El Fondo de Estabilización del Tesoro anunció que se reunirá el próximo miércoles y alentó el optimismo del equipo económico.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos lanzó una convocatoria poco común. Anunció una reunión extraordinaria del Fondo de Estabilización -Financial Stability Oversight Council (FSOC)- para el miércoles de la semana próxima en Washington.
Se trata del Fondo que eventualmente podría habilitar un préstamo directo del Tesoro a la Argentina, algo que insinuó el secretario, Scott Bessent, en su visita a la Argentina.
La convocatorio conocida este miércoles no es habitual, pero tampoco es un evento extraordinario. Apenas se adelantó que habrá una sesión ejecutiva y otra abierta al público.
En el equipo de Toto Caputo, desesperado por dólares, la noticia despertó ilusión. El equipo económico, golpeado por la disparada del riesgo país y la imposibilidad de acceder a crédito internacional, sigue con atención cada movimiento del Consejo del Fondo de Estabilización del Tesoro de Estados Unidos.
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El FSOC funciona como un “consejo de guardianes” del sistema financiero estadounidense. Su tarea central es detectar riesgos, coordinar respuestas y, llegado el caso, activar mecanismos de rescate. No es un organismo que se mueva con ligereza. Cuando lo hace, suele ser porque el temblor se siente fuerte.
El equipo económico, golpeado por la disparada del riesgo país y la imposibilidad de acceder a crédito internacional, sigue con atención cada movimiento del Consejo del Fondo de Estabilización del Tesoro de Estados Unidos.
El antecedente más recordado es el “efecto Tequila”. En 1994, el colapso mexicano sacudió a todo el continente. Estados Unidos, preocupado por el contagio, diseñó un paquete de ayuda de 50 mil millones de dólares. El dinero no solo estabilizó a México: envió la señal de que Washington estaba dispuesto a actuar para evitar una crisis mayor. Ese episodio quedó en la memoria. México devolvió cada centavo, incluso antes de tiempo. Y el Tesoro estadounidense asumió el papel de prestamista de última instancia para la región.
En julio pasado, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, realizó una visita relámpago a Buenos Aires. En sus reuniones deslizó que la posibilidad de un apoyo , aunque con condiciones muy estrictas.
La reunión del 10 de septiembre, en principio, no parece incluir un salvataje para Argentina. El comunicado oficial habla de reportes anuales, reformas regulatorias y un presupuesto para 2026. Nada demasiado excitante. Pero en política económica, lo que no se dice suele ser tan importante como lo que se publica. Por eso, cada párrafo del comunicado se lee con lupa en Buenos Aires. Y cada guiño de Bessent se interpreta como promesa.
La ironía es que, para un país que ya perdió el crédito de casi todos, hasta un rumor en Washington puede convertirse en esperanza.

