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La eterna novela de las desastrosas rutas nacionales en Corrientes

Un anuncio más… y van. Esta vez fue un diputado de La Libertad Avanza quien anticipó que se reanudarán las obras en la destruida Autovía 12. Primero la FEC y ahora la CAC alertaron por el deplorable estado de las rutas 12 y 14.

Solo con horas de diferencia. Primero, la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) expuso el deplorable estado de las Rutas Nacionales 12 y 14 y su impacto no solo en la economía sino también en la irreparable pérdida de vidas humanas. Y un rato después, el diputado nacional (de la Libertad Avanza) Lisandro Almirón adelantó que mañana reiniciarán las obras de la Autovía 12, el megamonumento a la desidia y al desinterés de los sucesivos gobiernos nacionales con Corrientes. Y si bien es un aliciente que se reanuden los trabajos, aún con la terminación de la obra, solo será un bálsamo para el lamentable y deprimente déficit vial con el que los últimos inquilinos de la Casa Rosada castigaron a nuestra provincia.

Quien transita la Ruta 12 sentido sur-norte rumbo a Capital, se encontrará con una arteria vial en muy mal estado desde las cuatro bocas de 9 de Julio (en la intersección con la Ruta Nacional 123). Asfalto ahuellado (con peligro latente en día de lluvia), agrietado, roto, pésimamente emparchado, con mala demarcación y, lo inconcebible, con banquinas en calamitoso estado (sin mantenimiento y con pastizales que en algunos tramos llegan casi al metro de altura). Pero al llegar a Riachuelo, el automovilista debe abonar un peaje (este tramo de la ruta está a cargo de Vialidad Nacional) de $1.300 para adentrarse en la espeluznante inconclusa obra de la autovía. ¿Cómo se puede entender que hay que pagar por circular en esta vergonzosa ruta? Es inmoral. Cobrar $1 es caro y una estafa.

Todas las capitales del Noreste Argentino (NEA) – Resistencia, Formosa y Posadas – tienen una autovía que circunvalan esas ciudades y hacen el tránsito ágil y seguro para quienes por allí atraviesan. ¿Quién puede decir lo mismo de la inconclusa Autovía de la Ruta 12?

¿Y qué decir de la 14? Solo con apuntar que es conocida como «La Ruta de la Muerte». En el sur es una autopista hasta llegar a Paso de los Libres. Quien viene, por ejemplo, desde Buenos Aires, encontrará un camino seguro hasta el límite Entre Ríos-Corrientes. Al ingresar a tierra del Taragüí, hay que pagar un peaje en «Piedritas», cerca de Mocoretá y transitar por una ruta que en muchos tramos se parece a la Ruta 12 y cuyo estado en nada se asemeja a la de la vecina provincia.

Y desde Paso de los Libres hacia el norte es una odisea. Es un tramo que se ha cobrado innumerables vidas en siniestros viales.

«Estas rutas (la 12 y la 14) son fundamentales para la conectividad logística y comercial de la región, especialmente como parte del corredor estratégico del MERCOSUR. Su deterioro constante genera no solo un encarecimiento significativo de los costos de transporte, sino también un alarmante aumento de accidentes viales con consecuencias fatales, que amén de las irreparables pérdidas humanas, acaban impactando negativamente en el desarrollo productivo, turístico y social», detalló la CAC en una nota enviada al secretario de Obras Públicas de la Nación, Luis Enrique Giovine.

La demanda había sido previamente planteada por la Federación Económica de Corrientes (FEC), que advirtió sobre los perjuicios que el deterioro de estas vías genera para el comercio en la provincia y de toda la región del NEA.

Autovía

En un comunicado publicado este último viernes, el diputado Almirón junto al Jefe de Distrito Corrientes de Vialidad Nacional hicieron oficial que la «Travesía Urbana» (como se la conoce a la Autovía de la Ruta 12), verá el reinicio de sus obras a partir del 6 de enero de 2025 (es decir, mañana). Enhorabuena. Es que la tan anhelada infraestructura vial ya no solo es la suma de un derrotero de malas decisiones y de promesas políticas incumplidas, sino que se transformó en sinónimo de peligro latente.

«Correntinos, pueden contar conmigo», dijo Cristina Fernández de Kirchner. Fue el 9 de septiembre de 2013. Por entonces era la Presidente de los argentinos. Dio un discurso por teleconferencia. Se la podía observar por la Televisión Pública y en la pantalla gigante erigida en la plaza del MERCOSUR, en el barrio 17 de Agosto, al lado de la Rotonda de la Virgen.

El acto que lideró a la distancia la otrora Presidente tenía un motivo concreto: respaldar la candidatura de Carlos «Camau» Espínola en su lucha por arrebatarle «el sillón de Ferré» al radical Ricardo Colombi. En ese cierre de campaña electoral, la Mandataria nacional presentó la Autovía Travesía Urbana de Corrientes.

Unos días después, el 15 de septiembre de 2013, los correntinos fueron a votar. Y las urnas determinaron la reelección de Colombi por escaso margen. Con los resultados de los comicios en la mano, Fernández de Kirchner guardó el proyecto de la Autovía en un oscuro cajón del cual nunca más lo sacó. Se fue de la Presidencia en diciembre de 2015 sin siquiera sonrojarse por incumplir la promesa que hizo, por dilapidar la confianza que pidió a los correntinos.

Asumió Mauricio Macri pero nada pasó en los dos primeros años de su gestión, la mejor parte de su administración. Recién en abril de 2018 se inició la obra después de ser reformulada en múltiples ocasiones.

Durante la Presidencia de Macri, las obras tuvieron un muy lento andar. Quienes se esperanzaron con que el ritmo cambiaría con Alberto Fernández, se toparon con las dificultades que ocasionó la pandemia de COVID-19. Y luego con el desastre económico de nuestro país y la burocracia y el desmanejo enquistado en la obra pública. Todas y cada una de las fechas proyectadas para la culminación fueron sobrepasadas.

En febrero de 2023, la Municipalidad de Capital elevó sus quejas porque la implementación del proyecto traería consigo innumerables inconvenientes. Los funcionarios expresaron que el mal diseño hidráulico significaría la inundación de los barrios contiguos.

Apuntaron que el proyecto vial es aún más deficiente. Fueron contundentes: aumentarían los siniestros de tránsito. Señalaron que en los 12 kilómetros de la autovía sólo hay seis cruces peatonales y prácticamente no hay retornos. La respuesta del Gobierno de Alberto Fernández fue aún más concluyente: paralización total de la obra.

Milei asumió la presidencia y dijo: «No hay plata». Crítico de la inversión estatal en la obra pública, no dudó en aplicar la motosierra en estas erogaciones.

«Eliminamos la obra pública de cuajo, algo de lo cual estoy profundamente orgulloso, siendo que es una gran fuente de corrupción, de robo», graficó para respaldar su decisión.

En febrero del 2024, Milei llegó a Corrientes para ser el orador principal por los diez años del Club de la Libertad. Bajó en el aeropuerto Piragine Niveyro y transitó parte de la destartalada obra. Lo vio con sus ojos, pero no cambió su decisión y así pasó otro año más de esta sinrazón vial.

Ahora es su diputado nacional en Corrientes y su funcionario de Vialidad quienes anunciaron la reanudación de una obra que ya lleva cuatro presidentes. Ojalá algún día se termine.

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