La explicación científica detrás de las diferencias en la reacción a esta infusión involucra factores genéticos, hormonales y de salud. Cuál es el límite seguro de consumo
Para quienes consideran el café una parte fundamental de su rutina, la energía y concentración que ofrece a menudo se acompaña de síntomas como ansiedad, palpitaciones o nerviosismo.
Esta respuesta tiene base científica, vinculada a la interacción de la cafeína con el cerebro y el cuerpo, según los especialistas.
Cuáles son los efectos de la cafeína en el cerebro

Entre 15 y 45 minutos después de consumir café, la cafeína alcanza el cerebro y bloquea los receptores de adenosina, encargados de inducir la calma y el sueño. Así se desencadena la liberación de dopamina y norepinefrina, neurotransmisores que mejoran el estado de alerta y reducen la fatiga, de acuerdo con lo que explicó el cardiólogo Amin Yehya a la revista Time.
Esta misma cascada provoca un aumento en la frecuencia cardíaca y presión arterial, así como la activación de áreas cerebrales relacionadas con la percepción de amenazas.
El doctor John Higgins, cardiólogo de UTHealth Houston, señaló que la eliminación del “freno” de la adenosina produce una excitación neuronal más rápida y una contracción leve de los vasos sanguíneos. Este fenómeno físico suele interpretarse como nerviosismo.
La delgada línea entre energía y síntomas de ansiedad

La cafeína activa el sistema nervioso central, no solo aumentando la energía, sino también replicando síntomas físicos de la ansiedad. Un estudio publicado en la revista Clinical Autonomic Research destacó que esta activación puede reproducir casi a la perfección las sensaciones asociadas a la ansiedad, lo que dificulta diferenciar entre motivación e inquietud.
Especialistas de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) coinciden en que la cafeína estimula la respuesta de “lucha o huida”, lo que se traduce en aumento de la frecuencia cardíaca, presión arterial y una sensación de inquietud similares a los síntomas de la ansiedad.
Además, promueve la activación del eje hipotalámico-hipofisario-adrenal y eleva los niveles de cortisol y adrenalina, las principales hormonas del estrés, según Yehya. Así, el cuerpo puede interpretar erróneamente una amenaza inexistente.
Cómo afecta la genética y el metabolismo

La sensibilidad a la cafeína varía entre personas. Los expertos subrayan la importancia de la genética y el metabolismo en la respuesta a la cafeína. Yehya explicó que las variaciones genéticas afectan el funcionamiento de los receptores de adenosina y dopamina, además de retrasar el metabolismo hepático de la cafeína, prolongando su efecto estimulante. En tanto Higgins, indicó que la misma cantidad de café puede tener efectos muy diferentes según el individuo.
Desde la UCLA precisan que la enzima hepática CYP1A2 metaboliza la mayor parte de la cafeína y su eficiencia depende de factores genéticos. Quienes poseen una versión menos eficiente de esta enzima sienten efectos más intensos y duraderos. Además, el gen ADORA2A, asociado a los receptores de adenosina, influye en la facilidad con que la cafeína bloquea la relajación cerebral, incrementando la probabilidad de sentir ansiedad.
Factores personales y condiciones de salud

El contexto personal y el estado de salud también modifican la respuesta a la cafeína. El electrofisiólogo Ajay Pillai advirtió a Time, advierte que la cafeína aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial, en especial en personas con hipertensión o bajo estrés.
La doctora Sogol Ash, experta en medicina funcional, señala que la falta de sueño, el estrés sostenido y las fluctuaciones hormonales pueden intensificar la respuesta ansiógena de la cafeína, ya que elevan de base los niveles de cortisol y adrenalina, manteniendo el sistema nervioso en estado de alerta.
Cuánto café es mucho y señales de advertencia

Los especialistas coinciden en que hasta 400 mg diarios de cafeína—alrededor de dos o tres tazas de café de 355 ml—resultan tolerables para la mayoría de adultos sanos.
Sin embargo, Yehya aclaró que no hay una cifra única para todos, pues la tolerancia y la sensibilidad son muy variables.
Algunas personas pueden experimentar efectos ansiógenos con una sola taza, mientras otras toleran mayores cantidades.
Los especialistas de la UCLA advierten que superar los 400 mg diarios aumenta considerablemente el riesgo de ansiedad y recuerda que la cafeína está presente en alimentos y medicamentos menos evidentes, como chicles, helados y ciertos fármacos.
Cómo es el impacto en personas con antecedentes de ansiedad

El efecto de la cafeína es mayor en quienes vivieron episodios de ansiedad o ataques de pánico. Los especialistas de UCLA informan que dosis elevadas rara vez causan ansiedad en quienes ya la padecen, pero pueden intensificar síntomas existentes como el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
Una revisión de investigaciones con más de 200 participantes destacó que más del 50% con antecedentes de ataques de pánico sufrieron nuevos episodios tras consumir altas dosis de cafeína, mientras que ninguno de los participantes con placebo experimentó esos síntomas.
Consejos para disfrutar el café sin ansiedad

Quienes desean disfrutar del café sin experimentar ansiedad pueden recurrir a varias estrategias. Yehya recomienda mantener un consumo moderado, evitar la cafeína antes de dormir para preservar la calidad del sueño y, así, controlar los niveles de ansiedad. Ash aconseja no ingerir café con el estómago vacío, ya que los alimentos ayudan a reducir la absorción de cafeína y amortiguan su impacto hormonal. Los especialistas proponen elegir café descafeinado, reducir las porciones o ajustar el horario de consumo.
Asimismo, las recomendaciones apuntan a sincronizar el consumo de café con el ritmo corporal, esperando hasta la media mañana, cuando el nivel de cortisol disminuye de forma natural.
Síntomas de abstinencia y cuándo consultar al médico

La abstinencia de cafeína puede causar dolor de cabeza, aumento del ritmo cardíaco, malestar gastrointestinal y temblores, según los expertos de UCLA. Estos síntomas aparecen dentro de las 24 horas posteriores a la suspensión del consumo y pueden durar hasta nueve días, dependiendo del consumo habitual.
Si la ansiedad, las palpitaciones o el insomnio continúan aun con ajustes en la ingesta, los especialistas sugieren consultar a un médico, pues pueden ser signos de un problema de salud como trastornos de ansiedad, arritmias cardíacas o problemas tiroideos.
El doctor Mohanakrishnan Sathyamoorthy, jefe del departamento de medicina interna de la Facultad de Medicina Burnett de la Universidad Cristiana de Texas, recomienda incluir la cantidad de cafeína consumida en el historial clínico, ya que podría ser un factor relevante en el diagnóstico.
Comprender cómo responde el cuerpo a la cafeína permite adaptar el consumo de café de forma informada y favorecer el bienestar diario.













































