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No en su nombre pero sí en el mío

Soy judío y sionista. Soy de los que piensan que no debemos disculparnos por quienes somos y por defendernos de aquellos que nos odian y agreden

Desde el horroroso Pogrom perpetrado por Hamas contra Israel, el 7 de Octubre de 2023, se despertó en el mundo el viejo y conocido antisemitismo.

No hay nada que hacer, en este planeta les encanta ver a los judíos sufrir pero jamás van a aceptar nuestro derecho de existir, defendernos y sobrevivir.

Tanto la derecha, la izquierda, el fundamentalismo islamico han visto la oportunidad para atacar al Estado de Israel y a los judíos aludiendo distintas falacias ya conocidas.

Sumados a ellos encontramos un grupúsculo minoritario de judíos autoodiadores, que existieron siempre, que necesitan encajar con esa lacra de antisemitas y mostrar sus buenos modales a una parte de la sociedad que, por lo bajo, también terminan detestándolos al igual que a los demás judíos por igual, una vez que dejan de ser útiles a sus discursos de odio.

Sinceramente soy de los que piensan, claramente, que no debemos disculparnos por quienes somos y por defendernos de aquellos que nos odian y agreden.

Soy judío y sionista. Aunque para algunos esto me transforme en apátrida, asesino, genocida y tantos adjetivos más.

A quien no le guste esta definición sinceramente es su problema.

No pienso agachar mi cabeza pidiendo perdón a la sociedad por ejercer mi derecho de la defensa por mi judaísmo y por las acciones del Estado de Israel en su lucha por su existencia.

Nuestro pueblo tiene un historial de persecuciones ininterrumpidas desde hace miles de años.

La inquisicion, los pogroms de cosacos, la Shoa, las matanzas de judíos por pobladores de Europa en distintas épocas, etc.

No hago estas citas históricas para victimizarme por quien soy ni porque espero la palmada en la espalda de nadie. Simplemente son hechos que han marcado mi vida y por los que no voy claudicar gritando a los cuatro vienos mi pertenencia y que, desde donde pueda, seguiré luchando contra el antisemitismo en todas sus versiones y defendiendo el derecho a la existencia del Estado de Israel y su necesidad de defenderse del terrorismo y del fundamentalismo islámico.

Desde la creación del Estado de Israel cambió el paradigma de los judíos en el mundo.

Los habitantes de este planeta son testigos del renacimiento de un pueblo desde las cenizas.

La imagen de un soldado del Ejército de Israel define la fortaleza de los judíos actualmente.

Esos que todos los días arriesgan sus vidas para defender un territorio ínfimo, más pequeño que la superficie de la provincia de Tucumán, pero que también lo hacen por todos judíos del mundo sabiendo que la mano de Israel está extendida para su protección como lo hemos observado desde 1948.

La creación del Estado de Israel rompe fuertemente un paradigma historico.

Nuevamente los judíos tenemos un lugar seguro. La única democracia en Medio Oiente, un país, que desde su nacimiento, sufrió permanente la agresión de numerosos estados teocraticos, dictatoriales y de grupos terroristas. El único estado que anhela la paz pero que, en el fondo, sabe que para ello no basta con tender la mano a sus vecinos.

Una nación a la que el mundo no le perdona su fortaleza y la resiliencia de su población.

Este pais tan pequeño ocupa las primeras planas de los diarios y canales de TV, es objeto de resoluciones más severas del circo de las Naciones Unidas, por el que se llenan la boca los dirigentes europeos, aun aquellos que han sido grandes responsables de tantos males del mundo moderno, quien recibe la atención negativa del progresismo mundial sumando a colectivos diversos y que sus misiones son coincidentes con la forma de vida israelí y contraria a la de sus enemigos y por el minúsculo grupo de judíos con auto odio.

Demonizar, deslegitimar y aplicar el doble rasero al estado Judío es antisemitismo conforme el concepto de la Alianza Internacional de Recodacion del Holocausto (IHRA).

A todos ellos les transmito las palabras de un gran Primer Ministro Israelí Menachen Beguin que sintetizan el pesamiento de la mayoría de nuestro pueblo: “No soy un judío al que le tiemblan las rodillas. Soy un judío orgulloso con 3700 años de historia civilizada. Nadie vino a ayudarnos cuando moríamos en las cámaras de gases y en los hornos. Nadie vino a ayudarnos cuando luchamos para crear nuestro país. Pagamos por ello. Luchamos por ello. Morimos por ello. Nos mantendremos firmes en nuestros principios. Los defenderemos. Y, cuando sea necesario, volveremos a morir por ello, con su ayuda o sin ella” – Menajem Beguin, Primer Ministro de Israel al Senador Joe Biden, en junio de 1982.

Por todo lo expuesto mi reflexión, en especial para aquellos judíos con auto odio y complacientes con la lacra antisemita: “No en su nombre pero sí en el m{io”.

*Pablo Andrés Soskin es Vicepresidente de la Organización Sionista Argentina, Presidente del Consejo Federal de Daia y Presidente de la Filial Daia Entre Ríos.

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