Los ciberdelincuentes buscan quedarse con el dinero de las víctimas con esta nueva modalidad.
Una nueva forma de estafa virtual comenzó a circular en historias de Instagram y ya generó múltiples denuncias. Los ciberdelincuentes tienen como objetivo robar los datos de la cuenta, acceder a credenciales bancarias y vaciarlas en cuestión de minutos.
El mecanismo, que combina ingeniería social y suplantación de identidad, apunta en especial a jubilados, personas en situación de vulnerabilidad o con necesidad urgente de financiamiento.
Cómo funciona esta estafa virtual por Instagram
El fraude comienza con publicidades falsas que aparecen entre las historias que los usuarios ven a diario. Las gráficas, diseñadas con alto nivel de detalle —incluso algunas generadas con inteligencia artificial— simulan promociones de bancos oficiales y prometen rebajas de hasta el 50% en combustibles, pasajes, servicios públicos o suscripciones digitales.
Al hacer clic en el botón de “Más información”, la víctima es redirigida a un sitio web que imita a la perfección el portal de un banco real. Ahí, se le solicita ingresar datos personales y bancarios sensibles, como número de documento, usuario y contraseña. Una vez completado ese paso, los ciberdelincuentes acceden de forma inmediata a la cuenta bancaria y realizan transferencias, activan préstamos y vacían fondos sin que la víctima tenga tiempo de reaccionar.

Cómo identificar si una publicidad en Instagram es una estafa
Existen algunas señales claras que permiten detectar que se trata de una campaña fraudulenta:
- Cuentas falsas: tienen pocos seguidores, casi ninguna publicación, nombres genéricos o parecidos al original pero con errores o símbolos.
- Errores en el diseño: gráficas con faltas de ortografía, textos incoherentes o mal redactados.
- Ofertas demasiado buenas: beneficios que no suelen ofrecerse por redes sociales, como descuentos masivos, préstamos sin requisitos o promociones “exclusivas” por tiempo limitado.
Qué hacer para no caer en estas estafas virtuales
- Desconfiar de promociones exageradas. Si algo suena demasiado bueno, probablemente no sea real.
- Verificar siempre el sitio web oficial del banco antes de ingresar datos. Nunca hacerlo desde un enlace desconocido.
- No compartir claves, contraseñas o números de tarjeta por ningún canal no verificado.
- Activar la autenticación en dos pasos en homebanking y redes sociales.
- Detenerse a pensar antes de actuar por impulso. Los estafadores juegan con la urgencia y la presión del “último día” o la “promoción limitada”.

Dónde denunciar si fuiste víctima de una estafa virtual
Si sospechás que fuiste víctima de este tipo de fraude, hacé la denuncia de inmediato. Estas son las vías oficiales:
- Comisaría o Fiscalía más cercana a tu domicilio.
- Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI): denunciasufeci@mpf.gov.ar | (011) 5071-0044
- Unidad Fiscal de Delitos Informáticos de CABA (UFEDyCI): denuncias@fiscalia.gob.ar | 0800-33-FISCAL
- División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal Argentina: delitostecnologicos@policiafederal.gov.ar | Tel: 4800-1120
- Dirección Nacional de Protección de Datos Personales: datospersonales@aaip.gob.ar | (011) 3988-3968
¿Por qué Instagram? Un terreno fértil para las estafas virtuales
Instagram, al ser una red social visual, masiva y de uso cotidiano, se vuelve un canal ideal para difundir este tipo de engaños. Las historias tienen alto impacto, generan confianza y no permiten inspeccionar el contenido con demasiado detenimiento.
Aunque Meta, la empresa detrás de Instagram, asegura que sus Normas de Publicidad prohíben expresamente este tipo de anuncios, la velocidad con la que se crean nuevas cuentas falsas hace que las campañas fraudulentas se renueven de forma constante.
El rol de la ingeniería social en esta estafa virtual: explotar la urgencia y la confianza
Este tipo de estafa se apoya en técnicas de ingeniería social, es decir, estrategias psicológicas diseñadas para manipular emociones, confianza y necesidades inmediatas. En este caso, prometen una “solución rápida” a problemas cotidianos como la falta de dinero, el aumento de precios o la imposibilidad de acceder a beneficios reales.
