Simon Vickers asegura que le quiso tirar unas pinzas y no un cuchillo y que se trató de un “accidente extraño”. Los forenses sostienen que esa versión es “prácticamente imposible”.
Un padre británico acusado de matar de una puñalada a su hija de 14 años dentro de su casa declaró que estaban “jugando” y “divirtiéndose inofensivamente” cuando ella recibió el corte fatal.
El hombre, identificado como Simon Vickers, enfrenta cargos de asesinato y homicidio involuntario por la muerte de Scarlett Vickers.
El dramático episodio ocurrió el 5 de julio en la localidad de Darlington, según recordó la BBC, y Vickers calificó todo el incidente como un “accidente extraño” que ocurrió mientras se estaban tirando utensilios.
Vickers dijo que había tomado unas cuatro copas de vino y que todo ocurrió mientras miraba fútbol junto a Scarlett y su madre, Sarah Hall.
El hombre aseguró que simplemente estaba “jugando” con su hija adolescente, cuando accidentalmente le arrojó un cuchillo y la apuñaló fatalmente.
“Nos estábamos divirtiendo sin hacer daño. No había ningún cuchillo en ninguna ecuación”, dijo Simon Vickers, de 50 años, al jurado en el Tribunal de la Corona de Teesside. “Para mí, le estaba tirando un par de pinzas”.
Sin embargo, las “pinzas” de Vickers resultaron ser un cuchillo que hizo un corte de 10 centímetros en el pecho de su hija, que se desangró hasta morir.
“Entonces ella simplemente dejó de respirar”, afirmó. “No había nada. Sus ojos se movieron como los de una muñeca”, detalló.
Su esposa, Sarah Hall, declaró que había sacado del cajón un cuchillo para cortar pan y lo había colocado junto a las pinzas en la mesa.
“Nunca le haríamos daño a nuestra hija”, le dijo al jurado. “Ella era nuestra vida, nuestro propósito”.
Simon Vickers sostuvo que la familia de tres era “inseparable” y describió a Scarlett como “atrevida” y “normal”, llamándola una “hija fantástica”.
“La mimé mucho. Me tenía en sus brazos. Me gustaba verla feliz, ponerle una sonrisa en la cara”, afirmó.
Para los forenses, la tesis del accidente es “prácticamente imposible”
Sin embargo, una médica forense declaró en el tribunal que era “prácticamente imposible” que un cuchillo arrojado en la forma en que lo describió el padre hubiera causado las heridas fatales del adolescente.
La perita Jennifer Bolton dijo que un cuchillo de cocina de veinte centímetros como el que mató a Scarlett no está diseñado para ser arrojado y habría golpeado a la niña en un ángulo de 90 grados, no le habría penetrado el pecho.
En cambio, concluyó que el cuchillo estaba siendo sostenido “de manera firme” cuando golpeó a la víctima.
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La médica detalló que el cuchillo pasó entre dos costillas y atravesó un pulmón hasta llegar al corazón, causándole una importante pérdida de sangre y que solo se habría necesitado una fuerza leve para penetrar tan profundamente.
También precisó que Scarlett cayó inconsciente y murió a los pocos minutos del golpe. También dijo que la adolescente podría haber sobrevivido si el cuchillo se hubiera deslizado un milímetro o dos hacia cada lado de donde terminó.
El llamado al 911
Durante el juicio, los jurados escucharon la llamada al 911 realizada por la madre de Scarlett, en la que dijo que su hija estaba “en el suelo perdiendo mucha sangre”.
Cuando el operador le preguntó qué había sucedido, Hall dijo que estaban “jugando” y teniendo una “pelea divertida” cuando su pareja “tiró algo y no se dio cuenta”, según el tribunal.
Se podía escuchar a Simon Vickers de fondo repetir el nombre de su hija y decirle “háblame”.
Luego realizó RCP siguiendo las instrucciones del operador de llamada antes de que llegara la primera ambulancia alrededor de las 22:50, según el tribunal.
El primero en llegar a la escena fue el paramédico Andrew Crow, quien dijo que ambos padres le dijeron que Vickers y Scarlett habían estado “jugando” y “arrojándose cuchillos”.
El paramédico dijo que Vickers recogió y le mostró un cuchillo de cocina, lo que hizo que el paramédico se sintiera “nervioso”.
Crow afirnmó que la mamá estaba “histérica”, pero que Vickers parecía “bastante tranquilo y sereno” y “no mostró mucha emoción” mientras su hija estaba siendo tratada.
También se mostraron al tribunal imágenes de la cámara corporal de un agente de policía en las que se puede escuchar a Vickers, sentado en un sofá, decir que “estaban bromeando”.
El oficial dijo que el Sr. Vickers parecía borracho, arrastraba las palabras y olía a alcohol.
Se le pudo escuchar diciéndole a la policía que él y Scarlett “simplemente estaban tirando cosas por todos lados” y que no podía entender lo que había sucedido. “Me quiero morir, no lo creo, la amo”, afirmó Vickers.