Martín Llaryora denunció con todas las letras el ataque troll que sufre desde que se cayó la ley ómnibus por parte de las granjas de operación en redes que responden al presidente Milei y que eligieron al gobernador de Córdoba y su par de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, como los responsables del fracaso de la ley ómnibus.
«Es muy peligroso para el país lo que está pasando. No se puede atacar con trolls desde el oficialismo. Primero empiezan las listas y luego las persecuciones», denunció Llaryora este martes. La denuncia del gobernador coincide con la revelación de LPO: el estratega digital de Milei y supuesto líder de los trolls, Fernando Cerimedo, es investigado por la justicia de Brasil por empujar desde las redes el golpe de Estado contra Lula.
El gobernador cordobés volvió a diferenciarse tras la quita de los subsidios al transporte y del incentivo docente. «No cuente conmigo para entregar a Córdoba, a sus trabajadores y a la región productiva», marcó la cancha. «No cuenten conmigo para entregar a Córdoba, a los trabajadores y a la región productiva de la Argentina».
Así, Martín Llaryora volvió a marcar distancia con Javier Milei, luego de que el Gobierno nacional anunciara la caída de los subsidios al transporte y no depositara a las provincias lo correspondiente a la cuota de febrero del incentivo docente.
Para comenzar a construir su propia narrativa de defensa de Córdoba (un camino que ya transitaron Eduardo Angeloz, con «la isla, y José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, con el «cordobesismo»), Llaryora eligió su bastión: la ciudad de San Francisco. «Yo llamo al consenso», dijo en un claro mensaje que busca vuelo nacional.
«Si hay un problema en Argentina es la pelea. La grieta te sirve a lo mejor para sostener, como te recomiendan los asesores, una pelea de corto alcance. Pero los últimos gobiernos de grieta lo único que han hecho es que cada vez los argentinos estemos peor», dijo ante los vecinos de la ciudad que gobernó durante ocho años, antes de ser el intendente de la Ciudad de Córdoba.
A Milei, le apuntó directo: «Yo creo que hoy hay que tener valentía no para gritar e insultar, hay que tener más valentía para callarse y ayudar al otro, para abrir el diálogo, para hacer consenso. Hay que tener más valentía para entender que tenemos que estar todos juntos en un momento que la Argentina sufre».
En ese punto, dijo que «es muy peligroso para el país lo que está pasando» en relación a la política de escrache y persecución con trolls financiados por el Gobierno nacional. «No se puede atacar con trolls desde el oficialismo. Primero empiezan las listas y luego las persecuciones», dijo Llaryora.
Aunque el desmarque de Milei era una jugada prevista para mediados de año, cuando en el Gobierno provincial consideran que el fracaso del plan económico estará expuesto, la «venganza a las provincias» instrumentada por Milei tras el naufragio de la ley ómnibus, obligó a Llaryora a modificar la hoja de ruta.
Como parte de su método, habló con ministros y su mesa chica, revisó las encuestas y, finalmente, conversó con Juan Schiaretti. Sopesó y decidió jugar a fondo. El sentido de «defensa de Córdoba» es una marca registrada en la política local. Quién mejor la sintetizó fue De la Sota, en una de las batallas contra Cristina Kirchner por los recursos de la Anses para cubrir el déficit de la Caja de Jubilaciones: «Yo peleo por Córdoba, no por pelear», era su latiguillo.
«Más allá de los insultos nosotros estamos dispuestos a ayudar al Gobierno nacional para que encamine la economía, para que podamos progresar y que no sea otra oportunidad perdida. Ahora también le digo al Gobierno nacional que no cuente conmigo para entregar a Córdoba, a los trabajadores y a la región productiva de la Argentina», dijo Llaryora en un claro posicionamiento, distinto al que sostuvo hasta la semana pasada.
«Nos vamos a bancar los ataques y los agravios. Somos hombres de diálogo y de consenso. Pero Córdoba no se entrega, no se arrodilla. Sigue de pie y no esperen de este gobernador que acompañe absolutamente nada que perjudique a los cordobeses», agregó ante la ovación de sus vecinos.
Se espera una jugada en espejo de Maximiliano Pullaro: «que haga santafesinismo», como dice un ministro cordobés. En esta estrategia, Llaryora se posicionó como un defensor de la obra pública, otra marca de gestión, pero también de la subvención a la cultura.
«¿Ustedes que creen que cuando Cosquín hace las lunas no se llenan todos los hoteles, no venden todos los restaurantes de Cosquín y se movilizan la economía? ¿O cuando lo hace Jesús María? ¿O cuando también cuándo lo hace Villa María, no genera un movimiento económico que a veces es uno de los más grandes que se realizan en esa ciudad? Aún en esta corriente que hay hoy en contra de la cultura, nosotros decimos en Córdoba la cultura se defiende». Y redobló: «La cultura es el pan que alimenta el alma de los pueblos».