea realizar su cultivo es fundamental para el éxito a largo plazo de la actividad productiva”, señaló Schloss.
El estudio se realiza a través de la medición y análisis de variables ambientales y biológicas clave, como la temperatura del agua, salinidad, concentración de oxígeno, de amonio, de clorofila y presencia y caracterización del fitoplancton, que constituye el alimento de los mejillones, con énfasis en la presencia de especies productoras de toxinas (marea roja) para determinar condiciones que puedan ser favorables para el cultivo de estos organismos.

Al respecto, Schloss consideró que “estudiar el ambiente marino del canal Beagle es importante por muchas razones, pero además es bueno ver que esos estudios puedan tener un impacto real en las actividades productivas de la región más austral del continente”.
La bióloga destacó las capacidades técnicas y científicas para generar información útil tanto para el sector público como para las empresas: “Cuando se trabaja en conjunto, todos ganamos, se toman mejores decisiones y la ciencia vuelve a la sociedad de manera concreta”, señala. El proyecto está diseñado en un plazo total de doce campañas, que finalizarán en octubre.

Por su parte, Fabio Delamata, gerente de Newsan Food, dijo que “el objetivo de la empresa es realizar un estudio del ambiente marino para consolidar la creación de un polo de desarrollo acuícola, con base sostenible, cuidado del medio ambiente y proyección industrial. Trabajar junto al CONICET es ir acompañando trabajo con datos e información, para así llegar a un resultado sólido, certero y a largo plazo”.
“Los resultados proyectan oportunidades económicas para la comunidad local mediante la generación de empleo, fortaleciendo la conciencia ambiental, como una alternativa para la diversificación de la matriz productiva y promoviendo la sostenibilidad del desarrollo mitícola en Almanza, una localidad situada sobre la costa del Canal Beagle a 75 km de Ushuaia”, aseguraron desde el CONICET.
