Nuevas estrategias permiten controlar poblaciones de insectos en África, Asia y Europa, reduciendo costos y mejorando la prevención de enfermedades como malaria y fiebre amarilla mediante intervenciones más precisas y seguras
La lucha contra los mosquitos, transmisores de enfermedades como la malaria, la fiebre amarilla y el virus del Nilo Occidental, ha cobrado una nueva dimensión gracias al uso global de drones. Países tan diversos como Ghana, Kenia, Japón y Polonia han experimentado con éxito el despliegue de estos dispositivos para controlar poblaciones de mosquitos, marcando el inicio de una era donde la tecnología se integra como pilar central en la salud pública y la prevención de enfermedades.
Expansión y ventaja económica respecto a métodos tradicionales
Uno de los detonantes claves de la expansión del uso de drones en el control de mosquitos ha sido la reducción significativa de sus costos en los últimos años. Desde 2018, el precio de los drones ha disminuido alrededor de un 20%, situándolos por debajo del precio de otras medidas como los medicamentos anti-malaria y los mosquiteros tratados con insecticidas. Esta rebaja facilita la adopción a gran escala, incluso en regiones con recursos limitados, y ofrece un nuevo paradigma “más económico y más humano”, como apuntan autoridades africanas en políticas sanitarias.
Mientras que los medicamentos requieren continua inversión y gestión logística, y los mosquiteros implican cambios de comportamiento y reemplazo ante desgaste o pérdida de eficacia, los drones pueden operar de forma sistemática, alcanzar zonas inaccesibles y actuar con una precisión que minimiza el uso de agentes químicos. Esta eficiencia es particularmente ventajosa dado el desafío que representan los hábitats de difícil acceso o los cambios en los patrones de reproducción de los mosquitos.
Avances en África y Japón con SORA Technologies

África, epicentro histórico de la malaria, ha acogido con especial entusiasmo la llegada de los drones. Ghana y Kenia, ambos azotados por millones de casos y miles de muertes anuales causadas por la malaria, han visto en los drones una promesa de avance significativo. SORA Technologies, empresa japonesa pionera en el sector, ha logrado captar la atención de comunidades y autoridades sanitarias africanas con su enfoque innovador.
Kenia registra más de 5 millones de casos de malaria al año y 12.000 muertes por esta enfermedad. Ha sido un obstáculo desgarrador, casi insalvable, para la supervivencia infantil y el crecimiento económico durante generaciones.
“Me impactó la cantidad de niños que aún mueren de malaria, una enfermedad que se puede prevenir y curar. Pensamos que si agregábamos inteligencia artificial y monitoreo aéreo, podríamos romper el ciclo”, declaró Yosuke Kaneko, cofundador y director ejecutivo de SORA Technologies, al medio francés RFI. “Los drones nos permiten acceder a zonas a las que el personal sanitario a menudo tiene dificultades para llegar de manera oportuna, segura y con una precisión que realmente marca la diferencia”.
El método consiste en sobrevolar riberas y campos con drones equipados con inteligencia artificial, detectando zonas de agua estancada donde los mosquitos depositan sus huevos. Cuando se identifica una infestación, los drones aplican larvicidas directamente en los focos, frenando los brotes antes de que se generalicen. Este acceso rápido y seguro supera por mucho las limitaciones que enfrentan los equipos humanos, además de reducir riesgos laborales y asegurar intervenciones más oportunas.
“La tecnología sólo funciona si las personas a las que se supone que debe ayudar confían en ella” explicó el Dr. Peter Okeke, asesor de políticas contra la malaria radicado en Abuja, Kenia, cree que los drones están firmemente asentados en el futuro del control de la malaria.
“Es una prevención inteligente: más barata que el tratamiento, más humana que reaccionar a los brotes y, en última instancia, más sostenible”, dijo a RFI.
En Japón, SORA no se ha limitado a los trópicos africanos. Las islas niponas, también afectadas recientemente por enfermedades transmitidas por mosquitos, han sido escenario de operaciones innovadoras. En la Expo Osaka-Kansai, por ejemplo, drones lograron mapear sistemas de drenaje y detectar charcos en tejados, localizando potenciales puntos de reproducción y anticipándose a brotes.
Europa y el caso de éxito de Polonia
El despliegue de drones no es exclusivo de África y Asia. En la ciudad polaca de Breslavia, los drones han formado parte desde hace 27 años del arsenal contra los mosquitos. Cada verano, estos dispositivos patrullan los embalses locales para identificar y tratar zonas de riesgo con larvicidas no tóxicos, procedimiento que es monitoreado en 300 sitios distintos entre marzo y octubre. Los resultados han sido positivos tanto en la reducción de la población de mosquitos como en la protección del ecosistema, ya que los productos empleados no afectan a otras especies.
La propagación de enfermedades como el chikungunya y el virus del Nilo Occidental en Europa ha hecho que los drones sean vistos cada vez más como una necesidad y no como una mera innovación. El sistema propuesto por la startup Tornyol, por ejemplo, integra sensores de sonido que detectan el particular aleteo de los mosquitos, permitiendo reconocer la trayectoria, interceptar y eliminar individuos sin uso de químicos, lo que resulta especialmente útil en espacios urbanos y jardines privados.
“El dron nos permite llegar a lugares inaccesibles para los humanos: meandros, juncales o remansos. Gracias a esto, podemos realizar procedimientos con mayor rapidez y precisión”, afirma el Dr. Piotr Jawień, operador del dron en ECO Dron. “El preparado que utilizamos solo funciona con larvas de mosquito y es completamente seguro para otros organismos”.
Innovaciones tecnológicas y desafío ambiental

La evolución de los drones va mucho más allá del vuelo autónomo. Incorporan inteligencia artificial y conjuntos de micrófonos —en el caso de Tornyol, hasta 380— que funcionan como sonar de precisión para identificar y rastrear mosquitos en tiempo real. Estos avances elevan la capacidad de respuesta, incrementan la eficacia y disminuyen el impacto ambiental al evitar el uso excesivo de químicos y limitar la intervención a los focos reales.
Frente al contexto de cambio climático, que favorece la expansión de los mosquitos hacia regiones antes libres de enfermedades tropicales, el papel de la tecnología se presenta como esencial para adaptar y anticipar estrategias de control.
Perspectivas y futuro en la batalla contra las enfermedades transmitidas por mosquitos
La combinación de menores costos, acceso a zonas remotas y precisión quirúrgica coloca a los drones en una posición destacada para frenar la proliferación de enfermedades transmitidas por mosquitos a nivel global. Sin embargo, el desafío perdura: el aumento de temperaturas y las nuevas dinámicas urbanas exigen adaptaciones constantes y el desarrollo de colaboraciones entre sectores público, privado y comunidades locales. De continuar la tendencia, la revolución de los drones está llamada a ser uno de los grandes aliados en la salud pública internacional frente a uno de los enemigos más antiguos de la humanidad.
