María Fernanda Martín dio a luz a P. el 6 de junio, día en el que más recién nacidos se descompusieron, y relató cómo notó lo que sucedía. Su hija recibió un pinchazo en la espalda que le provocó una lesión.
Avanza el juicio por la muerte de los bebés en el Hospital Neonatal de Córdoba. Este miércoles fue el turno de declarar de dos mamás cuyas hijas sobrevivieron a descompensaciones súbitas entre marzo y junio de 2022.
La undécima audiencia comenzó con el testimonio de María Fernanda Martín, la mamá de P. que nació el 6 de junio y estuvo 16 días internada. En un crudo testimonio, la mujer reconoció a Brenda Agüero como la enfermera que manipuló a su beba en la sala de recuperación y contó el calvario que vivió tras el nacimiento.
P. nació cerca de las 13 con un buen estado de salud. De acuerdo a su relato, fue fugaz el momento en el que Agüero alzó a la nena de los brazos de la abuela y se la pasó a ella: “Fueron unos 10 segundos que ella se da vuelta y luego me la entrega a mi”.
Martín se empezó a preocupar un rato más tarde, cuando notó que la nena no se prendía a la teta y tenía las manos frías: “Pregunté a los enfermeros y me dijeron que era normal”. Al revisarla, descubrió una marca de sangre en la ropa, pero pensó que sería una mancha vinculada al parto.
Luego, recordó lo que sucedió aquella noche: “A eso de las 22 se empezaron a sentir gritos en la habitación de frente y hablaban enfermeras. Decían que una bebé no respiraba. Había corridas, pasaban con incubadoras. Eso paso tres veces”. En esa guardia murieron dos bebas: Angeline, hija de Yoselín Rojas, y Melody, hija de Brisa Molina.
Esa misma noche, dos médicas le advirtieron que P. tenía un moretón grande en la espalda. Ante esa situación, le preguntaron si se le había caído o si la había agredido y ella contestó que no. Tuvieron que pasar a la beba a terapia, donde permaneció hasta el 22 de junio: “Me dijeron que tenía alto el nivel de potasio en sangre”.
La nena tuvo que realizarse múltiples controles porque el pinchazo que recibió recién nacida le provocó una lesión en la espalda y por la que tuvo que someterse a una cirugía. “Es una beba inquieta, hermosa y tiene muchas ganas de vivir”, remarcó la mamá.
“Vivo con miedo. Yo no puedo dejarla sola nunca. Casi matan a mi hija”, lamentó y le habló directamente a Brenda, que escuchaba atentamente el relato: “No sé por qué motivo lo hiciste y si fuiste, como no, pero les pido que hablen. No hay un día que no me acuerde de todo lo que pasó”.
El último testimonio fue el de Gabriela González, la madre de I. que nació el 26 de abril, mismo día en el que se descompuso otra nena. La mujer describió la escena del pinchazo con ella presente, muy similar al caso de P.
“Se la di, ella giró sobre sus pasos y me dio la espalda. Caminó dos pasos alejándose de mi cama. La beba pegó un grito fuerte, de llanto en serio, como cuando te pellizcan. Entonces, Brenda se acercó hasta su compañera y se la dio. La compañera le dijo ‘Ahhh, es con vos que lloran’. Tenía mangas largas; no le vi nada, nunca me imaginé nada”, detalló.
En este caso, su hija estuvo internada 11 días. Uno de esos días se la cruzó a la enfermera en el hospital, quien le preguntó por la salud de I.: “Le dije que estaba mejorando y me preguntó si me habían dicho al final qué le había pasado. Le dije que no, que nadie me decía nada y me contestó ‘¿Cómo no iban a saber los médicos lo que tiene tu beba?’”.