Aunque los últimos datos oficiales no mostraron un aumento de la desocupación, los especialistas anticipan un deterioro. El mercado laboral ya muestra señales de alerta.
El desempleo podría aumentar en los próximos meses ante el estancamiento de la economía, la incertidumbre financiera y la caída de la actividad industrial, según los analistas. Aunque el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la tasa de desocupación se mantuvo en 7,6% en el segundo trimestre de 2025, las señales de deterioro del mercado laboral se profundizaron.
Las consultoras advierten que el efecto del freno económico comenzaría a reflejarse con más fuerza en los datos del tercer trimestre. Sin embargo, no se espera una “disparada” del desempleo, sino que el fenómeno que se consolida es de mayor informalidad y cuentapropismo como formas de contención, dentro de la economía de plataformas.
La tasa de desocupación del segundo trimestre se mantuvo en 7,6%, el mismo nivel que hace un año, y 0,3% por debajo del primer trimestre del 2025.
Hacia adelante, los expertos esperan un incremento en las cifras debido a la proyección de la actividad, que está estancada y “podría caer por todos los problemas financieros y cambiarios”, anticipó Jorge Colina, presidente del Instituto Idesa.
En la misma línea, Federico Pastrana, economista y profesor universitario, diferenció dos momentos: “Con crecimiento de la actividad en 2024, la economía generó empleo, pero más precario, con más trabajadores no registrados y cuentapropistas“. Ahora, proyecta una situación distinta: “A principios de 2025 la economía dejó de crecer, y desde agosto se entró en una fase recesiva, con altas tasas e inestabilidad cambiaria, por lo que soy pesimista por la respuesta que tendrá el mercado de trabajo”.

A principios del 2025, el desempleo trepó a 7,9%, “números que no se veían desde la salida de la pandemia”, recordó Matías Maito, director del Centro de Estudios sobre el Mundo del Trabajo (CETyD). Se trataba de un contexto de crecimiento de la actividad económica. Para fines del segundo trimestre, el PBI cayó 0,1% contra el primer trimestre. Y a partir de agosto se intensificó la política monetaria contractiva del Gobierno y el salto del tipo de cambio, que podrían haber golpeado aún más la actividad. “Vemos crecimiento del desempleo en este contexto”, anticipó Maito.
Además, el investigador agregó que las razones de este bajo dinamismo tienen que ver con la dinámica sectorial. “El modelo está centrado en actividades primarias, como el complejo energético, que generan empleo pero en baja medida. Las actividades más afectadas, como la industria y construcción, son actividades muy intensivas en trabajo”, agregó.
En julio, la actividad cayó 0,3%, según Equilibra. Los datos oficiales se conocerán la semana que viene, pero ya los informes del Indec mostraron bajas en la industria y la construcción para julio, los sectores con más empleo intensivos. “El segundo trimestre fue con un crecimiento del 6,3% del producto, mientras que el empleo registrado cayó 4% interanual, con 240.000 personas menos”, informó Gonzalo Carrera, economista de esa consultora.
Un “refugio” en las plataformas
Pese al contexto, algunos analistas no proyectan un salto abrupto en la tasa de desocupación. Colina, de IDESA, explicó que aunque el desempleo “va a aumentar, no lo hará de forma significativa”. Según su mirada, el impacto se canalizará a través del crecimiento de la informalidad, sobre todo vía plataformas o trabajos no registrados.
En este punto, el concepto técnico es clave: el INDEC considera desempleadas a las personas que no tienen trabajo y lo buscan activamente. Pero si alguien genera ingresos por cuenta propia —aunque sean precarios— queda dentro de la categoría de “ocupado”. “Esto no era así en el pasado, cuando no había empleos de plataforma”, agregó Colina.
Mientras la desocupación se mantuvo estable, el empleo informal creció. En el segundo trimestre del año, la tasa de informalidad alcanzó el 43,2%, según datos oficiales. En el primer trimestre era del 42%. Un año antes, era del 41,6%. Esto representa unos 226.000 trabajadores más en situación informal, solo en los aglomerados urbanos. “El mercado laboral ajusta por calidad, no por cantidad”, consideró el investigador Luis Campos.
La categoría laboral que mostró un mayor dinamismo, al igual que en el primer trimestre, fue el cuentapropismo informal, “los que ni siquiera tienen para pagar el monotributo”, detalló Campos. En un año pasaron de representar el 13,8% del total de ocupados al 14,7%. Se trata de un fenómeno que ya lleva una década.
“Los datos de este informe son apenas la punta del iceberg, corresponden a un trimestre que va quedando muy lejos. Seguramente los datos del tercer trimestre muestren un deterioro aún mayor. Lo peor, en materia laboral, está por venir”, agregó Campos.
Muchas de las consultoras que a principio de este año estimaban un aumento del PBI del 5% hoy recalibran y esperan una suba en torno al 4%, por el arrastre positivo que dejó el 2024.
Los datos de empleo muestran que el crecimiento del trabajo informal se concentra en actividades como el comercio, la gastronomía, el transporte y la construcción. Para Maito, estos sectores funcionan como una puerta de entrada a trabajos precarios o vinculados a plataformas.
Carrera lo llamó “empleo refugio”: hacia adelante, la suba del desempleo dependerá de cuántos puestos de trabajo de la industria o la construcción pueda seguir absorbiendo el trabajo de plataformas. Si bien se espera un segundo semestre recesivo, también remarcó que las caídas ante las caídas en la actividad el empleo no reacciona inmediatamente: “Una empresa que deja de vender tiende a aguantar, hace suspensiones, no es que arranca a despedir. El desempleo no debería dispararse ya”.
