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Estados Unidos lanzó un nuevo ataque contra objetivos terroristas del Estado Islámico en Somalia

El Mando Militar estadounidense en África confirmó una acción conjunta con autoridades somalíes contra posiciones de ISIS, en medio de una escalada de intervenciones para debilitar la infraestructura operativa del grupo extremista

El Mando Militar de Estados Unidos en África, conocido como AFRICOM, confirmó haber llevado a cabo un ataque en colaboración con las Fuerzas Armadas somalíes contra posiciones del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés).

“AFRICOM, junto con el Gobierno federal de Somalia y las Fuerzas Armadas somalíes, sigue tomando medidas para debilitar la capacidad de ISIS-Somalia para planificar y llevar a cabo ataques que amenacen el territorio estadounidense, nuestras fuerzas y nuestros ciudadanos en el extranjero”, señala el escueto comunicado emitido este sábado por el Mando Militar norteamericano.

Esta nueva acción militar liderada por Estados Unidos reafirma la estrategia estadounidense para combatir las amenazas yihadistas en el Cuerno de África.

El anuncio de este sábado no ofreció precisiones sobre bajas, daños o la ubicación exacta de la operación, argumentando motivos de seguridad. Esta política de reserva en la comunicación pública ha caracterizado las declaraciones de AFRICOM durante los últimos meses. La colaboración con las autoridades somalíes busca impedir que ISIS consolide su capacidad para ejecutar atentados tanto dentro como fuera de Somalia, con un foco especial en la protección de intereses norteamericanos y la seguridad de sus ciudadanos.

La operación forma parte de una dinámica creciente de intervenciones estadounidenses en la región. El 15 de junio, otro ataque aéreo dirigido contra el Estado Islámico en Somalia se lanzó en las cercanías de Bosaso, una ciudad costera al norte, dentro del estado semiautónomo de Puntland. En esa ocasión, la acción también contó con la coordinación directa entre AFRICOM y el gobierno central somalí, consolidando el papel de Estados Unidos como un socio militar clave en la lucha contra el radicalismo islámico en suelo africano.

Las fuerzas estadounidenses subrayan con estas acciones su intención de desarticular la infraestructura operativa del EI en Somalia. El comando militar estadounidense explicó que mantiene limitada la divulgación de detalles para preservar la efectividad operativa y la seguridad tanto de sus efectivos como de sus aliados locales. La reiteración de operativos aéreos y conjuntos, en fechas y ubicaciones diversas, revela la persistencia del objetivo estratégico de frenar el avance y consolidación de los yihadistas del Estado Islámico, en un contexto de volatilidad y amenazas recurrentes.

EEUU respalda a las fuerzasEEUU respalda a las fuerzas somalíes en su lucha contra los terroristas del Estado Islámico (REUTERS/Feisal Omar)

EEUU y Etiopía también refuerzan su alianza frente al terrorismo

La cooperación bilateral en materia de seguridad entre Estados Unidos y Etiopía ganó notoriedad tras el encuentro del comandante de AFRICOM, general Michael Langley, con el primer ministro etíope Abiy Ahmed, del pasado mes de abril. Ambos líderes debatieron de manera prioritaria la evolución de las amenazas que representan los grupos yihadistas Al Shabab y Estado Islámico en la región del Cuerno de África. Según la comunicación oficial divulgada en la red X por el mando estadounidense, la intención es fortalecer la respuesta regional frente a las operaciones yihadistas en continua expansión.

El primer ministro Abiy Ahmed destacó que la agenda conjunta incluyó otros asuntos bilaterales y regionales “de interés mutuo”. La sintonía entre ambos gobiernos en materia de seguridad quedó reflejada en los discursos y el énfasis en la vocación de cooperación frente a fenómenos que exceden las fronteras nacionales, como ocurre con las redes yihadistas que operan desde Somalia y amenazan a los países vecinos.

Previo a la visita oficial a Etiopía, el general Michael Langley se desplazó a la región somalí autoproclamada independiente de Somalilandia. Junto a una delegación de alto nivel, encabezada por el embajador estadounidense en Somalia, Richard Riley, Langley sostuvo reuniones con el presidente de Somalilandia Abdirahman Irro y otros altos funcionarios. Las conversaciones giraron en torno a intereses compartidos en el ámbito de la seguridad, defensa y control marítimo. La delegación estadounidense inspeccionó también la ciudad portuaria de Berbera para evaluar capacidades e infraestructuras, en línea con los objetivos de reforzar los mecanismos de cooperación en defensa.

La Presidencia de Somalilandia no ocultó su satisfacción por la creciente implicación estadounidense en la zona, declarándose “profundamente agradecida” por el compromiso tangible de Washington con la paz regional. Las partes involucradas no anunciaron acuerdos específicos tras las reuniones, aunque la intensificación de estos contactos evidencia la apuesta por una colaboración más robusta ante el avance y violencia de las facciones yihadistas.

Los terroristas de Al Shabab,Los terroristas de Al Shabab, filial de Al Qaeda en Somalia, y el Estado Islámico buscan extender su influencia en África (AP/Farah Abdi Warsameh)

Ascenso de grupos yihadistas en Somalia y la región

La ofensiva del Estado Islámico en Somalia registra una tendencia ascendente frecuente, especialmente en Puntland. Allí, el grupo terrorista combate de manera simultánea contra las fuerzas estatales y contra el grupo rival Al Shabab, una organización que desde 2012 se vincula a la red terrorista Al Qaeda. Ambas organizaciones compiten por recursos, apoyos y territorio, desatando un ciclo de ataques y enfrentamientos que debilitan la estabilidad local.

Al Shabab mantiene una capacidad de control considerable, especialmente en zonas rurales del centro y sur de Somalia. El grupo orienta gran parte de sus esfuerzos a derrocar al Gobierno de Mogadiscio, instaurando su visión de un Estado islámico de línea wahabí. Las ofensivas, atentados y acciones armadas perpetradas por Al Shabab buscan reducir la influencia del Ejecutivo apoyado por la comunidad internacional y la Unión Africana. Por su parte, el Estado Islámico intensifica su presencia, aprovechando los vacíos de poder y la compleja geografía del norte somalí.

La rivalidad entre ambas facciones yihadistas añade un segmento de complejidad a la situación de inestabilidad en el Cuerno de África. En la última década, Al Shabab extendió su radio de acción hacia países vecinos, con ataques en Kenia y Etiopía, demostrando su capacidad operativa más allá de las fronteras somalíes. Esta amplitud territorial plantea un desafío mayor para las fuerzas de seguridad internacionales y los gobiernos regionales, dificultando la contención de la amenaza yihadista y estirando los recursos disponibles para la prevención y respuesta a los incidentes.

Los grupos terroristas buscan aprovecharLos grupos terroristas buscan aprovechar la constante inestabilidad en la que vive Somalia

Un contexto político y de seguridad marcado por el caos

El trasfondo inmediato de estas operaciones y alianzas remite al prolongado estado de conflicto en Somalia. El país africano entró en una fase de descomposición estatal en 1991, tras la caída del dictador Mohamed Siad Barre. Desde entonces, Somalia carece de un gobierno efectivo y ha visto proliferar milicias islamistas y señores de la guerra, que disputan el control territorial y político mientras la población civil sufre las consecuencias de la inseguridad crónica.

La dificultad para establecer un Estado de derecho ha fomentado un ambiente propicio para el surgimiento de grupos extremistas como Al Shabab y el Estado Islámico. Las campañas militares, tanto nacionales como internacionales, buscan revertir esta dinámica, pero hasta el momento los avances han resultado limitados y fragmentarios. Las operaciones de fuerzas extranjeras, incluyendo las de Estados Unidos y Turquía, han acompañado los esfuerzos somalíes y de la Unión Africana para frenar el yihadismo mediante bombardeos aéreos y ofensivas terrestres.

La interacción constante entre milicias armadas, la fragmentación territorial y la debilidad institucional sitúan a Somalia en el epicentro de la estrategia de seguridad para el Cuerno de África y consolidan la necesidad de cooperación internacional para proteger tanto intereses locales como globales.

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