El registro de temperaturas mostró una tendencia al alza durante once años consecutivos, con impactos directos en la vida cotidiana, la producción de alimentos y la seguridad de millones de personas. Un especialista señaló a Infobae la importancia de prepararse ante escenarios climáticos más exigentes
El mundo atraviesa una nueva marca de temperaturas extremas: los registros satelitales y meteorológicos confirman que 2025 empata con 2023 como el segundo año más caluroso desde que existen mediciones, solo superado por 2024. A partir de datos del monitor de calentamiento global de Europa y advertencias de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Los efectos son visibles en todos los continentes, con fenómenos extremos, crisis humanitarias y un debate internacional que sigue trabado ante la urgencia climática.
En diálogo con Infobae, Claudio Lutzky, director de la Iniciativa Eleusis para la Inversión Sostenible de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y miembro del Comité de Asuntos Ambientales del CARI explicó que la temperatura media global ya subió más de un grado centígrado en el último siglo y medio. “La causa parece claramente ser la creciente acumulación de ciertos gases en la atmósfera, especialmente el dióxido de carbono, resultante sobre todo de la combustión fósil (carbón, petróleo y gas)”, afirmó el especialista, quien advirtió sobre el ritmo constante de aumento detectado en las mediciones internacionales.
Según su análisis, los récords de calor “vienen sistemáticamente superándose año tras año”, una tendencia que responde a la concentración de gases de efecto invernadero y a la falta de reducción sostenida en las emisiones. El fenómeno resulta en cambios directos sobre la salud, la economía y los sistemas productivos. La adaptación social y urbana resulta ineludible: “Es crucial la adaptación de la arquitectura, el urbanismo y el sistema de salud”, subrayó el especialista.

Los datos globales confirman la advertencia
La información reportada por organismos internacionales como el Servicio de Cambio Climático de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) coincide con el diagnóstico local. El 2025 igualó a 2023 como el segundo año más caluroso desde que existen registros, solo detrás de 2024, según el monitor de calentamiento global europeo. La temperatura media de enero a agosto de 2025 se ubicó en 1,42 °C (2,56 °F) por encima del promedio preindustrial, un dato sin precedentes en 176 años de registros.
El informe de la OMM advirtió que los once años comprendidos entre 2015 y 2025 figuran entre los más cálidos jamás documentados, y los tres años recientes ocupan el podio absoluto. “Estos hitos no son abstractos: reflejan el ritmo acelerado del cambio climático y la única manera de mitigar el aumento futuro de las temperaturas es reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero”, declaró Samantha Burgess, responsable estratégica del clima en Copernicus.
El calentamiento global se traduce en fenómenos meteorológicos extremos. Lluvias torrenciales, inundaciones, olas de calor e incendios forestales de gran magnitud generaron consecuencias en cadena durante 2025. La OMM identificó crisis humanitarias y desplazamientos masivos por la pérdida de viviendas y medios de vida, además de impactos negativos en la producción de alimentos y el desarrollo económico.

La situación polar es alarmante: la extensión del hielo marino del Ártico tras el invierno fue la más baja observada, mientras que en la Antártida el hielo marino se mantuvo muy por debajo de los promedios históricos. El nivel del mar siguió creciendo, a pesar de leves disminuciones temporales atribuidas a factores naturales, según la OMM.
El contexto político y la urgencia de la adaptación
Las negociaciones internacionales avanzan con lentitud. En las cumbres climáticas COP28 (Dubái, 2023) y COP30 (Belém, Brasil), los países acordaron dejar atrás los combustibles fósiles, aunque las metas para eliminar gradualmente el petróleo, el gas y el carbón quedaron estancadas por la presión de los productores. Según datos de Copernicus, el promedio trienal 2023-2025 va camino de superar el umbral de 1,5 °C (2,7 °F), límite fijado en el Acuerdo de París para evitar los peores efectos del cambio climático.

La secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, advirtió: “Esta insólita racha de altas temperaturas, combinada con el aumento récord de las concentraciones de gases de efecto invernadero del año pasado, deja claro que será prácticamente imposible limitar el calentamiento global a 1,5 °C en los próximos años sin que las temperaturas superen transitoriamente ese umbral. Pero la ciencia también es tajante al afirmar que todavía es completamente posible —y esencial— reducir las temperaturas para contener el calentamiento hasta los 1,5 °C para fines de siglo”.
Ante la posibilidad de nuevos récords en 2026, el especialista argentino recomienda no solo extremar los cuidados personales frente al calor, sino también adaptar la infraestructura y los sistemas urbanos. “Con respecto a los eventos de calor extremo, es importante extremar el cuidado personal con respecto a la exposición al sol y al calor”, puntualizó Lutzky. El desafío, concluye, será colectivo y requerirá respuestas integrales en arquitectura, urbanismo y políticas de salud pública.














































