Mientras la Justicia avanza con allanamientos por el triple femicidio, los vecinos de la zona contaron cómo son sus días entre organizaciones criminales.
En el avance de la investigación del triple femicidio en Florencio Varela, la Justicia realizó este miércoles por la noche una serie de allanamientos en el Barrio Zavaleta para dar con los responsables del crimen. Horas antes, el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, había asegurado que se trató de “una venganza narco”.
En este contexto, los vecinos dieron detalles de cómo es vivir en una zona donde el narcotráfico está presente. “Prácticamente tengo que tener a mis hijos encerrados, o tenerlos rastreados y estar al pendiente de que están haciendo”, contó Fanny, una mujer que trabaja en una verdulería de la zona.
La testigo aclaró que vive en el barrio 1-11-14, pero que trabaja en Zavaleta, y aseguró que “el peligro está en los dos lados”. “Es cuestión de cuidarse. Cuando menos sepas y te metas, es mejor. Vivís más tranquilo”, sostuvo.
Además, Fanny contó que es madre de dos adolescentes y que su resguardo es “muy difícil” al vivir en esa zona. “Es muy duro, pero es la triste realidad. Muchos del gobierno no miran la situación de la gente que vive acá, pero hay que seguir luchando para que nuestros hijos no caigan en el narcotráfico”, manifestó.
Por último, la mujer aseguró que muchos de los compañeros de colegio de sus hijos son “soldaditos”, jóvenes que son reclutados por las organizaciones criminales para tareas de vigilancia y reparto de droga. Sin embargo, apuntó contra la falta de medidas de prevención: “El mismo Estado no llega a contener a esos chicos, hay que pensar cómo resolverlo”.

Por otra parte, habló la dueña de una casa en donde se realizó uno de los allanamientos y expresó que la policía se equivocó de dirección. “Me da coraje porque la gente va a pensar que es cierto. Yo trabajo honradamente, no soy una persona de mal vivir”, manifestó con enojo.
“Ayer me llevé un mal momento cuando vinieron los policías porque me dijeron que yo les alquilaba a los chicos que buscaban, pero yo ni los conozco. Acá es un negocio”, aclaró.
Otra de las vecinas contó también que su esposo fue uno de los demorados, pero sostuvo que él no tuvo nada que ver con la red de narcotráfico que está en la mira. “Nos comimos un garrón, más que nada por mis hijos. Acá no encontraron a nadie ni nada, dieron mal la dirección”, concluyó.
