Con una topografía montañosa que desafía la imaginación, esta metrópoli ha adaptado su diseño arquitectónico y de transporte para sobrevivir en un terreno inadecuado para una ciudad de tal magnitud
Puentes elevados, trenes que atraviesan edificios residenciales y ascensores al aire libre con tarifas de acceso son solo algunas de las soluciones de ingeniería que permiten que los más de 32 millones de habitantes de Chongqing, en China, naveguen su intrincado paisaje urbano. La ciudad ha ganado fama en redes sociales, especialmente en plataformas como TikTok, donde residentes como Jackson Lu muestran cómo la vida cotidiana aquí puede sentirse como un episodio de ciencia ficción. Pero detrás de esta apariencia futurista, describe Business Insider, Chongqing es una ciudad profundamente marcada por su historia, su desarrollo económico y los desafíos de la urbanización masiva.
Con una topografía montañosa que desafía la imaginación, esta metrópoli ha adaptado su diseño arquitectónico y de transporte para sobrevivir y prosperar en un terreno que, en otros lugares, sería considerado inadecuado para una ciudad de tal magnitud.
Chongqing, la ciudad más extravagante y futurista del mundo
Rodeada por los ríos Yangtsé y Jialing, y enclavada en un paisaje montañoso, Chongqing ha tenido que enfrentarse a retos geográficos únicos. Su diseño urbano, a menudo comparado con un juego de Tetris, es el resultado de décadas de desarrollo en un espacio limitado. Los trenes elevados, como el famoso sistema de monorraíl que cruza el edificio residencial en la estación Liziba, ejemplifican cómo la ciudad ha aprovechado al máximo cada centímetro de terreno disponible.
El terreno accidentado de Chongqing no solo influye en la construcción, sino también en la forma en que los habitantes se desplazan por la ciudad. A menudo, encontrar la planta baja de un edificio es un desafío debido a su diseño vertical. En muchos casos, explica el medio británico Metro los niveles superiores de los edificios sirven como entradas principales, mientras que los pisos más bajos están conectados por escaleras al aire libre, puentes y pasarelas que conectan diferentes alturas del terreno.
Esta complejidad arquitectónica no es solo una necesidad, sino que se ha convertido en un símbolo de la identidad de la ciudad, ganándole el apodo de “la ciudad cyberpunk” debido a su estética similar a la de películas futuristas como Blade Runner.
El impacto del transporte único de Chongqing
El monorriel elevado, que serpentea por la ciudad, es un espectáculo impresionante. En la estación Liziba, ubicada entre los pisos sexto y octavo de un edificio residencial de 19 plantas, los trenes pasan literalmente a través de la estructura. Este diseño, detalla Business Insider, fue planeado cuidadosamente para minimizar el ruido y las vibraciones, incorporando tecnologías avanzadas de reducción acústica. Esta solución, única en el mundo, ha convertido a la estación en una atracción turística por derecho propio.
Otro sistema de transporte icónico de Chongqing es su red de ascensores públicos y escaleras mecánicas al aire libre que facilitan la navegación vertical por la ciudad. Algunos de estos ascensores funcionan como pequeños peajes, cobrando tarifas mínimas a los usuarios. Estas innovaciones son esenciales en una ciudad donde las carreteras y senderos a menudo se entrecruzan a varias decenas de metros sobre el nivel del suelo.
Urbanización y desarrollo económico
Chongqing no siempre fue la metrópoli moderna que conocemos hoy. Hasta su designación como municipalidad autónoma en 1997, la ciudad era conocida principalmente por ser un centro industrial en el “cinturón de óxido” de China, una región similar al Rust Belt en los Estados Unidos. La construcción de la presa de las Tres Gargantas entre 1994 y 2003, drevela Metro, marcó un punto de inflexión, ya que desplazó a más de 1,5 millones de personas y transformó tanto la economía como el paisaje de la región.
Desde entonces, Chongqing ha experimentado un rápido crecimiento económico y urbanístico. Hoy en día, la ciudad alberga las oficinas de gigantes multinacionales como Ford, HP e IBM, y más de la mitad de las 500 principales empresas del mundo tienen presencia aquí. Su puerto interior, uno de los más grandes del mundo, y su red de transporte bien conectada han hecho de Chongqing un centro clave para el comercio y la manufactura.
El boom inmobiliario de la última década también ha dado lugar a un horizonte urbano repleto de rascacielos. Con más de 300 edificios de más de 100 metros de altura, Chongqing es la sexta ciudad de China con más rascacielos. Su skyline, iluminado por neones, ha contribuido a su imagen como una metrópoli futurista.
El costo social del crecimiento acelerado
A pesar de su éxito económico, el crecimiento de Chongqing no ha estado exento de desafíos. Las rápidas migraciones desde las áreas rurales a los centros urbanos han alterado profundamente las dinámicas sociales de la región. Según contó en una entrevista con Business Insider el académico Kyle Jaros, profesor de la Universidad de Notre Dame, esta transición ha dado lugar a una sociedad más individualista y orientada hacia una economía capitalista, en contraste con las tradiciones rurales colectivistas que solían predominar.
Además, el modelo de urbanización ha llevado a críticas por la creación de “mega bloques”, áreas residenciales masivas que, si bien aparentan ser urbanas desde el aire, carecen de infraestructura adecuada a nivel de suelo, como transporte público y comercios locales. Esta falta de “resiliencia urbana” es una preocupación para urbanistas como Jaros, quien advierte que estas áreas podrían convertirse en zonas problemáticas si no se gestionan adecuadamente.
Un laboratorio urbano del futuro
Chongqing no solo es un centro económico; también se ha convertido en un destino turístico en auge. Su singularidad arquitectónica y cultural atrae a visitantes de todo el mundo. Entre las atracciones más destacadas están el casco antiguo de Ciqikou, conocido por su herencia histórica, y los paseos en barco por el río Yangtsé, el tercer río más largo del mundo.
La gastronomía de Chongqing también es un gran atractivo, especialmente su famoso hot pot, una comida típica de la región que refleja las ricas tradiciones culinarias de la provincia de Sichuan, de la que Chongqing formaba parte hasta 1997.
Chongqing es un testimonio de cómo la innovación y la adaptabilidad pueden transformar un paisaje montañoso en una metrópoli moderna y funcional. Con su singular mezcla de tecnología, cultura e infraestructura, la ciudad no solo desafía las leyes de la arquitectura, sino también nuestras ideas preconcebidas sobre lo que es posible en el urbanismo del siglo XXI.