La inflación mantiene su tendencia de desaceleración y en gran parte se debe al menor ritmo de incremento de los alimentos, que en forma conjunta aumentaron 70,5% en los primeros seis meses del año. Sin embargo, en ese mismo período algunos productos tuvieron ajustes mucho más marcados, llegando incluso a duplicar el valor que tenían a comienzos de 2024.
Según la medición oficial del Indec, en base a precios relevados en el Gran Buenos Aires, el alimento que mayor incremento registró en el primer semestre es el tomate redondo, que pasó de costar $896,42 a $3.458,52 por kilo, lo que marcó una suba del 286%. Apenas por debajo aparece la lechuga, cuyo valor por kilo avanzó de $950,81 a $3.523,89 (271% de variación). El tercer lugar del podio lo completa el polvo para flan, que según el organismo de estadísticas registró un incremento del 238% (pasó de $227,27 a $768,46). Los tres, como se puede observar, triplicaron su precio en sólo seis meses.
Pero la lista no termina ahí. Muchos otros productos duplicaron su valor en lo que va del 2024. La cebolla, la sal fina y el queso sardo se incrementaron 192%, 169% y 136% respectivamente.
También la manteca saltó más del 100%, pasando de $1.326,12 a $2.973,76 (124%), al igual que el queso cremoso, que saltó de $4.014,06 a $8.999,59 (124%) y la leche fresca entera en sachet, que costaba $614,66 por litro a comienzos de años y ahora se vende a $1.355,43 (121%).
Completan la lista de subas por arriba del 100% el queso pategrás (117%), el pan de mesa (114%), el agua sin gas (111%), el café molido (109%) y el dulce de leche (106%).
A contramano
Así como hay productos que duplicaron y hasta triplicaron su precio en el transcurso del primer semestre, hay otros que redujeron su valor en las góndolas. Aunque parezca ilógico en el contexto inflacionario, el kilo de azúcar redujo su precio de $1.30843 a $1.088,92 por kilo en el período analizado (17% de retracción).
De todas formas, es importante aclarar que ese producto es uno de los que mayor nivel de incremento tuvo durante el 2023. De acuerdo a los datos publicados por el Indec, el año pasado el kilo de azúcar se encareció 420%, impulsado no sólo por la inflación, sino también por los problemas de oferta en el mercado.
También bajó el precio del kilo de limón, siempre tomando como referencia lo ocurrido en el primer semestre del año. Ese producto se vendía en el mercado a $775,97 a inicios de año y bajó a $748,37 en junio (-4%)
Por su parte, la papa se vendía a $715,39 por kilo y ahora se vende a $708,8, lo que marcó una caída del precio del 1%.
Es importante recordar, tanto para las subas como para las bajas, que las frutas y verduras suelen tener variaciones de precios muy marcadas en períodos de tiempo corto por cuestiones estacionales. De hecho, tanto la papa como el limón cerraron el primer cuatrimestre con aumentos en relación a diciembre pasado. La baja de precio se produjo luego, en mayo y junio.
Continuando con el análisis, fácilmente se pueden reconocer otros productos de alto consumo que han subido a menor ritmo que la inflación, como es el caso del asado, cuyo valor promedio por kilo aumentó de $5.195,96 a $6.517,09 (25% de suba).
Fueron más pronunciadas, pero también por debajo del promedio inflacionario, las subas registradas por el aceite de girasol (47%) y el arroz blanco simple (50%). También la carne molida común y la gaseosa base cola se mantuvieron por debajo del IPC general, con subas del 54% y 52% respectivamente.