Esta tradición simboliza purificación y protección desde el inicio del día.
Cada 1° de agosto, la tradición de beber caña con ruda se repite en distintas provincias argentinas y en países vecinos como parte de un ritual ancestral para atraer salud, prosperidad y alejar las malas energías. Pero una pregunta frecuente surge cada año: ¿es indispensable tomarla en ayunas o se puede hacer en otro momento del día?
La costumbre proviene de los pueblos guaraníes del noreste argentino, especialmente de Misiones y Corrientes. La bebida surgió como un remedio natural frente a las enfermedades que traía el invierno y las lluvias intensas de agosto.
Con el tiempo, se fusionó con las celebraciones del Día de la Pachamama, en las que se agradece a la Madre Tierra y se pide protección para el nuevo ciclo.

¿Por qué se toma en ayunas?
La mayoría de las tradiciones coinciden en que la caña con ruda debe tomarse a primera hora de la mañana y en ayunas.
- El hecho de hacerlo antes de consumir cualquier otro alimento simboliza purificación y protección desde el inicio del día.
- Beberla en ayunas también asegura que el cuerpo reciba la energía y las propiedades de la ruda sin “interferencias”.
- Se cree que de esta forma la bebida “abre el camino” a la salud y la buena fortuna durante el mes.
Cantidad recomendada
Existen varias versiones del ritual:
- Tres tragos
- Siete sorbos
- Un vaso entero
En todos los casos, se aconseja no abusar, ya que la ruda es una planta con propiedades fuertes y puede resultar tóxica en exceso.

¿Y si no se puede en ayunas?
Aunque el ritual tradicional sugiere hacerlo en ayunas, muchas familias sostienen que lo más importante es cumplir con la intención y la fe del acto, incluso si la bebida se toma más tarde.
De hecho, quienes se olvidan de beberla el 1° de agosto pueden hacerlo hasta el día 15, según la costumbre popular.
Un dato a tener en cuenta
- No se recomienda para embarazadas, personas con problemas hepáticos, renales o gástricos.
- Siempre debe beberse en pequeñas cantidades.
- La tradición se vive más como un gesto simbólico y espiritual que como una práctica medicinal estricta.
