Un estudio publicado en Scientific American confirmó la existencia de gemas formadas en el manto inferior. Estos cristales excepcionales ofrecen pistas inéditas sobre la dinámica interna del planeta y despiertan un creciente interés científico y comercial
El descubrimiento de diamantes forjados a enormes profundidades está cambiando lo que la ciencia sabía sobre las condiciones extremas de presión y temperatura en el interior de la Tierra. Según un reporte de Scientific American, se han identificado ejemplares cuya composición solo puede explicarse si se formaron a unos 700 kilómetros bajo la superficie, en la misteriosa región conocida como manto inferior.
Estos diamantes de origen profundo son auténticas rarezas geológicas, ya que resulta casi imposible que materiales formados a esas profundidades logren ascender hasta la corteza y conservarse intactos en el trayecto.
El análisis de unas pocas muestras —descritas por los expertos como hallazgos prácticamente imposibles— ha abierto nuevas incógnitas sobre cómo lograron emerger y sobrevivir desde las entrañas del planeta.
Métodos científicos utilizados para confirmar la formación de estos diamantes
Para descifrar el verdadero origen de las gemas, los equipos de investigación han recurrido a técnicas avanzadas. El análisis incluyó espectroscopía y tomografía, que permitieron observar las inclusiones minerales atrapadas dentro de los diamantes, rastros inalterados de su entorno de formación, según explica el reporte de Scientific American.

La naturaleza de estas inclusiones solo coincide con presiones y temperaturas presentes a profundidades superiores a los 600 kilómetros. Los expertos han recolectado muestras de diversas minas y han empleado laboratorios internacionales para reproducir condiciones similares a las del manto inferior, confirmando la conducta química y física observada en los especímenes reales. Los estudios combinan datos geoquímicos y modelos físicos de dinámica interna de la Tierra.
Implicaciones sobre la comprensión de los procesos geológicos en el interior terrestre
La confirmación de estos diamantes sugiere que el transporte de materiales desde zonas profundas hacia la corteza es más eficiente y activo de lo que se pensaba, según resalta Scientific American en su artículo.
El proceso requiere que el diamante sea transportado a través de erupciones volcánicas rápidas, denominadas kimberlitas, que logran llevar los cristales a la superficie antes de que experimenten transformaciones que los alteren o destruyan.

El reconocimiento de este mecanismo ayuda a explicar la movilidad vertical de materiales en la Tierra y la transferencia de elementos entre distintos estratos geológicos. Además, la información registrada en los diamantes proporciona datos sobre la química y la temperatura que existía en el pasado geológico, enriqueciendo los modelos sobre la evolución planetaria.
Características físicas y químicas únicas de estos diamantes
A diferencia de los diamantes superficiales, los de origen profundo contienen inclusiones excepcionales y una estructura cristalina peculiar, derivada de las condiciones de presión y temperatura extremas.
Los análisis mencionados por Scientific American revelaron la presencia de minerales raros, que solo se forman en el manto inferior y se conservan intactos debido a la protección ofrecida por la matriz de diamante. Esto permite a los científicos acceder a cápsulas temporales del ambiente geoquímico en el que se originaron.
Además, estos diamantes pueden presentar variaciones isotópicas que funcionan como huellas digitales de su trayecto desde las profundidades.
Impacto del hallazgo en la industria de las gemas y en la investigación geológica

El descubrimiento de estas gemas singulares ha generado un interés renovado en la industria de diamantes, tanto por su rareza como por el potencial valor comercial, indica el artículo de Scientific American.
Más allá de su brillo en la joyería, estos diamantes se han convertido en verdaderas cápsulas del tiempo para la ciencia. Su composición ofrece pruebas directas sobre la dinámica interna de la Tierra y brinda a los geólogos una herramienta única para reconstruir el pasado del planeta y descifrar la química de regiones que jamás podrían explorarse de forma directa.
Las implicaciones se reflejan tanto en el mercado de las piedras preciosas como en el avance del conocimiento científico, abriendo nuevas preguntas sobre la formación y el recorrido de los materiales en el planeta.
