La Liga Musulmana de Pakistán (PML-N) y el Partido del Pueblo Pakistaní (PPP) indicaron en una conferencia de prensa que se proponían constituir una mayoría legislativa con otras pequeñas formaciones políticas.
«Los partidos aquí presentes constituyen cerca de dos tercios de la Cámara electa», afirmó el presidente de la PML-N, Shebaz Sharif, según detalló la agencia de noticias AFP.
El ex primer ministro Khan, ganador de los comicios de 2018, popular exjugador de críquet de 71 años fue despojado del cargo por una moción de censura en 2022 y recibió tres largas condenas de cárcel días antes de los comicios.
Su partido, Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI), no pudo participar como bloque en los comicios, pero los candidatos independientes que contaban con su respaldo fueron los más votados, con unos 90 escaños de los 266 en juego.
La Asamblea Nacional del país, cuenta con 336 escaños, 70 de los cuales están reservados a las mujeres y a las minorías religiosas y se asignan proporcionalmente.
Los comicios se vieron salpicadas por episodios de violencia, como dos explosiones reivindicadas por el Estado Islámico que dejaron 28 muertos el miércoles.
Además, dos personas murieron en enfrentamientos entre la policía y seguidores de Khanl.
La campaña estuvo poco animada, prueba del desencanto con la política entre los paquistaníes, que en un 70% «no confían en la transparencia de las elecciones», según una encuesta del instituto Gallup.
Pakistán, que dispone del arma atómica y ocupa una posición estratégica entre Afganistán, China, India e Irán, afronta numerosos desafíos.
La seguridad se degradó desde que los talibanes regresaron al poder en Afganistán en agosto de 2021. La economía paquistaní acusa una deuda gigantesca y una inflación que ronda el 30%.