Cada minuto cuenta ante un accidente cerebrovascular, reconocer los síntomas puede salvar vidas, evitar secuelas y mejorar el pronóstico del paciente
*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
Cada 29 de octubre se conmemora el Día Mundial de Lucha contra el Accidente Cerebrovascular (ACV), una fecha destinada a generar conciencia sobre esta urgencia médica, promover hábitos de prevención y reforzar la importancia del reconocimiento temprano de los síntomas.
El ACV, también conocido como ictus o infarto cerebral, ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro (ACV isquémico) o cuando un vaso sanguíneo cerebral se rompe y provoca un sangrado (ACV hemorrágico). En ambos casos, la falta de oxígeno daña rápidamente las neuronas y puede dejar secuelas permanentes si no se actúa de inmediato.
En Argentina, se estima que una persona sufre un ACV cada 15 a 20 minutos. Es la primera causa de discapacidad en adultos y la tercera causa de muerte, pero hasta el 80% de los casos podrían prevenirse con controles y hábitos saludables, y muchos pueden tratarse si se consulta a tiempo.
Cinco señales de alerta de ACV

Los síntomas del ACV aparecen en forma súbita y constituyen una emergencia médica:
- Pérdida de fuerza o sensibilidad en la cara, brazo o pierna, especialmente de un solo lado del cuerpo.
- Dificultad para hablar o comprender lo que otros dicen.
- Alteraciones visuales súbitas en uno o ambos ojos.
- Problemas de equilibrio o coordinación, mareos o dificultad para caminar.
- Dolor de cabeza intenso y repentino, sin causa aparente.
Ante cualquiera de estos signos, cada minuto cuenta. Se debe llamar de inmediato al servicio de emergencias y acudir a un centro especializado en ACV.
“HABRASO”: una campaña que salva vidas

La Fundación INECO impulsa desde hace años la campaña HABRASO, que resume de forma simple cómo identificar un ACV:
- HA por habla: dificultad para hablar o entender.
- BRA por brazo: pérdida de fuerza o dificultad para levantar un brazo.
- SO por sonrisa: un lado de la cara puede verse caído.
Si aparece alguno de estos síntomas, no esperar a que pasen: llamar inmediatamente a emergencias.
Factores de riesgo y prevención

La mayoría de los ACV se relacionan con factores que pueden modificarse con hábitos saludables y controles médicos regulares:
- Hipertensión arterial
- Diabetes
- Colesterol elevado
- Tabaquismo
- Sedentarismo
- Consumo excesivo de alcohol
- Fibrilación auricular u otras enfermedades cardíacas
Adoptar un estilo de vida equilibrado, basado en alimentación saludable, ejercicio físico, control del estrés y chequeos médicos periódicos, puede reducir significativamente el riesgo de padecer un ACV.
Recomendaciones para prevenir y actuar ante un ACV

- Conocer los signos de alarma: ante dificultad para hablar, mover un brazo o sonreír, buscar ayuda médica urgente.
- Controlar la presión arterial y el colesterol: los chequeos regulares son la mejor forma de prevención.
- Abandonar el tabaco y reducir el alcohol: ambos hábitos dañan los vasos sanguíneos y aumentan el riesgo.
- Llevar una alimentación equilibrada: priorizar frutas, verduras, legumbres y reducir la sal.
- Realizar actividad física regular: al menos 30 minutos de movimiento diario fortalecen el sistema vascular.

- Consultar ante un AIT (Accidente isquémico transitorio – “mini ACV”): aunque el paciente haya presentado síntomas compatibles con ACV y se haya recuperado solo, debe consultar inmediatamente, ya que pueden repetirse y ser permanentes.
- Acompañar emocionalmente: el apoyo psicológico y social es clave en la rehabilitación.
El doctor Santiago Claverie, Jefe del Centro de ACV del Instituto de Neurociencias de Fundación Favaloro – INECO concluyó: “Luego de un ACV, la rehabilitación temprana es clave. El trabajo coordinado entre neurólogos, fisiatras, kinesiólogos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, psicólogos y neuropsicólogos permite recuperar funciones y mejorar la calidad de vida. El acompañamiento familiar también es fundamental para sostener la motivación y la autonomía del paciente”.















































