¿$3.570M EN LECHE QUE NO ES LECHE? FIDUCIARIA Y LA ÚLTIMA LICITACIÓN DEL ÑACHEC
A principios de marzo Fiduciaria del Norte licitó 480 mil módulos del programa Ñachec por un total de $ 7.324.940.800. La oferta ganadora fue la de Cheek SA, que incluyó 128 toneladas de leche que no es leche. La falta de transparencia e información es total por los cambios implementados por el gobierno de Zdero. Como en Las Vegas: lo que pasa en Fiduciaria se queda en Fiduciaria.
De acuerdo a la documentación y testimonios a los que pudimos acceder, en el Concurso Público N.º 02/2025 se presentaron cinco empresas. Fiduciaria abrió las ofertas el 7 de marzo; el proceso se demoró más de lo esperado -unos dos meses- lo que atrasó la entrega de mercaderías a los beneficiarios.
El concurso se dividió en tres tramos de 160 mil módulos cada uno. La empresa Cheek SA fue adjudicataria en los tres, mientras la oferta más competitiva fue rechazada por contener yerba marca ‘Yerupé’, que según el acta de preadjudicación de Fiduciaria “no cumple con la calidad, sabor y aceptabilidad de la población destinataria”.
Para determinar la calidad de un producto es necesario realizar estudios de laboratorio, y para saber si la población lo acepta debería llevarse a cabo un relevamiento entre los beneficiarios, pero la notificación no explica cómo llegaron a esa conclusión. Si fue negligencia o una táctica para excluir al oferente, no lo sabemos.
MALA LECHE
Lo que sí aceptó Fiduciaria en la oferta ganadora del primer tramo fue la leche ‘Bongú’, y en los otros dos tramos, la leche ‘Purilac’.
El pliego de condiciones pide, junto con las ofertas, “una muestra de cada producto (…) a fin de que un equipo de nutricionistas dependientes de este Ministerio pueda analizar la composición nutricional de cada uno, e indicar mediante un Informe, si los productos cumplen con los requerimientos nutricionales detallados”. La nota de preadjudicación no aporta información sobre las leches ‘Bongú’ y ‘Purilac’.
Donde sí se realizó un estudio bromatológico fue en la Municipalidad de General Pueyrredón, Provincia de Buenos Aires, que retiró la leche ‘Bongú’ de una licitación “dado que no cumple con los requisitos organolépticos de la Secretaría de Desarrollo Social”. Los análisis concluyeron que no era leche. Ni siquiera “bebida a base de leche”.
Respecto a la marca ‘Purilac’, en la web sólo se encuentra promocionada como “alimento para preparar bebida láctea”, y la caja aclara: “No es sustituto de la leche”. Según el Código Alimentario Argentino, el “polvo para preparar bebida láctea” sólo debe contener 51% de ingredientes de origen lácteo. El resto son aditivos químicos y grasas.
Por otra parte, en el Market Place de Facebook se ofrecen en venta informal cajas de leche “Purilac” que sí dicen “leche en polvo”. Serían cajas del Ñachec comercializadas ilegalmente, como ya ha pasado antes. De aquí se desprende que la marca ‘Purilac’ cuenta con al menos dos presentaciones.
La leche es, por lejos, el producto más caro de los módulos Ñachec, y buena parte del costo final lo aporta la caja. En el mundo de los productores lácteos la “leche en polvo” entra en una zona gris y poco controlada. El embalaje suele estar tercerizado en empresas que fabrican cajas y reciben los “pouch” (bolsas selladas) sin ningún rótulo. El que las embala no sabe qué hay adentro; el que las recibe, tampoco. Analizar las muestras es clave.
Si la leche ‘Purilac’ no fuera leche, igual que con el caso de ‘Bongú’, habría 204,8 toneladas más que no cumplen con el pliego de condiciones del concurso de precios de Fiduciaria. Y lo que es peor: no cumplen con el rol nutricional de la población destinataria. Sólo en el ítem “leche en polvo”, Cheek facturó $3.570.048.000.
LA RUTA DE LA LECHE
Cheek tiene una larga historia con el Chaco y la leche. El caso de la desaparición de 200 toneladas de ese producto en 2018, que motorizó la causa “Leche robada”, nació con una compra del Ministerio de Salud de más de 279 toneladas a un único oferente: Cheek SA. La operación también estuvo a cargo de Fiduciaria del Norte.
En un informe elaborado en 2019, Raúl John París, fiscal auditor del Tribunal de Cuentas, determinó que se habían pagado $ 13 millones más que lo que había gastado el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación apenas un mes después para comprar 350 toneladas. Gracias a la intervención de Fiduciaria, la leche le costó a la Provincia 86% más que a Nación.
París encontró tanta informalidad en el proceso de compra y la logística posterior, que llegó a dudar de que se hubiese entregado toda la leche que se pagó. En 2018, un informe del Centro de Estudios Nelson Mandela revelaba que “en la investigación se empeñaron en preservar a la Fiduciaria del Norte S.A, la verdadera caja de Pandora de Chaco. No es la primera vez que se quiere ocultar lo que ocurrió con las compras que efectúa la Fiduciaria”.
“En la Dirección de Logística del Ministerio de Salud se redactaron una gran cantidad de remitos truchos para ‘justificar’ la salida de leche marca Puríssima desde los galpones oficiales con destino a los centro de salud. En esos remitos aparece la prueba de que sus contenidos fueron falsos dado que los receptores terminaron aclarando que recibían leche de otra marca entre los meses de junio y julio”.
En 2022, un dictamen de la Procuradora General, ex-Fiscal de Estado Subrogante, Andrea Lorena Quevedo, observó que Cheek SA estaba inhibida de operar con la Provincia hasta que no hubiera sentencia firme en la causa “Leche robada”. Aún así, el proveedor siguió vendiéndola. Por las dudas, el año pasado la Fiscalía de Investigaciones Administrativas concluyó y archivó la investigación, dándole vía libre al proveedor, que en rigor nunca estuvo imputado, pero, también en rigor, terminó salpicado por una operatoria sospechosa.
CAMBIO DE PARADIGMA
Desde que asumió Leandro Zdero los concursos públicos para la compra de mercaderías de los programas sociales los realiza Fiduciaria del Norte. El argumento es la eficiencia. El problema, como cada vez que Fiduciaria mete la cola, es la falta de transparencia.
Al licitar vía Fiduciaria, las compras no tienen que pasar por los órganos de control de la Provincia. Si hay sobreprecios o favoritismos sólo se enteran los participantes. El Ministerio de Desarrollo Humano envía el dinero al Fondo Fiduciario de Gestión Social (administrado por Fiduciaria del Norte) y la entidad se encarga de todo el proceso.
Lo que también cambió el gobierno de Zdero fue la metodología para adquirir la mercadería. Durante la gestión anterior las compras se hacían “por renglón”, es decir que los oferentes cotizaban la mercadería que podían proveer: el arrocero ofertaba arroz, el yerbatero, yerba. Cada sector productivo competía internamente para ofrecer mejores precios, lo que redundaba en un ahorro significativo de fondos públicos.
Ahora las compras se hacen “por renglón” y “por bulto” simultáneamente: los interesados ofertan por cada producto y por todo el contenido del módulo cerrado. Como resultado de este cambio, los productores fueron eliminados de la ecuación, porque un arrocero no puede cotizar yerba, un yerbatero no puede cotizar aceite. En su lugar aparecieron nuevos jugadores: los supermercados mayoristas, que sí tienen la variedad que exige el pliego. Como era de esperar, la irrupción de estos “intermediarios” disparó los precios.
EL OJO DEL AMO ENGORDA EL GANADO
Pero la intervención de Fiduciaria no es necesaria para que el dinero público se maneje con poca claridad. El gobierno de Leandro Zdero también le ‘metió el perro’ al gobierno nacional comprando mercaderías por “administración central”.
Es el caso de las licitaciones para el “Operativo Impenetrable”, derivado de una medida cautelar de la CSJN que obliga al Estado Nacional, en coordinación con la Provincia, a asistir a las comunidades aborígenes en situación vulnerable. El Ministerio de Desarrollo Social de la Nación pone la plata y la Provincia se encarga de adquirir la mercadería y hacerla llegar a los destinatarios.
La cosa arrancó mal: las compras para el primer operativo, de junio de 2024, las hizo el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia mediante un concurso privado, sin llamado a licitación ni publicidad, a pesar de que los $ 1.000 millones de la operación exigían un concurso público.
Sólo hubo dos oferentes: la empresa correntina SuperMax y Cheek SA. La primera se quedó con el negocio de 22 mil módulos de mercadería. Segunda irregularidad: no se respetó la Ley de “Compre Chaqueño”. Si hay un decreto que avale la compra, nadie lo vio.
La tercera irregularidad estaba implícita en la primera: los 22 mil módulos de mercadería costaron $ 1.003.200.000, un valor excesivo para ese momento. Incluso actualmente son más bajos que en esa época. Para tener una referencia, en junio de 2024 una de las empresas cotizó cada paquete de azúcar a $ 816; en marzo de 2025, para el programa Ñachec, el precio cayó a $ 693. En 2024 los fideos guiseros los ofrecía a $ 822; en 2025, a $ 506. Y así sucesivamente. Todo esto con una inflación acumulada del orden del 40%.
El escándalo nunca tomó estado público, pero el gobierno nacional le exigió a la Provincia cambiar el sistema de compras. Ahora la operatoria se realiza a través de la Dirección General de Contrataciones Estratégicas y/o Interjurisdiccionales, que depende de la Subsecretaría de Gestión Pública, y ésta de la Secretaría General de la Gobernación.
Las siguientes cuatro licitaciones del “Operativo Impenetrable” recibieron ofertas por unos $ 1.000.000.000 por cada operativo, o sea el mismo valor cotizado un año atrás, lo que confirmaría que la compra del 2024 estuvo artificialmente inflada. Como dice el refrán: el ojo del amo engorda el ganado. Eso sí, a la diferencia “le comió la vaca”.
Fuente Cristian Muriel