La mayoría de los dirigentes del partido sostiene que el tribunal no debería interferir en lo que marcan las constituciones locales. Cuestionamientos por lo bajo a la falta de alternancia
La decisión de la Corte Suprema de Justicia de ponerle fin a la reelección indefinida del cargo de gobernador en la provincia de Formosa, generó repercusiones ambiguas en los distintos sectores del peronismo, donde Gildo Insfrán en un gobernador muy respetado y con el que los dirigentes no se suelen meter.
Existe cierto consenso respecto a que el máximo tribunal no debería meterse en la vida institucional de las provincias, ni en lo que marcan sus constituciones. “Las provincias son las que crearon la Nación. No es al revés. Se deben respetar las constituciones de cada distrito”, argumentó un histórico diputado nacional.
“La postura de la Corte es proscriptiva. Es inviable la situación de esta Corte. Están jugando su propio partido”, se quejó un senador nacional, que desconfía del accionar del tribunal y le atribuye la decisión a una jugada política en medio de un cambio de época con la llegada de Javier Milei al poder real.
El peronismo hace tiempo que viene enfrentado al tribunal que componen Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, que en esta oportunidad concluyeron que el artículo 132 de la constitución provincial, que le permitió competir en las últimas elecciones, choca con la Constitución Nacional.
El artículo es escueto y simple. Sin margen a distintas lecturas. “El Gobernador y el Vicegobernador durarán cuatro años en el ejercicio de sus cargos, y podrán ser reelectos”, sostiene.
Insfrán gobierna Formosa desde 1995 en forma ininterrumpida. En la última elección ganó por el 70% de los votos. Lo que se le viene cuestionando no es la legitimidad de los comicios, sino la alternancia de poder como parte del juego de la democracia.
“Con el paso del tiempo el que está en el poder se queda con el aparato político y lo va consolidando. Eso sirve en el momento de las elecciones”, aceptó un importante funcionario provincial, que es mano derecha de un gobernador.
Así como hay acuerdo sobre el rechazo a la intervención de la Corte en temas provinciales, también muchos dirigentes aceptan que la reelección indefinida complota contra la salud del sistema democrático. Lo que sucede es que ningún dirigente del peronismo saldrá a dar esa pelea con el histórico gobernador.
El año pasado la Corte Suprema también le puso un freno a la reelección de dos gobernadores peronistas. Quedaron fuera de carrera el sanjuanino Sergio Uñac y el tucumano Juan Manzur. Incluso el máximo tribunal decidió suspender los comicios a pocas horas de que se lleven adelante.
En el caso de Uñac lo que la Corte consideró fue que había una interpretación forzada de la constitución provincial, que en su artículo 175 establece que “el Gobernador y el Vicegobernador duran cuatro años en el ejercicio de sus funciones y pueden ser reelegidos consecutivamente hasta dos veces”.
Uñac fue vicegobernador de la provincia de 2011 a 2015 y gobernador en los períodos 2015-2019 y el actual de 2019-2023. Los jueces le impidieron lo que entendían que era su cuarto mandato. El sanjuanino puso a su hermano como candidato y perdió la elección.
En el caso de Manzur, le prohibieron ser candidato a vicegobernador de Osvaldo Jaldo. Se había presentado para ser candidato después de ser dos veces vicegobernador y dos veces gobernador. La constitución provincial permitía que una persona que fue dos veces vicegobernador, pueda ser gobernador. Pero la situación inversa no estaba planteada ni aclarada.
El ex jefe de Gabinete, rápido de reflejos, declinó su candidatura luego de la suspensión de las elecciones y movió las fichas políticas para tomar la senaduría suplente en lugar de Pablo Yeldlin, que fue primer candidato a diputado nacional e ingresó a la Cámara baja.
Al igual que el año pasado, cuando tuvieron lugar esos dos conflictos, el peronismo, en su gran mayoría, volvió a apuntar contra la Corte por lo que consideran que es una intromisión en la autonomía provincial.
Lo cierto es que Insfrán encontró un tope a su extensión en el poder. Sin embargo, en octubre jugó una carta en la legislatura formoseña y logró aprobar la reforma de la constitución local. Debe llamar a elecciones dentro de los próximos 12 meses para que la gente elija a 30 convencionales constituyentes que voten las modificaciones en el texto.
Si bien no hay definiciones claras, la reforma le permitiría al gobernador a ir por un nuevo mandato. Lo que resta saber es como puede chocar ese plan de acción con la decisión que este jueves tomó la Corte Suprema y que parece haberle puesto un freno definitivo a la reelección del histórico gobernador formoseño.