El correntino tiene un pie en el Concejo Deliberante y la Legislatura de Córdoba, dentro de bloques conducidos por el deloredismo. Cornejo también aprieta en medio de la pulseada en el Congreso.
La sucesión de Martín Lousteau al frente de la UCR Nacional se juega en varias canchas. En el Congreso, como lo contó LPO, con la exploración de un acuerdo de los radicales con el centrao que trata de sostener Miguel Pichetto, en resistencia frente a los gobernadores para retener la jefatura de bloque y evitar la ruptura. Y en las provincias porque el poroteo del respaldo de los delegados para los candidatos a asumir al frente del radicalismo nacional arrancó hace rato y tiene en Córdoba un actor relevante: el diputado saliente Rodrigo de Loredo.
Cercano al Gobierno nacional durante estos últimos dos años en el Congreso, aunque distante en discusiones que en Casa Rosada consideraron clave y no perdonaron, el hasta ahora jefe de bloque de la bancada UCR quedó en el medio de las presiones de ambos espacios del radicalismo. El que lidera el correntino Gustavo Valdés y el del eje integrado por el gobernador mendocino Alfredo Cornejo y el mandatario chaqueño Leandro Zdero.
Los delegados nacionales que tiene el radicalismo cordobés son el exintendente Ramón Mestre, enfrentado a De Loredo y de diálogo con el espacio de Valdés; la actual diputada con mandato por vencer Soledad Carrizo, aliada directa de Cornejo; el cordobés con despacho en Corrientes Javier Bee Sellares, leal al gobernador litoraleño, y la deloredista Elisa Caffaratti, jefa de bloque del radicalismo en el Concejo Deliberante cordobés.
Los radicales negocian unificar bloque con Pichetto y nombrar a Valdés presidente de la UCR
De los cuatro, sobre la única que tiene influencia directa De Loredo es Caffaratti, y es por ello que el esquema de Valdés ya se movió con conversaciones en ese sentido. Por esto, el correntino tiene a Bee Sellares en Buenos Aires haciendo el punteo y en simultáneo relevando lo que pasa en Córdoba, donde algunos ya se reunieron con el presidente del partido, Marcos Ferrer, y le hicieron saber la necesidad de empujar la candidatura de Valdés para evitar las consecuencias en la provincia mediterránea.
En el Concejo, Caffaratti conduce una bancada que tiene ediles de Bee Sellares -es decir, de Valdés- y también que responden a Mestre que decidió, en ese terreno, por ahora no limar al deloredismo.
Pero en la Legislatura provincial, el asunto tal vez es más es complejo. En su objetivo de ser candidato a gobernador en 2027 como ya lo planteó después de las elecciones de octubre, De Loredo necesitará músculo opositor en la Unicameral, donde también hay legisladores que pertenecen al esquema de Valdés en Córdoba y que podrían fragmentar el armado que en el recinto conducen los legisladores provinciales Alejandra Ferrero y Matías Gvozdenovich, ambos de muy buena relación con De Loredo.
En tanto, desde el eje Cornejo-Zdero, que componen el ala radical cercana a los Milei, también hay presiones a De Loredo por la inclinación de la balanza en el voto de los delegados. El mendocino no quiere que el partido quede en manos de un potencial competidor hacia adelante como Valdés y tiene a la delegada Carrizo, su referente en Córdoba, en plenas conversaciones por su incorporación al Gobierno nacional una vez que deje la banca en la Cámara baja.
Desde el eje Cornejo-Zdero, que componen el ala radical cercana a los Milei, también hay presiones a De Loredo por la inclinación de la balanza en el voto de los delegados. El mendocino no quiere que el partido quede en manos de un potencial competidor hacia adelante como Valdés
En este sentido, la diputada con mandato a vencer mantiene conversaciones desde hace varias semanas con operadores libertarios en el Congreso y en Casa Rosada. Y hay quienes aseguran que teje su futuro entre un despacho en el Ejecutivo o un lugar en el Senado de la mano de Patricia Bullrich. Cuestiones para acordar, y confirmar, tal vez en medio de la discusión partidaria de la UCR.
Detrás de todas estas conversaciones, De Loredo tantea el terreno para no salir golpeado en lo que podría ser su regreso al llano después de diciembre y con la necesidad de sostener la expectativa. Ya no tanto para ampliar, sino para contener.





































