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“Sé tu mejor versión”: un falso mandato que necesitamos cuestionar

Perseguir una meta imposible y tramposa nos puede causar mucho dolor. Apaciguar la exigencia y abrazar la permanente transformación siempre es un mejor camino de autodescubrimiento y reparación.

No hay una mejor versión que alcanzar. El yo no es una meta congelada, sino un movimiento vivo. Cada emoción, cada error, cada contradicción forma parte del tejido que nos hace humanos. Pretender convertirnos en una única versión es negar nuestra complejidad y —peor aún— caer en una exigencia que inmoviliza”, afirmaba Carl Rogers, uno de los padres de la psicología humanista.

“Sé tu mejor versión” es una propuesta en modo imperativo que inunda las redes sociales. Se comparte como un mantra luminoso y como una solución a nuestro maravilloso entramado humano. Sin embargo, aquellas personas que buscan esa versión, tarde o temprano, se dan cuenta de que ese intento solo los deja más limitados y encerrados que antes. Es imposible crear una mejor versión de nosotros mismos sin perder la multidimensionalidad de todo lo que somos en ese proceso, sin anestesiar nuestros aspectos más valiosos, sin amputarlos, sin silenciarnos, sin olvidar lo que somos en realidad.

“Sé tu mejor versión” se basa en la falsa idea de que existe una versión final, superior y definitiva de nosotros mismos, un punto de llegada donde todo estará bajo control y toda contradicción quedará resuelta. Pensarnos de esta forma solo nos traerá más dolor. Los seres humanos somos un organismo en evolución continua. Crear una mejor vida y experimentarla desde un lugar más coherente, amoroso, libre y comprometido a la vez es una dirección, no un destino. Somos personas en proceso, y mejor dicho aún, somos personas en múltiples procesos, simultáneos, no lineales, realizados cada uno a su tiempo y a su forma, atravesados por aprendizajes y experiencias que no podemos predecir ni prediseñar.

El cuestionamiento de “ser nuestra mejor versión” tiene múltiples aspectos psicológicos, emocionales y espirituales. Cada uno de nosotros puede profundizar en toda la vastedad de las versiones que somos al mismo tiempo, en los roles, en las responsabilidades, en las pruebas y en los tantos aspectos de nuestro ser que intuimos, pero que todavía no hemos terminado de asumir.

“Sé tu mejor versión” se basa en la falsa idea de que existe una versión final, superior y definitiva de nosotros mismos, un punto de llegada donde todo estará bajo control.

Pretender abarcarlos en su totalidad sería otro fallido intento de sintetizar en pocas frases un proceso de dimensiones inimaginables. Sin embargo, aquí podemos hacer un intento, tirar de un solo hilo para empezar a deshacer los nudos que nos traban cuando ponemos foco y energía en buscar ser nuestra mejor versión.

Este hilo podría ser, para muchos de nosotros, la explicación de “personas en proceso” que nos ofrece Carl Rogers. En su célebre libro El proceso de convertirse en persona, el psicólogo ordenó algunas características que nos ayudan a organizar de qué se trata esta idea.

¿Qué es ser una persona en proceso?

Lo que somos está en un constante movimiento. Cuando intentamos aferrarnos a una identidad rígida, perdemos vitalidad. El cambio es signo de salud, no de inestabilidad. Las certezas pueden cambiar y nuestra identidad se redibuja con cada experiencia.

En cada uno de nosotros hay una fuerza natural que nos permite ir desplegando nuestras potencialidades. El proceso no es perfecto ni lineal, pero siempre somos guiados por un impulso hacia el crecimiento, incluso cuando sufrimos las consecuencias de nuestros errores y atravesamos momentos de dolor.

Las redes sociales, espejo de perfección imaginaria. (Foto: Adobe Stock)
Las redes sociales, espejo de perfección imaginaria. (Foto: Adobe Stock)

Ser una persona en proceso requiere recibir las experiencias sin negarlas ni distorsionarlas. Cuando somos personas plenamente funcionales, podemos vivir completamente en el momento presente y responder a lo que cada situación requiere. Abrirnos a lo que sentimos y percibimos amplía nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo.

Experimentar la coherencia y la autenticidad es fundamental. La alineación entre lo que sentimos, pensamos y expresamos nos permite ser personas que evolucionan. Cuando ocultamos nuestras emociones o adoptamos máscaras para agradar, generamos tensiones internas. La autenticidad nos hace más vulnerables y más fuertes a la vez.

Aprender a escuchar la propia sabiduría interna es una de las prácticas más importantes a las que nos podemos dedicar. Nuestras emociones y reacciones corporales son brújulas fiables. Cuando las percibimos con claridad, sabemos que estamos siendo guiados por un camino correcto.

Deshacer la necesidad de controlar todo nos devuelve libertad, espontaneidad y fe. Cuando confiamos en el proceso de la vida, empiezan a emerger respuestas originales y soluciones creativas.

Las relaciones genuinas son fundamentales. Nuestro verdadero crecimiento sucede en vínculos donde encontramos aceptación incondicional, empatía y autenticidad. Muchas de ellas no solo son sostén y refugio, sino que actúan como un espejo seguro para explorar y reconfigurar nuestras formas de ser… las formas del ser.

Ser una persona en proceso requiere abrazar la incertidumbre como parte de la existencia y tener el valor de asumirnos imperfectos.

¿Qué pasaría si dejáramos de buscar una versión definitiva de nosotros mismos y simplemente habitáramos el movimiento?

Vivir es un proceso de transformación permanente.

Por supuesto, estas claves no son recetas ni un paso a paso a cumplir. Solo describen una mejor forma de ser y de estar en el mundo. Crecer y evolucionar es permitir que la vida nos transforme mientras permanecemos abiertos, coherentes y confiados en nuestro propio movimiento interior. Pensarnos como versiones nos aleja de los verdaderos caminos que nos llevan a reencontrarnos con quienes somos en realidad.

Tal como lo afirmaba Carl Rogers, quizás lo que mejor podríamos aspirar es a permitirnos ser una versión viva, cambiante y profundamente humana.

Que así sea.

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