El presidente Javier Milei intenta mantener la iniciativa política en medio de un momento complejo y la «privatización» del fútbol a través del esquema de Sociedad Anónimas Deportivas (SAD) se presenta como un tema útil a esos fines, por lo que empezó a preparar el terreno para la reglamentación de esta normativa que había sido incluida en el «mega DNU».
Aprovechando la final de Argentina ante Colombia, en la que terminó imponiéndose el equipo de Scaloni, Milei remarcó en sus redes sociales que la AFA «se opone a las Sociedades Anónimas Deportivas» pero el «plantel titular proviene de estas sociedades». En el mensaje incluyó una imagen de los jugadores de la escuadra albiceleste.
«No más socialismo pobrista en el fútbol», remató el Presidente, que con esa publicación en el lugar al que apela siempre para instalar debates públicos hizo dos cosas: por un lado, le dio luz verde al trascendido periodístico de que la reglamentación de ese tramo del DNU 70/2023 es inminente -posiblemente para la semana próxima, después de la final- y por el otro alentó la «guerra» en ciernes con Claudio «Chiqui» Tapia, presidente de la AFA.
Javier Milei le da nuevo impulso a la «privatización» del fútbol
La reglamentación del nuevo esquema estará a cargo del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, quien podría tener su debut en el nuevo cargo con esta medida antes que con la anunciada «ley de hojarascas» para eliminar normas y regulaciones en distintos aspectos de la economía y la vida pública.
En la actualidad, todos los clubes inscriptos en AFA son considerados Asociaciones Civiles sin Fines de Lucro, en donde el control mayoritario del club está en la potestad de los socios. La medida que apura Milei tiene que ver con permitir que las entidades modifiquen sus estatutos para poder convertirse, si lo desean, en Sociedades Anónimas con participación privada.
La clave está en el artículo 334 del «mega DNU» que dictó en diciembre y contra el cual fue la AFA. Allí se establece que serán consideradas «asociaciones civiles deportivas» todas las «personas jurídicas» contempladas en le Código Civil y Comercial como «sin fines de lucro» pero también las «personas jurídicas constituidas como sociedades anónimas». Esta es la puerta de acceso a la privatización total o parcial de los clubes.
En ese esquema, el DNU incorporaba a la Ley de Sociedades Anónimas que «no podrá impedirse, dificultarse, privarse o menoscabarse cualquier derecho a una organización deportiva, incluyendo su derecho de afiliación a una confederación, federación, asociación, liga o unión» y que todas las entidades existentes «dispondrán de un año (…) para modificar sus estatutos», dado que la mayoría de los clubes hoy prohíben su transformación.
Con esto, Milei busca abrir la puerta a la privatización, pero sin descuidar el eje central de su discurso político, dado que lo que haría sería dejar a los clubes la «libertad» de elegir con un plazo determinado. Así configura también un choque con el esquema más prohibitivo de la AFA y a la figura de Tapia, para colmo asociado públicamente al peronismo y a la «casta» que denostan los libertarios.
Marcar agenda y abrir una nueva batalla: las chicanas contra el «Chiqui» Tapia
El mensaje de Milei no pareció casual. Se dio horas después de que trascendiera que la reglamentación del nuevo sistema ya está lista para salir y en medio de un contexto donde el Gobierno necesita volver a marcar la agenda y recuperar la iniciativa política tras la sanción de la Ley Bases, con el Congreso en receso y a la espera a ver «resultados» de la gestión y una fuerte tensión cambiaria que llevó el dólar a $ 1.500.
El Gobierno echa a rodar iniciativas como la reforma política y electoral, la «ley de hojarascas» sobre desregulaciones y la conformación del Consejo de Mayo en un claro intento de mantener la iniciativa para que la oposición no saque provecho del contexto más delicado que tiene en el plano económico. Avanzar con las SAD sería un golpe de efecto sobre la agenda pública de un país futbolero y Campeón del Mundo.
Pero además, el nuevo impulso que le dio Milei al tema tuvo lugar horas después de que varias cuentas de redes sociales asociadas al poderoso esquema de «influencers» que maneja el Gobierno ridiculizaran y atacaran al unísono a Tapia por un video en el que se ve a un dirigente de la AFA que le seca el sudor de la nueva con una toalla.
Con las SAD en la agenda del Gobierno, el «enemigo» a vencer por Milei será efectivamente el presidente de la AFA, que inmediatamente después del triunfo electoral del libertario alineó a buena parte de los representantes de clubes de todas las categorías del fútbol argentino para sentar postura en contra la incorporación de las SAD al Estatuto Social de la AFA.
Sin embargo, hay un sector minoritario a favor de permitir la entrada de capitales privados y avanzar con una suerte de «privatización» parcial donde hay algunas figuras de peso como el presidente de Estudiantes, Sebastián «Bruja» Verón. El ex presidente Mauricio Macri, todavía influyente en la vida política de Boca Juniors, también está a favor.
De esta forma, la eventual medida de Milei -ya sin la traba de los amparos judiciales contra ese capítulo de su «mega DNU»- no solo daría lugar a una pelea del Gobierno con Tapia, sino que también podría abrir una interna en la Asociación del Fútbol Argentino que preside hasta ahora con mano de hierro.
El «plan B» que le preparó el PRO a Javier Milei
La adhesión de Macri a la idea de las SAD que promueve Milei no es un detalle menor, dado que en el PRO se encuentra el «plan B» por si fracasara la reglamentación. El bloque que encabeza Cristian Ritondo en la Cámara de Diputados presentó en marzo un proyecto de ley que recoge el capítulo del «mega DNU» sobre las Sociedades Deportivas.
El proyecto, elaborado cuando la alianza entre el PRO y la Libertad Avanza todavía no estaba en duda e intentaban ayudar al Gobierno a sortear el obstáculo judicial para las SAD, dispone que los clubes «tendrán la posibilidad de que los interesados inviertan en el mismo, contribuyendo al financiamiento económico y al crecimiento deportivo de la institución».
Además, la iniciativa incluye nuevas figuras societarias para que las entidades deportivas puedan optar. Establece que las sociedades anónimas y en comandita por acciones «solo pueden formar parte de sociedades por acciones y de responsabilidad limitada» y que «las asociaciones y entidades sin fines de lucro solo pueden formar parte de sociedades anónimas».
Asimismo, el proyecto fija que cuando se trate de sociedades comerciales se requerirá «acuerdo unánime de los socios, salvo pacto en contrario a lo dispuesto para algunos tipos societarios» y «cuando se tratare de asociación civil que se transformare en sociedad comercial o resolviera ser socia de sociedades anónimas, voto de los dos tercios de los asociados».
Con la Copa América, Milei retoma una idea para recuperar la iniciativa política
El interés por permitir las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) no es nuevo. Desde antes de asumir, Milei ya se expresaba a favor de este tema y decía que le gustaba «el modelo inglés«. Su intención de avanzar con la privatización la confirmó al publicar el DNU 70/2023.
Pero además, en La Libertad Avanza hay, así como en el PRO, varios dirigentes que se muestran muy interesados en el tema como es el caso de la diputada nacional Juliana Santillán, que días atrás alentó que el Club Atlético Independiente se convierta en una SAD, como forma de lograr financiamiento para levantar las inhibiciones que lo aquejan. El presidente del «Rojo» hoy es Néstor Grindetti, jefe de Gabinete de la Ciudad de Buenos Aires y referente de peso en el PRO.
Los ejemplos internacionales sobran: en Perú y Colombia hay un sistema de convivencia entre asociaciones civiles y sociedades anónimas, en España es obligatorio que los clubes que compiten profesionalmente en las primeras categorías sean SAD y en Alemania hay un modelo mixto de colaboración entre clubes como entidades sin fines de lucro y sociedades anónimas.
En este marco, Javier Milei busca remontar la iniciativa de las SAD para abrir la puerta a la «privatización» total o parcial de los clubes de fútbol valiéndose del contexto que le ofrece una Selección campeona del mundo y finalista de la Copa América cuyos jugadores son estrellas de equipos que tienen ese esquema y, con esto, recuperar la iniciativa política con una nueva disputa pública en marcha, esta vez con el mandamás de la AFA.
