Las organizaciones sociales concretaron este viernes una masiva movilización con «500 cortes» de rutas y calles en todo el país por la supuesta interrupción del envío de alimentos a comedores. El epicentro del reclamo se dio frente a las oficinas de Sandra Pettovello, que ratificó que mantendrá excluidos del reparto de ayuda a los «intermediarios».
El epicentro de la protesta fue el edificio de Juncal y Carlos Pellegrini, donde la ministra de Capital Humano tiene sus oficinas. Pero hubo cortes en todo el país y en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires, aunque en muchas concentraciones los piqueteros prefirieron estar al costado de las rutas o interrumpir solamente las vías provinciales para no chocar con fuerzas federales.
Es que la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, desplegó cientos de efectivos para tratar de hacer cumplir su protocolo, algo que pudo realizar a medias en la concentración central. Si bien los piqueteros no llegaron a interrumpir la 9 de Julio, sí lo hicieron en Pellegrini y en Juncal.
El intento de impedir el corte de esas calles llevó a un encontronazo con los manifestantes liderados por Eduardo Belliboni. Después de algunos empujones la Policía tiró gases lacrimógenos contra quienes intentaban cortar Juncal. «No nos dejan manifestarnos, la Policía se metió entre la gente con golpes de palos y gas pimienta. No vamos a abandonar el derecho a la protesta. Queremos que se abran los comedores populares», afirmó en ese momento el líder del Polo Obrero.
La concentración principal se extendió hasta pasadas las 12.30 y finalmente no hubo un acto central. Tampoco fueron recibidos por Pettovello ni ningún funcionario de Capital Humano.
Poco antes del inicio de la jornada de protesta, la ministra emitió un comunicado en el que ratificó su política de reparto de alimentos sin utilizar a las organizaciones sociales como intermediarios. Hay que recordar que Pettovello sí elige como intermediarios a las iglesias evangélicas u organizaciones como Caritas.
«Para terminar con esta herramienta de extorsión y el negocio multimillonario para el cartel de empresas proveedoras de alimentos del estado decidimos que este 4,2% de asistencia que controlaban las organizaciones sociales sea destinado directamente a los comedores que, a su vez, deberán rendir cuenta de la comida que compran», sostuvo Capital Humano.
«La discrecionalidad en la elección de los beneficiarios era total, la calidad de los alimentos más baja en términos nutricionales y los costos de los alimentos mucho más altos que en cualquier supermercado por la burocracia que implica la compra y la distribución. El control de lo que sucedía con la mercadería una vez que abandonaba los depósitos del Estado era nulo», continúa.
Algo llamativo del comunicado de Pettovello es que en un párrafo admite que el ajuste lo están pagando los que menos tienen y no la casta, como sostiene Javier Milei: «Sabemos que el proceso de normalización de la economía que iniciamos cuando asumimos afecta sobre todo a los que menos tienen».
Como contó LPO, días atrás la ministra había hecho saber a las organizaciones que en vez de protestar frente a su oficina debían ir a Plaza de Mayo a pedirle fondos a Luis Caputo porque es el ministro de Economía quien está pisando los fondos.
