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Día de la Madre: historias poderosas de mujeres al volante que crían hijos y sostienen el hogar

Desde Bogotá hasta Medellín, historias reales muestran cómo conducir se convierte en una forma de independencia y fortaleza cotidiana para mujeres que lideran hogares con coraje y organización

En los semáforos de Bogotá, en las calles de Medellín o en los recorridos silenciosos de la madrugada, hay mujeres que manejan mucho más que un vehículo. Son madres, conductoras, jefas de hogar y arquitectas de sus propios destinos.

Conducir, para ellas, no es solo una tarea diaria ni un medio para generar ingresos, es una afirmación de autonomía y una respuesta valiente frente a circunstancias que exigieron reinventarse.

En Colombia, el número de hogares liderados por mujeres alcanzó un récord en 2023: 8,2 millones, según datos del DANE. Dentro de ese universo, muchas madres han encontrado en el volante una forma de sostener su familia, organizar sus tiempos y enfrentar la vida con el motor encendido.

Aplicaciones, taxis y jornadas dobles,Aplicaciones, taxis y jornadas dobles, así viven las mujeres que manejan en Colombia

En plataformas como Cabify, donde pueden prestar servicios en taxi o vehículos particulares, han descubierto una vía para organizar su día sin tener que elegir entre trabajo y familia.

Nancy, la reconstrucción tras el divorcio

Para Nancy, el volante llegó como una tabla de salvación. Tras una separación, se quedó a cargo de sus dos hijos y decidió tomar el timón, literal y simbólicamente. Su familia había estado siempre vinculada al transporte, pero nunca imaginó que ella misma terminaría al mando de un taxi.

Su jornada comienza temprano, deja a los niños en el colegio, enciende la aplicación, y empieza su ruta. Al finalizar la tarde, apaga el motor y retoma su segundo turno: tareas, cocina, atención y escucha.

Cada viaje representa una respuestaCada viaje representa una respuesta concreta a desafíos familiares, donde la tecnología se convierte en aliada y la voluntad maternal define el rumbo – (Imagen Ilustrativa Infobae)

Su vida está dividida entre el tablero del vehículo y la mesa del comedor. Cada domingo es sagrado. Lo dedica por completo a sus hijos. Nancy no solo maneja, también inspira. “Mis hijos están orgullosos de mí”, ha resaltado con una seguridad que no necesita subrayarse.

Leady, el equilibrio entre calles y emociones

Mamá de tres, Leady ingresó al mundo de la conducción después de la pandemia. Lo que comenzó como una alternativa económica se transformó en una fuente de libertad personal.

Administra sus turnos con rigor: cocina, organiza la casa y luego trabaja hasta la noche. En su carro, encuentra el espacio donde es ella misma, sin etiquetas ni interrupciones.

Disciplina y cuidado personal forman parte de su día. Entrena casi a diario, se alimenta bien y prioriza su salud mental. Esa búsqueda de equilibrio repercute en sus hijas, que la ven como una figura fuerte, activa, decidida. “Conducir me devuelve la energía. Me hace sentir bien. Mis hijas lo notan, y eso es lo que más me importa”, afirma.

En turnos diurnos o madrugadasEn turnos diurnos o madrugadas silenciosas, estas conductoras organizan su tiempo, cuidan a sus hijos y afrontan la vida con un motor que nunca se apaga – (Imagen Ilustrativa Infobae)

Marta, dos décadas sobre ruedas

La historia de Marta es la de una mujer que nunca soltó el volante, ni en la vida ni en el trabajo. Tuvo tres hijos siendo muy joven y desde hace 20 años conduce taxi en Bogotá. El trabajo nocturno fue su elección: en las madrugadas, cuando su hija menor era niña, dormía en el asiento trasero mientras Marta recorría la ciudad.

Hoy, su hija es adulta y ambas recuerdan aquellos días como un ejemplo de entrega. Marta forma parte de una red de taxistas mujeres, se apoyan, se cuidan y se celebran. “No vi crecer a mis hijos como hubiera querido, pero siempre estuve”, confiesa. Esa sinceridad no encierra arrepentimiento, sino conciencia plena de los sacrificios hechos.

Edith, del duelo a la ruta

Edith no planeaba ser taxista. Fue su esposo quien compró el carro con ahorros de toda la vida. Días después, él falleció. Sin experiencia previa, Edith tomó las llaves y empezó a manejar. Lo hizo por necesidad, pero también por dignidad. Aprendió a usar las aplicaciones, entendió las rutas, se hizo un lugar.

Hoy es abuela, jefa de familia, conductora y referente. Se levanta a las 2 a.m., prepara la casa y sale a trabajar. Ha creado una pequeña comunidad de taxistas mujeres. Algunas pasajeras la eligen porque se sienten más seguras con ella. Edith es más que una historia de superación: es una lección viva de resiliencia.

Estas mujeres conducen su vida, su hogar, sus decisiones. Con cada trayecto, dejan claro que el volante también puede ser un espacio de poder, de afirmación y de amor profundo por quienes esperan en casa.

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