Esos y otros aspectos fueron mencionados durante las intervenciones de los jefes de Estado y representantes de los 33 países reunidos en Kingstown, capital del pequeño país insular caribeño, que cuenta con poco más de 100.000 habitantes.
La seguridad alimentaria, la estrategia sanitaria, el cambio climático y el mantenimiento de la paz fueron ejes centrales del encuentro, cuya apertura estuvo a cargo del anfitrión primer ministro de San Vicente y Las Granadinas, Ralph Gonsalves, quien en esta cumbre traspasó a su par de Honduras, Xiomara Castro, la presidencia pro témpore (PPT) del bloque que incluye a todas las naciones que integran la Organización de los Estados Americanos (OEA) a excepción de Estados Unidos y Canadá.
A la reunión desarrollada en el hotel Sandals de la capital vicentina acudieron presidentes de izquierda como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el colombiano Gustavo Petro, el venezolano Nicolás Maduro, el cubano Miguel Díaz-Canel y el boliviano Luis Arce, así como el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
También estuvieron los mandatarios de Guyana y Surinam, Irfaan Ali y Chandrikapersad Santokhi, respectivamente, así como los primeros ministros de Barbados, Mia Amor Mottley, y de Santa Lucía, Philip Joseph Pierre.
Un dato de relevancia fue la ausencia del presidente argentino, Javier Milei, ya que la celebración de la cumbre coincidió con la apertura de la Asamblea Legislativa que el jefe de Estado encabeza en la noche de este viernes en el Congreso Nacional.
Argentina, que jugó un rol central en la consolidación del mecanismo regional creado en 2010, estuvo representada por el vicecanciller Leopoldo Sahores, según confirmaron a Télam fuentes del Palacio San Martín.
En tanto, otros países gobernados enviaron figuras de menor nivel, como Ecuador, representado por su embajadora en San Salvador.
La disputa entre Guyana y Venezuela por la región del Esequibo, un territorio rico en petróleo y minerales, cuya posesión reclama Caracas, atravesó la cumbre, en la que Maduro y Ali intercambiaron gestos amistosos, según consignó la agencia AFP.
Ambos mandatarios se comprometieron a no usar la fuerza ni aumentar la tensión, en un proceso en el que medió la Celac, y este viernes ambos escenificaron ese acercamiento al intercambiarse regalos y estrecharse la mano.
Ali le entregó una botella de ron y una medalla de su país a Maduro, que agradeció el gesto con una caja llena de productos venezolanos. «¡Paz y amor!», le dijo Maduro en inglés.
«Queremos la paz, queremos prosperidad para nuestros vecinos y para todos en esta región», enfatizó en el plenario Irfaan Ali, en un esfuerzo por bajar el tono de la disputa centenaria entre ambos países por la soberanía de ese territorio, que elevó el tono a finales de 2023.
Al abrir el plenario, Gonsalves recordó que las 33 naciones que forman parte de la Celac se comprometieron a resolver sus diferencias «mediante el diálogo» y subrayó que «quien apoye de manera objetiva la guerra estaría apoyando el imperialismo y la hegemonía».
«No tenemos que ir por ese camino», apuntó, para luego afirmar que «la justicia, la prosperidad, la vida civilizada son los medios de la paz» para «el bien de la región y de toda la humanidad».
A su turno, Guterres destacó el aporte de la región a la paz global y expresó que «América Latina y el Caribe demostraron que la unión por la paz es posible y marca la diferencia».
En ese sentido, el jefe de la ONU remarcó «la declaración conjunta para el diálogo y la paz entre Guyana y Venezuela», que alejó el temor regional en diciembre pasado de un conflicto armado.
Guterres alertó también sobre la violencia en Ecuador, enfrascado en una guerra contra el narcotráfico, y en Haití, que sufre la violencia de distintas bandas en un contexto de una profunda crisis humanitaria.
Sobre el pequeño país caribeño, insistió en la necesidad de lograr una solución política y de brindarle apoyo financiero para detener la crisis actual.
Xiomara Castro se sumó al llamamiento a la paz en la región, aunque rechazó cualquier injerencia de potencias extrarregionales.
«Hoy debemos ratificar nuestro compromiso de que nunca un pueblo de América Latina y el Caribe usará la violencia contra un país hermano», declaró Castro, que asumió la presidencia pro tempore del grupo regional para el 2024.
«Las diferencias de los países de este bloque deben ser resueltas entre nosotros y nosotras mismos, sin intromisiones o presiones externas», resumió la mandataria, en una posible alusión a Estados Unidos.
La potencia gobernada por Joe Biden recibió críticas menos veladas de Petro, que calificó de «fracasada» la guerra contra las drogas emprendida desde Washington.
«Nosotros hemos vivido un genocidio de un millón de latinoamericanos en el último medio siglo», dijo el mandatario, que culpó a EEUU de basar su estrategia en la «represión» y no en «la prevención y la salud pública».
Antes de su intervención, Petro tuvo el respaldo de Guterres para sus negociaciones de paz con guerrillas como el ELN y dos grupos disidentes de las FARC que no dejaron las armas en 2016.
En tanto, la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas no estuvo ausente en la cita de Kingstown.
En un coloquio paralelo a la cumbre, los presidentes Lula y Petro reclamaron el «fin inmediato» del «genocidio» que dijeron es perpetrado por Israel sobre el pueblo palestino de la Franja de Gaza, una definición que el brasileño propuso como moción ante la Celac.
Ambos vienen siendo muy críticos con la intervención israelí en el enclave palestino, donde más de 30.000 personas, la mayoría mujeres y niños, murieron a causa de las operaciones militares de Israel desde el 7 de octubre, según Hamas, que gobierna en la Franja.
Arce, por su parte, llamó a la región a «jugar un papel en la construcción del nuevo orden mundial» caracterizado por la «multipolaridad» e indicó que la Celac «como espacio de pluralismo político-ideológico y punto de encuentro latinoamericanista, tiene la responsabilidad histórica de avanzar en esa dirección».
Previo al plenario, Arce convocó a los miembros de ese bloque a la «solidaridad y unión» para vencer problemas que aquejan a la región, como los efectos de la guerra en Europa y la crisis climática, consignó Suptnik.
Al igual que Petro y Lula, Arce también se refirió a la situación en Palestina: reclamó la intervención directa de la ONU y pidió juzgar los crímenes de lesa humanidad a la Corte Penal Internacional (CPI).