Dirigentes de las seis federaciones cocaleras afirmaron que “cualquier boliviano podrá emitir su voto” en esa región y rechazaron las acusaciones sobre amenazas al proceso electoral
Después de varios meses de tensión política con marchas, bloqueos y amenazas de boicot a las elecciones generales de Bolivia, los representantes de los sindicatos cocaleros garantizan el desarrollo de la votación en los enclaves donde se cultiva la hoja de coca y proponen el voto nulo, como un acto de rechazo a la proscripción de su líder, el ex presidente Evo Morales (2006-2019).
“Finalmente hemos decidido ir a estas elecciones injustas e ilegales a emitir un voto nulo, un voto de resistencia porque esta lucha no termina en esta elección (…) cualquier boliviano puede ir a emitir su voto”, manifestó el dirigente Dieter Mendoza, en conferencia de prensa en la ciudad de Cochabamba (centro).
El Gobierno identificó al menos cinco localidades de la región cocalera –Ivirgarzama, Shinahota, Lauca Ñ, Villa Tunari y Chimoré– como las zonas con riesgo para la jornada de votación y anunciaron que reforzarán la presencia institucional y policial para prevenir conflictos y evitar “intentos de sabotaje”. Sin embargo, Mendoza señaló que todos los candidatos pueden circular libremente en la región y que “no hay agresiones como se quiere hacer creer”.

En los meses anteriores, los seguidores del ex presidente amenazaron con impedir el desarrollo de la votación y de las campañas electorales, y algunos amenazaron con boicotear las elecciones bajo la consigna “Sin Evo no hay elecciones”. Las advertencias se agravaron cuando una de sus principales aliadas políticas amenazó al Tribunal Electoral con “contar muertos” en lugar de votos si no se incluía a Morales en la papeleta electoral.
Sin embargo, faltando dos semanas para la votación la estrategia del evismo dio un giro. Luego de haber negado su apoyo a la candidatura de Andrónico Rodríguez, el senador, dirigente cocalero y antiguo delfín de Morales; sus seguidores decidieron promover la anulación del voto, como un acto de protesta contra su inhabilitación debido a un fallo constitucional que limita el ejercicio de la Presidencia a dos mandatos.
“Esta elección está hecha para que vuelva la derecha y no el pueblo boliviano, una democracia sin el pueblo, sin la Bolivia profunda, sin el movimiento indígena, sin el movimiento popular”, expresó el ex gobernante y afirmó que el voto nulo se convertirá en “un referendo electoral”.
La Ley de Régimen Electoral contempla tres tipos de votos: el válido, que es la marca por una candidatura y que es el único que suma al cómputo para la definición de los ganadores; el voto blanco, que es la papeleta devuelta sin marcas ni daños, y el voto nulo, que presenta marcas en más de una casilla o en otras partes de la papeleta.
En las últimas encuestas, el voto nulo tiene 14,6 %, y junto con el voto blanco e indeciso supera el 30%, un porcentaje mayor al de cualquier candidato. En tanto el apoyo a Rodríguez cayó de forma sostenida y pasó de ocupar el tercer lugar en preferencia electoral al quinto, con un 5% de intención de voto.
Para la analista política, Luciana Jáuregui, la estrategia del evismo es positiva porque canaliza de manera democrática e institucional su posición política. “Lejos de lo que se crea, me parece una salida institucional muy buena porque de alguna forma le da participación a un grupo social que no estaba representado, sin que eso deslegitime la contienda electoral en sí misma”, explicó en una entrevista en La Razón.
La votación está convocada para este domingo 17 de agosto y se estima que 7,9 millones de bolivianos acudan a las urnas para elegir presidente, vicepresidente, 36 senadores y 130 diputados. Según los sondeos de opinión, los favoritos para ganar la votación son los candidatos opositores Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga, aunque ninguno con un margen que le permita ganar en primera vuelta.
De confirmarse la tendencia de las encuestas, Bolivia cerraría un ciclo de gobiernos de izquierda que dirigieron el país por casi 20 años.
