Una medida drástica que debió adoptar el prestigioso Hospital Universitario Fundación Favaloro, con sede en Buenos Aires, puso otra vez de manifiesto la fragilidad financiera del gobierno de Leandro Zdero.
En este caso el problema se focaliza en el Instituto de Seguridad Social, Seguros y Préstamos (INSSSEP), que por deudas con el centro médico ya no tendrá cobertura allí para los miles de afiliados.
La Fundación Favaloro es la única en el país que realiza ciertos tratamientos de patologías de alta complejidad, lo que agrava aún más la situación.
El corte en las prestaciones fue confirmado por familiares de pacientes que en este momento se encuentran bajo atención del hospital porteño y quienes en los últimos días comenzaron a recibir correos electrónicos con la mala noticia.
“Estimado, buen día. Actualmente su obra social se encuentra suspendida. Lo que implica que debería consultar en INSSSEP en qué otro lugar puede realizar el estudio”, es el mensaje que les llegó a sus respectivas casillas de e-mail.
De esta manera, el área administrativa comunicó que los afiliados de Insssep que tenían turnos para esta semana que viene ya no serán atendidos en Buenos Aires.
El Favaloro es para muchos pacientes cuya única opción de tratamiento es ese mismo hospital: no es un prestador más; es, en muchos casos, la última esperanza para enfermos cardíacos y con otras patologías complejas que los sistemas de salud del interior del país no están equipados para atender.
“No hay otro lugar”
La crudeza de la situación se magnifica con el relato de una familiar de una chaqueña, quien pidió estricta reserva de su identidad por miedo a represalias. Su madre, con un deterioro cognitivo, es paciente del Instituto Favaloro.
“Una consulta médica particular por videollamada tuvo un costo de 75.000 pesos”, revela, ilustrando la desesperación económica a la que se ven arrastradas las familias. Pero el problema mayor es un estudio crucial: una polisomnografía. “Este estudio no se realiza en la provincia, acá solo se hace somnografía. El Favaloro es el único lugar”, afirma.
Su testimonio también deja al descubierto la penosa gestión que deben realizar los ciudadanos para acceder a la salud. La fuente menciona la necesidad de apelar a “contactos políticos” o a alguien dentro del INSSSEP para obtener información, ya que los canales regulares son ineficaces. Esto no solo habla de una posible opacidad en la información, sino de un sistema que obliga a la ciudadanía a depender de favores y acomodos para recibir lo que por derecho les corresponde.
La suspensión del convenio no es un hecho aislado, sino el síntoma de una enfermedad mayor: el aparente colapso financiero del INSSSEP bajo la presidencia de Irene Dumrauf, mujer de confianza del gobernador Zdero. La obra social, que cubre a empleados públicos, jubilados provinciales y sus familias, arrastra deudas millonarias con prestadores de todo el país, una situación que el actual gobierno no ha logrado revertir y que ahora estalla con un prestador de renombre nacional.
