Tiene 23 años y desde los 11 toca la guitarra. Vivía en la ciudad y el agro potenció su creatividad. “Me gusta lo que se genera con los animales, la conexión es única”, le dijo a TN.
Cada vez que Julián Gandini agarra la guitarra y empieza a tocar en el campo, los caballos se acercan en silencio, como si entendieran cada nota. No es un truco ni algo planeado: pasa de manera natural. En un video que grabó casi sin darse cuenta, quedó registrado el momento en que los animales, uno a uno, lo fueron rodeando mientras tocaba. Para él, es una conexión inexplicable, pero quienes lo ven no tienen dudas: su música tiene algo especial, algo que no solo emociona a las personas, sino que también encanta a los caballos.
Julián toca la guitarra desde los 11 años. Aprendió mirando a su hermano y desarrolló un estilo tan particular como hipnótico.
El joven, que ahora tiene 23, cambió el ruido de las fotocopiadoras, la atención al público y el horario de comercio, por el silencio en los potreros, la tranquilidad del agro y los tiempos de la naturaleza.

“Una vez que aprendí a tocar la guitarra no hubo vuelta atrás”
Mientras trabajaba en la ciudad de San Luis, se enamoró de Abril y una propuesta lo transformó todo: la familia de su novia lo invitó a mudarse al campo y Julián no imaginó que, además de su rutina, su conexión con la música también sería distinta.

“Una vez que aprendí a tocar la guitarra no hubo vuelta atrás. Y ahora si no estoy con cosas del campo, cuando no es con la guitarra me pongo con la compu a hacer arreglos orquestales”, le contó a TN.
El joven es autodidacta. Viendo videos descubrió que podía sumarle percusión a sus canciones y generar una rítmica diferencial. “Es una manera de poder expresarme. Como no canto, siento que es mi modo de decir, de tocar solo, de darme más a la música sin tener voz”, reflexionó.

En el campo, cerca del establo, Julián encontró “su escenario natural”. “Siento que se genera un espacio muy íntimo, que logro transmitir lo que me pasa. En el video se nota cómo los caballos se van acercando, fue un lindo momento de conexión con ellos”, recordó.
“Lo que más disfruto es construir estos espacios íntimos”
“Yo quería tener un registro de mi canción Ataraxia, me puse en el sillón y así salió la primera toma. Sentí a Pruna, la perra, en las piernas y después cómo los caballos se iban acercando a medida que avanzaba el tema. Cuando vivía en la ciudad no tenía mascotas, pero siempre sentí una conexión especial y más con el ritmo de la percusión, que a los chicos también les llama la atención”, relató.

Son muchas las personas que pasan por Los Alazanes, el campo de la familia Scarpati, y al finalizar el día la atención de su entorno y los visitantes se centra en Julián y su guitarra. “Me gusta mucho regalar este momento, de instrospección y música antes de ir a dormir. Siento que invita a que cada uno pueda pensar sobre su jornada, y vaya a descansar con otra energía”, le confesó a TN.
A diferencia de muchos artistas que sueñan con llegar a los grandes escenarios y llenar estadios, Julián proyecta “vivir de la música”. “No me imagino mi vida sin esto, y lo que más disfruto es construir estos espacios íntimos. Los animales, las plantas, las personas que viven acá en el campo y las que vienen de paso son inspiración, y con esto soy feliz”.
