El proceso de recuperación del emblemático monumento parisino enfrentó desafíos inesperados, desde una pérdida humana hasta diversos debates. The Wall Street Journal publicó una investigación a tan solo días de la reapertura
Una dramática serie de eventos marcó la restauración de la Catedral de Notre Dame, que es mundialmente reconocida como una de las obras arquitectónicas más emblemáticas de Francia. Algunos sucesos como la inesperada muerte del general Jean-Louis Georgelin, encargado de la reconstrucción de este símbolo nacional, pusieron en relieve las dificultades del proyecto y la presión social sobre el presidente Emmanuel Macron para cumplir con la ambiciosa promesa de reabrir la catedral en el plazo de cinco años, luego del brutal incendio en abril de 2019. Sobre estos aspectos, el medio The Wall Street Journal realizó un exhaustivo análisis.
La desaparición de Jean-Louis Georgelin, quien falleció en un accidente de senderismo en Los Pirineos, dejó un vacío en el liderazgo de la restauración justo cuando los trabajos alcanzaban una fase crucial en agosto de 2023. Debido a que el general de 74 años y ex-jefe del Estado Mayor del Ejército, había sido una figura clave en la restauración de la catedral, para un proyecto que intentaba recomponer la confianza del público hacia el gobierno encabezado por Macron tras las tensiones sociales, en especial con las protestas de los chalecos amarillos. El deceso de Georgelin provocó un significativo cambio en la dinámica del proyecto, obligando que Macron tuviera que nombrar un nuevo responsable para asegurar el cumplimiento del plazo establecido y hacer frente a las crecientes expectativas nacionales e internacionales.
Este suceso marcó un giro crucial en la restauración que estuvo repleta de obstáculos, desde el incendio devastador hasta los debates sobre la dirección arquitectónica de la catedral. Es por ello que administración de la restauración cayó en manos de Philippe Jost, un ingeniero del Ministerio de Defensa, quien actualmente se enfrenta a la compleja tarea de continuar un trabajo técnico preciso y revalidar un lugar profundamente simbólico para los franceses.
Las controversias que marcaron la restauración
Seg{un detalla The Wall Street Journal, la gestión del plan atravesó por un torrente de desafíos políticos, sociales y económicos. Desde el primer momento, cuando el incendio de arrasó con la catedral parisina, Emmanuel Macron apostó por un plan audaz: reconstruir la catedral en un plazo de cinco años y devolverle la belleza que la había convertido en un símbolo de Francia. Las decisiones de Macron estuvieron rodeadas de controversias, sobre todo por su propuesta de un rediseño moderno del famoso spire gótico, que resultó fuertemente resistido por los puristas de la conservación arquitectónica.
En su momento, el arquitecto jefe encargado de los monumentos históricos de Francia, Philippe Villeneuve llegó a declarar en una entrevista con France Inter que si se permitía la adición de un spire contemporáneo, él renunciaría a su cargo. Ante los desacuerdos, Macron tuvo que retirar la idea de llevar a cabo un proceso de modernización y aceptar una restauración más fiel al diseño original de Eugène Viollet-le-Duc, el arquitecto que implementó el spire en el siglo XIX.
Un obstáculo inmediato fue la estructura de andamiaje que había quedado parcialmente destruida por el fuego. Este andamiaje que pesaba 350 toneladas se encontraba retorcido y debilitado, representaba un peligro para la estabilidad de la catedral. El especialista Xavier Rodriguez, CEO de la organización en ingeniería civil Groupe Jarnias, por medio del WSJ indicó: “Este andamiaje es un monstruo que si colapsaba, habría podido derrumbar toda la nave central de Notre Dame”.
El equipo que en principio estaba liderado por Georgelin, ideó una solución arriesgada, creando una estructura de andamiaje adicional para asegurar la estabilidad mientras los trabajadores conocidos como “ardillas”, se encargaban de desmontar pieza por pieza el andamiaje dañado. Aunque esta operación fue interrumpida por la pandemia de COVID-19, lo que retrasó considerablemente los avances, mientras un equipo pequeño de guardias se encargaba de evitar que el andamiaje cediera por completo.
Las polémicas, reseña WSJ, no se limitaron únicamente a la arquitectura. A medida que la reconstrucción avanzaba, las donaciones privadas empezaron a atraer críticas. La generosidad de los empresarios más ricos de Francia, como François-Henri Pinault, Bernard Arnault y la familia Bettencourt, quienes comprometieron más de 500 millones de dólares, fue vista por muchos como una manifestación de las desigualdades sociales que se agudizaron con los manifestantes vestidos con chalecos amarillos. El acto filantrópico se convirtió rápidamente en un tema de debate, siendo criticado por protestantes que lo interpretaron como un símbolo de la desconexión entre las élites económicas y las clases trabajadoras del país europeo. “Es bastante preocupante ver que en Francia se te critica incluso cuando haces algo que es claramente de interés público”, remarcó Bernard Arnault, CEO de LVMH en una reunión con accionistas.
La visión del gobierno francés para el futuro de la catedral
Con el horizonte de la reapertura de Notre Dame a la vista, prevista para el domingo 8 de diciembre del 2024 con una gran ceremonia, el futuro de la catedral parece estar en un delicado equilibrio entre la restauración física y los debates que aún la rodean. La tarea titánica de reconstruir uno de los símbolos más icónicos de Francia fue marcada por dificultades imprevistas, tragedias personales como la muerte de Georgelin y una serie de controversias sociopolíticas que acompañaron cada paso del proceso. La labor de Philippe Jost como líder sustituto, parece haber estabilizado el proyecto, el cual avanza con el propósito de finalizar en tiempo para su uso religioso.
En última instancia, es probable que la restauración de Notre Dame con fecha de finalización para el año 2030, sea recordada como un esfuerzo por devolverle su magnificencia a una joya arquitectónica, sumado a un espejo de las tensiones y desafíos políticos, sociales y culturales que afronta Francia en su conjunto. La pasión que despierta esta obra de arte es un testamento de su importancia como emblema de la identidad nacional.